Acotando la discrecionalidad
Columna JFM

Acotando la discrecionalidad

El viernes los coordinadores del PRI, PAN y PRD en el senado aceptaron que se realizarán algunas modificaciones a la minuta que envió la cámara de diputados sobre las nuevas leyes de telecomunicaciones, mismas que incluyen varias reformas constitucionales y legales, una reforma por definición compleja, técnica pero con enorme repercusión económica y política.

El viernes los coordinadores del PRI, PAN y PRD en el senado aceptaron que se realizarán algunas modificaciones a la minuta que envió la cámara de diputados sobre las nuevas leyes de telecomunicaciones, mismas que incluyen varias reformas constitucionales y legales, una reforma por definición compleja, técnica pero con enorme repercusión económica y política.

No habrá, también hay que decirlo, ninguna modificación que altere el sentido profundo de la minuta que sacaron adelante los representantes de los partidos en el Pacto por México y que aprobaron sin cambios los diputados. Pero algunos cambios son imprescindibles porque en la dinámica de acuerdos políticos y secreto que rodeó la elaboración de ese acuerdo, lo cierto es que existen algunos errores que deben ser subsanados y conceptos que sería muy costoso, social y políticamente, de trasladar a la Constitución, como se pretende.

Está demás seguir debatiendo sobre la necesidad que tienen las fuerzas políticas de seguir llenando el texto constitucional de cuanto acuerdo coyuntural consideran estratégico. En realidad la Constitución no está ni sirve para eso y el único interés de llevar a ella tantos acuerdos de todo tipo, desde electorales hasta económicos, es para darles un blindaje mayor de cara al futuro, considerando que un cambio constitucional requiere de dos terceras partes de los votos en el Congreso y de la aprobación de la mitad, por lo menos, de las legislaturas estatales. Por eso se termina cambiando una y otra vez la Constitución y llenándola de compromisos que no tendrían porqué ser parte de la carta magna.

El hecho es que sobre ese esquema se trabaja y en esa lógica se tendrán que hacer algunos cambios en la minuta. Si nos atenemos a lo que dijeron la enorme mayoría de los especialistas (algunos mucho más especialistas que otros) en la consulta realizada en la cámara alta, uno de los temas que se tendrán que revisar son los de los márgenes de autonomía del nuevo Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL) contemplado en la ley y que superan, con mucho, las de cualquier instituto regulador de telecomunicaciones en el mundo. No sólo atribuciones directas de amplísimo espectro en la entrega de concesiones sino también en la anulación de las mismas, sin contar con un articulado claro de cuáles serían esas causas y cuándo y cómo se deberían adoptar. Tampoco queda claro cómo se establecerán los criterios de dominancia en un mercado y llama la atención la discrecionalidad que se le otorga al IFETEL para operar en ese sentido. Mucho más el poder que se le otorga a ese instituto para censurar y castigar los contenidos de cualquier medio electrónico, basándose sólo en conceptos generales , en algunos casos éticos (información objetiva, justa, plural, oportuna) que no pueden quedar a la libre interpretación de siete consejeros que, además, deberán ser algo así como hombres y mujeres puros, sin experiencia política, ni empresarial, sin intereses ni pasado en el sector (¿de dónde podrán sacar especialistas en telecomunicaciones que no haya trabajado para una empresa del sector o libres de todo tipo de intereses políticos o empresariales?), una pureza que va de la mano con las supuestas atribuciones que tendrán, que serán tan amplias, si se votan como están en el texto de la ley, y vaya que necesitarán de extrema pureza para no contaminarse a la hora de trabajar cotidianamente en torno a ellas.

Hay otros puntos, muchos revisables. También hay varios que podrán ser atenuados a la hora de trabajar sobre las leyes reglamentarias, aunque no dejar de ser perverso políticamente aprobar cosas en la Constitución para luego diluirlas o ponerles límites mucho más estrictos en las leyes. Pero lo importante es que se puedan hacer ajustes que impidan, sobre todas las cosas, la discrecionalidad y la inseguridad jurídica para usuarios e inversionistas.
No se sabe aún la dimensión que podrán tener ese cambios que se presentarán en comisiones probablemente el martes, pero no deja de ser una buena señal que se haya roto la “línea” de no tocar la iniciativa ni con el pétalo de una rosa.

La niña de El Salvador

Valeria fue secuestrada en Texcoco el pasado primero de abril. Este fin de semana apareció en un poblado de El Salvador, abandonada en una ranchería por un sujeto que cuando regresó a recogerla fue detenido. Nadie sabe, por lo menos hasta el momento de escribir estas líneas, como Valeria pudo ser secuestrada en Texcoco y cómo cruzó las fronteras de México y Guatemala, por lo menos, para llegar a El Salvador. Lo que sí confirma este hecho, es que el tráfico de personas está más activo que nunca, que ya es un gran negocio de grupos delincuenciales nacionales e internacionales y agreguemos nosotros un negocio en el que intervienen cada vez más los cárteles de la droga que operan en México y en otros países.

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