Los porros y la impunidad
Columna JFM

Los porros y la impunidad

Ha habido porros famosos en su vida estudiantil que han terminado alcanzado gubernaturas y hasta secretarías técnicas de reciente conformación. Otros apenas están comenzando pero no les va demasiado mal. Freddy Gil Pineda es el alcalde de Santos Reyes Nopala, un municipio cercano a la costa oaxaqueña, por la zona de Puerto Escondido. El alcalde convocó a los pobladores de la llamada región chatina, a armarse para defender supuestamente su seguridad. No ha dicho de dónde salen las armas pero van ya más de 400 personas armadas que se identifican como un grupo de autodefensa basado en sus “usos y costumbres”.

Ha habido porros famosos en su vida estudiantil que han terminado alcanzado gubernaturas y hasta secretarías técnicas de reciente conformación. Otros apenas están comenzando pero no les va demasiado mal. Freddy Gil Pineda es el alcalde de Santos Reyes Nopala, un municipio cercano a la costa oaxaqueña, por la zona de Puerto Escondido. El alcalde convocó a los pobladores de la llamada región chatina, a armarse para defender supuestamente su seguridad. No ha dicho de dónde salen las armas pero van ya más de 400 personas armadas que se identifican como un grupo de autodefensa basado en sus “usos y costumbres”.

Dice el alcalde que se basa nada menos que en la Constitución para armar a la gente al margen de las fuerzas de seguridad del estado y cree que tendrá una fuerza armada de unos mil elementos a la vuelta de unas semanas. Como es norma, estos señortes no se identifican, no se sabe de dónde salen y van, todos, con los rostros cubiertos por pañuelos o paliacates. El gobierno del estado le ha exigido desarmar a la gente pero el alcalde se ha negado. Dice que está en su derecho. Y no pasa nada.

Freddy Gil es un no tan viejo porro de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Es conocido como El Malvavisco, está acusado de innumerables actos violentos y uno de los más destacados en los que participó fue, hace una década, la quema del Paraninfo de la propia Universidad. Con toda su historia llegó a alcalde, por el PRI, a esa comunidad y ahora desde esa posición desafía a las instituciones del estado. Es parte de la misma estrategia de grupos de “autodefensa” que recuerdan tanto a los orígenes de las FARC como de los grupos paramilitares de ultraderecha en Colombia. Algo similar está ocurriendo no demasiado lejos de allí en la Costa Chica de Guerrero. Y no parece que exista una estrategia para detener ese avance de grupos sin control que crecen en algunas de las zonas más pobres del país.

Se habla mucho de reformas educativas, se aprueban incluso modificaciones constitucionales en ese ámbito pero nadie quiere o puede poner atención en el mayor peligro que se cierne sobre la educación, que son precisamente estos grupos violentos, de presión, que se pueden enmascarar en cualquier membrete, pero que terminan medrando con la educación por causas que nada tienen que ver con ella.

Pueden identificarse como de izquierda o de derecha, pero en realidad son lo mismo. Hace unos meses los “estudiantes” y normalistas de Guerrero estuvieron durante meses en paro porque no querían aprender inglés ni informática. Dicen que no la necesitaban. En realidad lo que no quieren es estudiar o trabajar. Ahora la dirección del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM está tomada, luego de innumerables actos vandálicos en su interior, por un grupo de porros, encabezados por un personaje apodado El Chompiras, que desde hace años ha repetido una y otra vez acciones violentas contra la institución, alumnos, profesores y administrativos del CCH Naucalpan. Originalmente dijeron que se oponían al plan de estudios, y sobre todo, ellos también, a aprender inglés. Luego fueron manejando otras versiones. En realidad es una lucha por mantener la venta de drogas dentro del plantel, que maneja precisamente este personaje, El Chompiras. El narcaomundeo en las escuelas es una de las principales formas de financiarse que tienen estos grupos que utilizan el saqueo, los actos vandálicos y la extorsión para imponer sus bases de control. No son de derecha ni de izquierda, aunque se presenten con distintas banderas ideológicas, son simplemente delincuentes que al manifestarse como grupos políticos adquieren impunidad.

Tarde o temprano alguien tiene que cortar esa cadena de impunidad que afecta todo el sistema educativo. Me parece muy bien que se ponga atención en la evaluación, en la actuación del sindicato o en muchos otros temas pero lo cierto es que si no se rompe con todos esos grupos, que van desde secciones sindicales independientes con agenda propia hasta grupos dizque estudiantiles, porros, grupos de presión y muchos otros, mientras que con la excusa de distintas banderas políticas pueden perderse meses completos de clases, no aceptar planes de estudios elementales, mientras se pueda cometer cualquier tipo de delitos y hasta luchar por los lugares de venta de droga, con total impunidad, tanta que sus líderes hasta llegan a cargos políticos importantes, la educación pública no progresará y lo único que seguirá creciendo es una educación privada, sin duda legítima, pero que no pueden alcanzar millones de mexicanos

¿Otro Pacto?

Lo dicen los muy malosos, pero aseguran que uno de los capítulos oficiosos del Pacto por México es que el PRD apostará y ganará en la desarticulación del actual consejo del Instituto federal Electoral, mientras que el PRI decidirá la misma suerte con el IFAI. Faltará por ver qué le toca, si es que algo le toca, al PAN.

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