La “consagración” de César Duarte
Columna JFM

La “consagración” de César Duarte

Abril y principios de mayo han sido meses de vértigo para el gobernador de Chihuahua, César Duarte. Primero un comentadísimo cumpleaños, para el cual, según relata la prensa local se contrató a “Juan Gabriel, Pablo Montero, el Mariachi Vargas, Francisco Céspedes y Alicia Villarreal, quienes cantaron Las Mañanitas y amenizaron la fiesta del gobernador chihuahuense…Para el festejo del mandatario local, el cual se realizó el sábado en la Casa de Gobierno, ubicada en la Avenida Zarco, se cerraron las calles aledañas a la mansión oficial, se arreglaron los jardines e interiores de la misma, para un festejo que duró varias horas, incluso hasta la madrugada del domingo”.

Abril y principios de mayo han sido meses de vértigo para el gobernador de Chihuahua, César Duarte. Primero un comentadísimo cumpleaños, para el cual, según relata la prensa local se contrató a “Juan Gabriel, Pablo Montero, el Mariachi Vargas, Francisco Céspedes y Alicia Villarreal, quienes cantaron Las Mañanitas y amenizaron la fiesta del gobernador chihuahuense…Para el festejo del mandatario local, el cual se realizó el sábado en la Casa de Gobierno, ubicada en la Avenida Zarco, se cerraron las calles aledañas a la mansión oficial, se arreglaron los jardines e interiores de la misma, para un festejo que duró varias horas, incluso hasta la madrugada del domingo”.

Si la fiesta  fue en la casa de gobierno y con tal cantidad de artistas e invitados, cierres peatonales y demás, se habrán utilizado recursos públicos, pero ese es otro tema. Después tuvo una exitosa, en los personal, visita a la feria de San Marcos en Aguascalientes, donde le terminaron “donando”, mire usted qué suerte, un caballo cuarto de milla valuado en 100 mil dólares pero que el gobernador dijo que sólo costaba unos 150 mil pesos y que lo aceptaba para mejorar la raza (equina) en el estado.

Pero lo mejor ocurrió entre el cumpleaños y la Feria de San Marcos. El gobernador hizo lo que nunca antes había hecho un gobernante en el México post revolucionario: en presencia de los responsables de los tres poderes del estado, de toda la jerarquía eclesiástica y de todo su gabinete, Duarte “entregó”  el estado a Dios, en una ceremonia religiosa de “consagración” a la que asistieron 10 mil personas, incluida, obviamente, toda la clase política local.

Allí, el gobernador ofreció perdón a Dios “por todo lo sucedido en el pasado en Chihuahua” y agregó, “yo, César Duarte Jáquez por este medio me consagro a mí mismo, a mi familia, a mi servicio público en la sociedad, pido al Sagrado Corazón de Jesús que escuche y acepte mi consagración, que me ayude a la intercesión del Inmaculado Corazón de María, le entrego a Dios y a su divina voluntad todo lo que somos, todo lo que tenemos en el estado de Chihuahua…Le pido a Dios que nos ayude a cambiar todo lo que no sea de él, yo César Duarte declaro mi voluntad delante de Dios, delante de los señores obispos y de mi pueblo, amen”.

Duarte, que tendrá elecciones locales el 7 de julio próximo, voló luego a Aguascalientes (a recibir el caballo, etc) donde declaró que no había violado el estado laico con la ceremonia “porque fue un acto privado”. Yo no sé qué entiende el gobernador por acto privado, pero definitivamente no lo es cuando asisten 10 mil personas, los tres poderes del estado, todo el gabinete, toda la jerarquía eclesiástica y cuando el gobernador consagra a todo un estado a un culto religioso. Tiene derecho Duarte a realizar en privado los gestos y actos de entrega religiosos que desee. Pero no de involucrar a toda la sociedad, a toda la clase política y a los tres poderes del estado. El Estado mexicano es laico, no profesa religión alguna, entre otras razones porque ello le da garantías y derechos a las minorías, religiosas, sociales, étnicas, políticas, sexuales. Un gobernante no puede “entregar” un estado a una religión, por muy respetable que sea, sin violar una de los principios  fundamentales de la Constitución y vulnerando el andamiaje, el pacto social, sobre el que se construyó el Estado mexicano contemporáneo. El gobernador fue elegido para gobernar para todos con base en las leyes, no en preceptos religiosos se coincida o no con ellos.

Mención aparte merece la declaración de que le pedía perdón a Dios por todo lo que había ocurrido en Chihuahua. Lo sucedido en este magnífico estado desde hace años es responsabilidad de los gobernantes…no involucremos a Dios en ello. Chihuahua ha tenido el mayor porcentaje de muertes en por lo menos los últimos quince años; ha tenido historias terribles de asesinatos brutales de mujeres, las tristemente célebres muertas de Juárez, un hecho que nunca ha sido resuelto ni castigado; que sigue teniendo, pese a avances discretos, altos índices de violencia; donde los jóvenes han sido, junto con las mujeres, las principales víctimas; donde los distintos gobiernos ignoraron durante años el compromiso social con las familias para otorgarles a esas mujeres (sobre todo) y esos hombres que trabajaban en su industria, en sus maquiladoras, en sus campos, las oportunidades básicas para salir adelante. Por eso el deterioro social, por eso el altísimo involucramiento de jóvenes en pandillas, por eso la violencia contra las mujeres. No sé si con ello la sociedad se alejó de Dios, sé que los gobernantes no cumplieron con su responsabilidad. Y que con actos de conversión y entrega religiosa hechos públicos en los prolegómenos de una campaña electoral, se alejan aún más de ellas y del cumplimiento de la ley.

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