2013: el fin de la indulgencia
Columna JFM

2013: el fin de la indulgencia

Cuando comience el próximo periodo ordinario del Congreso, en febrero, se estarán agotando también los cien días de indulgencia que, según la mitología política, tiene cada gobierno para construir sus proyectos. En realidad es un plazo que pocas veces se cumple. Carlos Salinas se tuvo que ganar a pulso su legitimidad con varias acciones que definieron la primera mitad de su administración, entre ellos el célebre quinazo. Ernesto Zedillo no tuvo ni un día de indulgencia. A una semana de asumir el poder había un nuevo levantamiento en Chiapas y dos semanas después la crisis económica azotaba al país. Vicente Fox tuvo mucho más que 100 días de indulgencia y se desaprovecharon de una forma irremediable. Nunca se volvieron a recuperar ni ese tiempo si esas expectativas. El de Felipe Calderón fue, desde el inicio, un gobierno bajo acoso. No tuvo ni un minuto de indulgencia.

Cuando comience el próximo periodo ordinario del Congreso, en febrero, se estarán agotando también los cien días de indulgencia que, según la mitología política, tiene cada gobierno para construir sus proyectos. En realidad es un plazo que pocas veces se cumple. Carlos Salinas se tuvo que ganar a pulso su legitimidad con varias acciones que definieron la primera mitad de su administración, entre ellos el célebre quinazo. Ernesto Zedillo no tuvo ni un día de indulgencia. A una semana de asumir el poder había un nuevo levantamiento en Chiapas y dos semanas después la crisis económica azotaba al país. Vicente Fox tuvo mucho más que 100 días de indulgencia y se desaprovecharon de una forma irremediable. Nunca se volvieron a recuperar ni ese tiempo si esas expectativas. El de Felipe Calderón fue, desde el inicio, un gobierno bajo acoso.

No tuvo ni un minuto de indulgencia.

Hacia mucho, por lo tanto, que no había un inicio sexenal con tantas expectativas cumplidas en apenas tres semanas de gestión. En unos días se firmó el Pacto por México; el presidente Peña, su secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong y el titular de Hacienda, Luis Videgaray, se han reunido una y otra vez con los dirigentes partidarios y sus coordinadores parlamentarios. Han salido adelante distintos acuerdos en el Congreso, desde la ley de ingresos (la de egresos está ya en la cámara de diputados), hasta, en principio, la reforma educativa, y el escenario, pese a disputas y forcejeos inevitables, es muy prometedor para el año próximo. Incluso en el terreno de la seguridad las mismas noticias que hasta algunas semanas eran primera plana hoy quedan en interiores, al tiempo que parece existir una disminución real de la violencia en varios puntos del país.

Pero la administración Peña tiene que ser conciente de que el periodo de indulgencia concluirá y por eso mismo debe apresurar para principios de año, sus principales reformas, entre ellas las energéticas y la fiscal.

Pero no necesita concentrarse exclusivamente en sacarlas adelante: eso hicieron otros gobiernos y se estancaron. En los cuatro principales ámbitos en este sentido: la seguridad, la energía, lo fiscal y lo educativo, hay muchas cosas que se pueden hacer mientras salen las reformas. En seguridad se supone que hoy durante la reunión del consejo nacional de seguridad pública se dará a conocer cómo queda el andamiaje institucional en el sector, quiénes serán sus responsables y qué líneas se llevarán adelante en el futuro inmediato.

En lo energético todos, o la gran mayoría, estamos de acuerdo en que una reforma que abra, modernice y liberalice el sector y sobre todo a Petróleos Mexicanos, es imprescindible. Lo de privatizar Pemex es una tontería que sólo se creen los que la propagan. Pero incluso ahora, sin esos cambios, en Pemex se puede hacer mucho más, lo mismo que en casi todo el sector energético. Los contratos de riesgo compartidos, pese a todas sus limitaciones, permitieron enormes avances en el último año. La depuración de la empresa, mejorar sus sistemas operativos, acabar con una corrupción que no se fue en algunos ámbitos ni antes ni durante el panismo, son medidas en las que se puede avanzar desde hoy. Algo similar ocurre en lo fiscal aunque allí la reforma integral quizás es más necesaria que en ninguno de los otros tres capítulos.

En el terreno educativo, el principal desafío es político. La verdadera resistencia está en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que ya ha comenzado a movilizarse en su contra, mientras muchos observadores ideologizados siguen poniendo la mira en un Sindicato que le ha dado su apoyo por la sencilla razón de que le conviene y está convencido de hacerlo. Lo de la Coordinadora es importante porque allí confluyen muchos intereses: los propios de esos grupos que de imponerse la reforma perderán, ellos sí, sus espacios y las enormes prerrogativas de las que gozan en estados como Oaxaca, Michoacán y Guerrero; los de los grupos más radicales que tienen presencia en su dirigencia y en su base, desde los derivados del EPR hasta los partidarios de Morena; la oposición interna en el PRD: de allí viene, por ejemplo, René Bejarano. Y además saben que existe un camino que probaron el primero de diciembre y que pueden volver a transitar. La protesta que se prepara quiere involucrar lo educativo, con lo fiscal y lo energético: la defensa de las prerrogativas de la Coordinadora irá entonces de la mano con la “defensa” de Pemex y con la oposición “al aumento generalizado” al IVA.
No hay periodo de gracia que dure demasiado. Este tampoco durará.

* * *

PD: a partir de hoy nos tomaremos unos días de descanso. Estas Razones volverán a estar con sus lectores el lunes 7 de enero. A todos ustedes lo mejor, una feliz Navidad y un mejor 2013…claro si el próximo viernes 21 no nos alcanza el pronosticado fin del mundo.

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