Peña, petróleo y mayorías
Columna JFM

Peña, petróleo y mayorías

El debate sobre la reforma energética fue abierto por el presidente Peña Nieto durante su visita a Gran Bretaña en el contexto de la reunión del G-8. En por lo menos tres ocasiones el presidente habló de lo que esperaba de la reforma energética e hizo bien: a una reunión con los principales líderes mundiales, donde se está analizando la marcha de la economía internacional, no se va a hablar de las vicisitudes del Pacto o de las elecciones locales del 7 de julio, lo que interesa son los grandes temas que están en la agenda y pocas cosas son más importantes en el ámbito global que el futuro energético.

El debate sobre la reforma energética fue abierto por el presidente Peña Nieto durante su visita a Gran Bretaña en el contexto de la reunión del G-8.  En por lo menos tres ocasiones el presidente habló de lo que esperaba de la reforma energética e hizo bien: a una reunión con los principales líderes mundiales, donde se está analizando la marcha de la economía internacional, no se va a hablar de las vicisitudes del Pacto o de las elecciones locales del 7 de julio, lo que interesa son los grandes temas que están en la agenda y pocas cosas son más importantes en el ámbito global que el futuro energético.

La respuesta hasta ahora permite ver con mucha claridad también cómo se están alineando las fuerzas. Tanto el presidente Peña como el líder de los senadores priistas, Emilio Gamboa, han insistido en que la propuesta será presentada entre agosto y septiembre. Si bien algunos dicen en que no se ha discutido nada al respecto, lo cierto es que ha habido innumerables pláticas informales (e innumerables mesas de trabajo en el pasado) y que existe al respecto un diagnóstico completo, además de un compromiso de las dirigencias partidarias y del gobierno entre los muchos firmados en el Pacto.

Pero más allá de eso, lo importante, insistimos, es el escenario: en el PRI no parece haber fractura alguna sobre el tema. En todo caso, lo que se está debatiendo en el tricolor es cómo presentar las reformas y evidentemente, en ese sentido, la misma debe ser entendida como un instrumento para la modernización del país, para detonar las inversiones y la creación de empleos. No estaría nada de más insistir en la posibilidad de tener energía más barata en la medida en que esas inversiones se conviertan en realidad.

Con el PAN, el gobierno federal tendrá que negociar en varios terrenos, porque no puede obviar la división interna, manifiesta sobre todo en el senado. Los resultados del siete de julio, sean o no favorables para el blanquiazul, no disminuirán el conflicto y probablemente disparen la lucha por el reemplazo de la dirigencia. Existe una propuesta de conformar una mesa con cuatro o cinco integrantes que pueda procesar esos meses en el panismo y ello puede ayudar, pero la negociación tendrá que darse en los hechos con cada grupo blanquiazul en particular. Se supone que la dirigencia de Gustavo Madero apoyará la reforma y muy probablemente, según lo ha declarado el propio Ernesto Cordero, la misma podría tener una visión incluso más profunda en su grupo en el senado. Madero ha dicho que presentarán su propia iniciativa antes de que el Pacto dé a conocer la que resulte consensada (si es que eso es posible) pero si lo que se busca es una reforma constitucional se tendrá que profundizar mucho más en esos acuerdos.

En el PRD también han aflorado las diferencias. Nadie ha hablado, en ningún ámbito, de la privatización de Pemex, pero la lucha contra la misma (una frase hueca en este contexto pero que estas alas de la izquierda saben que funciona entre la gente) ya ha comenzado. Para Jesús Zambrano y la corriente hegemónica en el PRD no será fácil dar ese debate y la virulencia de su respuesta a Marcelo Ebrard deviene precisamente de la forma en que el ex jefe de gobierno trató de reaparecer en el escenario: descalificando a Zambrano, proponiéndole un debate a Peña Nieto (¿por qué tendría que debatir en forma pública un presidente, como se llame, con un político, quien sea, que no detenta cargo ni representación alguna ni en su partido ni en el congreso?). Ebrard quiere, con el tema energético, volver a ocupar espacios que ha perdido, en el DF y en la política nacional, y la única forma en que puede hacerlo es endureciendo su posición y aliándose con López Obrador, lo que, paradójicamente será la garantía de que se vuelva a eclipsar en el futuro. El ex candidato presidencial prácticamente no ha hablado pero no es ninguna novedad decir que el tema energético será su leit motiv de cara al futuro de Morena. Zambrano y los dirigentes perredistas tendrán que sortear la que será su primera prueba estratégica en la ya declarada división de la izquierda. Y su opción es aferrarse a esa ruta intermedia que es la propuesta energética de Cuauhtémoc Cárdenas que Zambrano y su equipo ya avalaron desde hace algunas semanas. Respaldo que ratificaron en estos días.

No será ni remotamente sencillo sacar adelante una reforma de este calado en un momento en el cual la economía no está respondiendo como debería y cuando se achaca al gobierno no haber recurrido mucho más al gasto público en el primer semestre del año. Pero quizás allí pueda encontrar, también, algunas de las vías para que la reforma que durante tres sexenios no pudo avanzar, se convierta ahora en realidad. Asumiendo, también, que en estos temas no habrá consensos ni mucho menos unanimidades, lo que se deberá buscar son mayorías.

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