Maduro y la diferencia con el 2006
Columna JFM

Maduro y la diferencia con el 2006

Como dijo Time ante los resultados electorales en Venezuela, aunque fuera ganando en forma muy discutida, Nicolás Maduro perdió y mucho el pasado domingo: perdió votos, perdió liderazgo y perdió la posibilidad de posicionarse como el heredero natural de Hugo Chávez. Ayer se abrió la lucha por la sucesión en Venezuela entre el propio chavismo. Después de una campaña en la cual, sin disimulo alguno, todo el poder del Estado se lanzó a refrendar la campaña de Maduro, el que ganara por apenas un uno por ciento de los votos resulta notable.

Para Raquel, en su primer año

Como dijo Time ante los resultados electorales en Venezuela, aunque fuera ganando en forma muy discutida, Nicolás Maduro perdió y mucho el pasado domingo: perdió votos, perdió liderazgo y perdió la posibilidad de posicionarse como el heredero natural de Hugo Chávez. Ayer se abrió la lucha por la sucesión en Venezuela entre el propio chavismo. Después de una campaña en la cual, sin disimulo alguno, todo el poder del Estado se lanzó a refrendar la campaña de Maduro, el que ganara por apenas un uno por ciento de los votos resulta notable.

Algún simpatizante lopezobradorista me pedía en Twitter que explicara ahora los resultados de Venezuela, comparándolos con los de 2006 en México. La verdad es que salvo lo cerrado del resultado no existen más similitudes. Vayamos por parte: primero, el gobierno bolivariano es autoritario, se ha perpetuado en el poder durante quince años, sin contrapesos, con cambios constitucionales que le han dado al presidente un enorme poder, incluyendo el uso discrecional de las finanzas públicas, con un control casi absoluto de los medios que incluye una censura previa a muchos de ellos, y la expropiación lisa y llana de todos aquellos que fueron opositores.

El gobierno autoritario de Hugo Chávez que heredó Nicolás Maduro, tiene el control directo de los organismos electorales y de la justicia (la procuradora del país es la esposa de Maduro), también del ejército y de los recursos. Durante la campaña electoral Nicolás Maduro, según cifras oficiales, tuvo 40 veces más publicidad que su opositor Henrique Capriles. Durante la campaña, Maduro pudo utilizar hasta el mismo día de la elección en forma abierta todos los medios públicos del país para hacerse publicidad, incluyendo largos anuncios, discursos y programas de abierta difamación de su adversario. Capriles no pudo tener publicidad en la televisión pública (que gracias a la política de expropiaciones de Chávez, es, con mucho la de mayor cobertura en el país). Maduro utilizó todos los instrumentos de la presidencia durante la campaña, pero es más: Maduro detenta la presidencia interina de Venezuela en forma ilegal. Maduro estaba impedido constitucionalmente, al ser vicepresidente de asumir la jefatura del Estado. Esa posición le correspondía constitucionalmente al líder del Congreso, Diosdado Cabello. Un acuerdo político en la cúpula del régimen desplazó al sucesor legal y le dio la posición a Maduro, para que, precisamente, pudiera desde la presidencia hacer su campaña electoral.

Las autoridades electorales fueron designadas por el régimen sin presencia de opositores y, como decíamos la justicia, incluida la electoral, está manejada directamente por la procuradora del país, Cilia Flores, esposa del presidente y candidato Maduro. Capriles no pudo tener apoyo en las instituciones electorales, ni acceso a los medios, ni posibilidad de presentar siquiera impugnaciones al proceso. Puede reclamar el recuento voto por voto y hace bien en pedirlo porque haber quedado en esas condiciones a sólo un punto de Maduro es una hazaña, sin embargo será difícil realizar un recuento real porque desde la pasada elección el régimen de Chávez había tornado buena parte del sistema de votación en electrónico y técnicamente es muy complejo saber si hubo o no alteraciones.

López Obrador perdió en el 2006 por 300 mil votos en una competencia abierta, donde dispuso de los mismos tiempos de prensa y televisión que sus adversarios, con un control y regulación hasta excesivo de lo que se podía o no hacer en medios; con un gobierno que desde tres meses antes de la elección (a nivel federal y local) no pudo hacer ningún tipo de publicidad, mucho menos electoral; en una lucha entre tres grandes fuerzas políticas en la que obviamente ningún candidato estaba en el poder ni gozaba de prerrogativas especiales ni de los recursos del Estado para su campaña; en una elección organizada por un Instituto Electoral independiente y con un sistema de justicia electoral también independiente, en comicios en los que participaron más de tres millones de ciudadanos cuidando todas y cada una de las casillas electorales. No se hizo el recuento voto por voto de todos los paquetes electorales porque la ley no lo permitía pero sí de todos los paquetes cuestionados, mucho más del 50 por ciento de la elección. Ese recuento incluso amplió la ventaja de Calderón. En los comicios del 2006 pudo haber ganado López Obrador, y si hubiera tenido 300 mil votos más se hubiera reconocido su triunfo porque el sistema está diseñado para eso. En Venezuela el sistema estaba construido para que, como fuera, ganara Maduro, así fuera porque, como dijo el propio Maduro, el espíritu de Chávez se lo había dicho adoptando la forma de un pajarito que le habló al oído.

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