AMLO gasta, el PRD paga
Columna JFM

AMLO gasta, el PRD paga

Comprender a nuestros partidos políticos es bastante sencillo: son incapaces de reconocer un error y mucho menos aceptar que sean sancionados, hayan cometido o no una infracción. Pero mucho más allá de eso, cuando se trata de asuntos de dinero, los partidos actúan sencillamente como pandilleros: hacen lo que sea para conseguir más por una parte y ya no hablemos para ahorrarse una multa.

Comprender a nuestros partidos políticos es bastante sencillo: son incapaces de reconocer un error y mucho menos aceptar que sean sancionados, hayan cometido o no una infracción. Pero mucho más allá de eso, cuando se trata de asuntos de dinero, los partidos actúan sencillamente como pandilleros: hacen lo que sea para conseguir más por una parte y ya no hablemos para ahorrarse una multa.

El PRD y sus aliados de las elecciones de julio pasado se han ganado una multa por el desorden y el descontrol que tienen siempre esos partidos en términos de dinero y administración. Ha habido demasiada indulgencia para el perredismo a lo largo de la historia: desde el manejo administrativo en los gobiernos capitalino y en la mayoría de los estados en los que ha gobernado el PRD hasta el affaire de René Bejarano y otros dirigentes partidarios llevándose millones de pesos en efectivo (daba cierta ternura escuchar a Dolores Padierna quejándose de la multa que les aplicó el IFE y diciendo que en el equipo de campaña no tenían ni para pagar panfletos), siguiendo con los obvios gastos de campaña en el 2006 o en el 2012 (¿recuerda usted el pase de charola con varios empresarios de un asesor electoral de origen uruguayo que trabajaba con Andrés Manuel?) y con la forma en que presentaron las cuentas en esta elección. Según la comisión de vigilancia del IFE, el Movimiento Progresista no presentó cuentas claras, y ni siquiera sumó correctamente sus gastos. Algunas de las justificaciones diciendo que la publicidad era para diputados y senadores pero que llevaba la foto y el nombre de AMLO para que tuvieran mayor identificación los electores es absurdo. Lo cierto es que rebasaron los gastos de campaña. Lo cierto es que una vez más tienen un desorden notable en el ámbito administrativo y en el manejo de recursos y querer justificarlo diciendo que existe saña del IFE en su contra es una tontería. Que un sector del PAN, el encabezado por Gustavo Madero, lo secunde, es una tontería multiplicada al cuadrado.

Pero lo más grave es llegar a decir que si el IFE sanciona al PRD se irán del Pacto por México, como si hubiera alguna relación entre los dos temas, o proponer realizar un juicio político contra los consejeros del IFE porque no les gustó la resolución sobre la multa. No entienden los partidos que no pueden destrozar una institución cada vez que no les gusta una decisión o pierden una elección. La reforma del 2007 fue un error y el descabezamiento del IFE que le hizo perder en buena medida su autonomía al Instituto fue un error aún mayor. El IFE actual y la legislación electoral que nos rige incluyendo todo lo relacionado con los gastos de campaña es la que decidieron los partidos, en particular el PRD, ya que la reforma del 2007 se hizo a modo para ese partido.

En parte es comprensible que para el perredismo esta situación sea tan crítica. En realidad están viviendo el peor de los mundos posibles: tienen que pagar una multa millonaria (la mayor parte de los 120 millones los pagará el PRD, mucho menos el PT y Movimiento Ciudadano) por una campaña en la que los dejaron afuera, ya que López Obrador lo único que le permitió al perredismo es que le entregara el dinero para la campaña y no dejó ser parte de ella ni siquiera a los principales dirigentes de los Chuchos, Jesús Ortega y Jesús Zambrano. El candidato se fue del partido en cuanto concluyó la elección y ha formado su propia fuerza política que por supuesto no tiene que pagar multa alguna, un partido, el Morena, que además, le competirá al PRD por su mismo electorado. En lugar de indignarse con el IFE, el perredismo tendría que exigirle cuentas (y cobrárselas) a López Obrador y su equipo, que fueron los que manejaron la campaña y obviamente también sus recursos.

Sobre el PAN, la posición de desconocer al IFE para apoyar a López Obrador sólo puede entenderse como una estrategia para apuntalar la alianza con el PRD en las elecciones locales de julio próximo. Está bien, pero no pueden, una vez más, olvidarse de que son un partido institucional. De todas formas se comprende la posición del equipo de Gustavo Madero: lo verdaderamente insólito de lo que ha reportado el IFE y de lo que hizo la dirigencia del PAN en las elecciones pasadas es haber gastado 115 millones de pesos por debajo del tope permitido de gastos de campaña: Josefina Vázquez Mota tuvo que competir gastando un tercio menos que el PRI y el PRD, no porque no hubiera dinero, sino porque la dirigencia de su partido se lo escamoteó.

Por eso, más allá de los propios errores de campaña se puede explicar cómo el PAN terminó en tercer lugar. Cuando Josefina decía que no tenía apoyo de la dirigencia de su partido en la campaña, tenía razón. Para algunos era más importante conservar la dirección del partido (y tener dinero para ese momento) que buscar la presidencia de la república con todos sus recursos.

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