Dentro de dos o tres meses…
Columna JFM

Dentro de dos o tres meses…

Por supuesto que participar como invitado en la reunión del Grupo de los 8 en Irlanda del Norte es importante, y quizás lo sean aún más los contactos y relaciones bilaterales que se puedan desprender de ese encuentro. Pero en términos mediáticos (y también de política interna), pocas cosas resultan más importantes para México que las declaraciones del presidente Peña Nieto de que en “dos o tres meses” o sea entre agosto y septiembre estará presentada ya una reforma energética que incorporará “cambios constitucionales” que permitirán abrir el sector y generar nuevas e importantes inversiones.

Por supuesto que participar como invitado en la reunión del Grupo de los 8 en Irlanda del Norte es importante, y quizás lo sean aún más los contactos y relaciones bilaterales que se puedan desprender de ese encuentro. Pero en términos mediáticos (y también de política interna), pocas cosas resultan más importantes para México que las declaraciones del presidente Peña Nieto de que en “dos o tres meses” o sea entre agosto y septiembre estará presentada ya una reforma energética que incorporará “cambios constitucionales” que permitirán abrir el sector y generar nuevas e importantes inversiones.

No es una sorpresa pero confirma que en esos días se presentará la iniciativa; también que la misma contendrá cambios constitucionales (se había especulado con la posibilidad de que las reformas fueran sólo legales sin tocar la carta magna) lo cual es clave porque de otra manera sería un reforma probablemente un poco más que cosmética, pero a todas luces insuficiente; y tercero porque demuestra la convicción del presidente Peña de que esas reformas saldrán adelante. De otra manera no las anunciaría nada menos que en el contexto de una reunión del G-8.

Mucho se ha hablado de la reforma pero no se terminan de definir, el propio presidente Peña lo sostiene en la entrevista que citábamos, el contenido final de la misma, pero tampoco algo que no se ha analizado, por lo menos públicamente: qué sucederá con el resto del sector energético. Porque todos estamos de acuerdo con que Pemex y el petróleo son centrales en toda esta trama (y básicamente lo que suceda con explotación en aguas profundas, procesamiento de crudo y desarrollo de ductos), pero México podría ser una verdadera potencia energética más allá del petróleo. Estados Unidos está migrando en forma acelerada al gas, gracias a los enormes depósitos que tiene en varios lugares del país pero sobre todo en Texas. Los mismos tipos de yacimientos que tiene México del otro lado de la frontera, sobre todo en Tamaulipas y que han sido hasta ahora muy poco explotados. Tenemos una enorme riqueza en energía eólica, particularmente en el istmo de Tehuantepec y en zonas de la península de Baja California, pero su explotación (que tanto podría beneficiar a las comunidades) tampoco termina de ser del pleno interés de las distintas autoridades. En situaciones similares (aunque impliquen costos, espacios e inversiones mayores que la eólica) nos encontramos con la energía solar, la hidráulica e incluso la atómica que, más allá de eventos como el del maremoto en Japón, terminará más temprano o más tarde, siendo uno de los motores energéticos de la humanidad, en la misma medida en que crecen sus mecanismos y sistemas de seguridad.

Lo cierto es que en “dos o tres meses”, como dijo Peña, tendremos que tener sobre la mesa una propuesta que transforme todo el sector energético para poder explotar las enormes potencialidades del sector, en el petróleo pero también en todo lo demás. Serán los días en los que también se tendrá que sacar adelante una reforma fiscal de fondo ( no puede realizarse una verdadera reforma de Pemex sin modificar todo el entramado fiscal entre la paraestatal y la federación) que debería cambiar la forma en que pagamos y se cobran los impuestos. Será entonces cuando se debatirá la reforma política e incluso cuando se presentará en la ALDF una iniciativa del grupo parlamentario del PRD para legalizar la marihuana en la capital. Será entonces cuando se pondrán a prueba los verdaderos márgenes de acuerdo entre las fuerzas partidarias.

¿Qué tan determinantes serán las elecciones del siete de julio para alcanzar o no esos acuerdos?. Por supuesto que serán importantes, pero creo que no serán determinantes, o por lo menos no deberían serlo. Por más que se eleve el lenguaje electoral en algunos procesos, lo cierto es que parecen existir condiciones para que los comicios locales se conserven, incluso en los casos en que existan conflictos, en el ámbito local. Por supuesto, que los mismos pueden trascender esas fronteras, pero más que por los conflictos en sí, por la debilidad en la que parecen encontrarse las dirigencias de PAN y, en mucho menor medida, del PRD.

Lo del PAN es extremadamente grave, porque su papel en las reformas constitucionales es clave. Pero no parece tener fondo el desplome interno en el blanquiazul. El lunes ni siquiera se pudo reunir el Comité Ejecutivo del partido, por falta de quórum. No parece haber en el PAN, hoy, una corriente hegemónica, pero mucho menos parece serlo la de Gustavo Madero. Esa crisis interna sí puede ser un peligro que termine dinamitando los espacios de las reformas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *