Cayó Elba ¿y después?
Columna JFM

Cayó Elba ¿y después?

El sábado la PGR solicitó la orden de aprehensión contra Elba Esther Gordillo; al día siguiente, el lunes, el presidente Peña Nieto promulgó la reforma educativa; ayer, a las siete de la noche, Elba Esther Gordillo, estaba detenida en el aeropuerto de Toluca acusada de malversar y lavar más de dos mil millones de pesos provenientes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Según el procurador Jesús Murillo Karam, esos movimientos podrían ser sólo la punta del iceberg ya que estarían investigando más de 80 cuentas relacionadas con el SNTE: esos dos mil millones provendrían sólo de dos de esas cuentas, con ramificaciones en Suiza, Liechenstein y Estados Unidos.

El sábado la PGR solicitó la orden de aprehensión contra Elba Esther Gordillo; al día siguiente, el lunes, el presidente Peña Nieto promulgó la reforma educativa; ayer, a las siete de la noche, Elba Esther Gordillo, estaba detenida en el aeropuerto de Toluca acusada de malversar y lavar más de dos mil millones de pesos provenientes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Según el procurador Jesús Murillo Karam, esos movimientos podrían ser sólo la punta del iceberg ya que estarían investigando más de 80 cuentas relacionadas con el SNTE: esos dos mil millones provendrían sólo de dos de esas cuentas, con ramificaciones en Suiza, Liechenstein y Estados Unidos.

Hasta allí la explicación oficial. Las repercusiones políticas son más que obvias pero se tendrá que ver aún hasta dónde llegan. Hace 24 años, entre enero y febrero de 1989, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, ordenó la detención de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, en esos años el líder sindical más poderoso del país, que había amenazado con “hundirse” al presidente Miguel de la Madrid y que había apoyado solapadamente la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en contra del propio Salinas de Gortari en los comicios del 88. La Quina fue acusado de acopio de armas y de otros delitos, incluyendo el asesinato de un agente del MP que se dijo entonces había muerto al realizarse el allanamiento de la casa del líder en Ciudad Madero (aunque luego se divulgó que en realidad el MP habría muerto un día antes en Chihuahua). Poco después de la caída de La Quina cayó Carlos Jonguitud, el líder vitalicio del SNTE. Junto con Carlos Romero Jacobo entrevistamos en los primeros días de febrero del 89 a Jonguitud. Fue una plática larga y, de parte de él, con alto consumo etílico. Jonguitud nos dijo que él “jamás había escuchado a Salinas hablar de reformas”. Cayó unos días después. Lo reemplazó al frente del SNTE, quien era, en muchos sentidos, la segunda de a bordo en ese sindicato, Elba Esther Gordillo. Parece que ahora la historia se repite.

Pero hay que ver qué hacen los distintos actores. Primero, el propio sindicato. Elba Esther tiene un control bastante estrecho del SNTE. No desaparecerá en unas horas, sobre todo mientras se ve cómo evolucionan las acusaciones y sobre todo quién o quiénes se quedarán (aunque sea mientras Elba esté detenida) con el control del sindicato. Pero hay también una diferencia muy importante, institucional, respecto al 89: hoy la educación está federalizada. Eso quiere decir que en cada estado el margen de negociación y operación de los gobernadores con los líderes locales es amplio, sobre todo en términos salariales y de prestaciones. No es una casualidad que al mismo tiempo que Elba Esther era detenida, el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, estuviera reunido con los distintos gobernadores del país, algunos de los cuales, a su vez, han tenido enfrentamietnos con Elba pero otros en buena medida le deben haber ganado sus elecciones.

Si la operación del gobierno federal en todo esto es clave para saber qué ocurrirá en el futuro, la de los gobernadores no será menos importante: la fuerza del SNTE está precisamente allí, en los estados. Y ello se replica además en los comicios estatales en los acuerdos con el propio sindicato o con Nueva Alianza.

Se dice que la decisión política adoptada en torno a la información financiera que terminó con la detención de Elba Esther, estuvo derivada de acercamientos que habrían tenido dirigentes del sindicato y la propia Elba, con dirigentes del Morena de López Obrador y la Coordinadora, en torno a la oposición a la reforma educativa. Puede ser: el SNTE cometió muchos errores en la forma en que se enfrentó a la reforma educativa, incluso en capítulos en los que podría haber ganado el debate. Pero pareciera también que la decisión política que persistía en el fondo de la administración Peña, es el deslinde, poner distancia con un personaje que no habían tocado en la campaña electoral (el único enfrentamiento real con Elba en la campaña lo protagonizó Josefina Vázquez Mota) y del que ahora se desligan completamente, asumiendo beneficios y también costos (que los habrá).

Queda para el final un punto: ¿se repetirá la historia de hace 24 años también en el sindicato petrolero?. Por lo pronto este fin de semana supimos que Carlos Romero Deschamps le regaló a su hijo, para que lo gozara en las calles de Miami, un Ferrari Enzo, una edición de élite de apenas dos millones de dólares. ¿No son esos movimientos financieros sospechosos?

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