Si no se cruzan los imponderables, el PAN completará 30 años gobernado Baja California. Ayer se confirmó el triunfo de Francisco Kiko Vega como gobernador y, con él de un panismo que tiene en la elección bajacaliforniana, la baza desde la cual poder reconfigurarse. Se ha dicho que la situación puede tener similitudes con la de 1989, cuando el PAN al inicio del gobierno de Carlos Salinas, ganó su primera elección estatal. No es lo mismo: no eran iguales el país, la competencia política ni la situación del gobierno y de los partidos.
Si no se cruzan los imponderables, el PAN completará 30 años gobernado Baja California. Ayer se confirmó el triunfo de Francisco Kiko Vega como gobernador y, con él de un panismo que tiene en la elección bajacaliforniana, la baza desde la cual poder reconfigurarse. Se ha dicho que la situación puede tener similitudes con la de 1989, cuando el PAN al inicio del gobierno de Carlos Salinas, ganó su primera elección estatal. No es lo mismo: no eran iguales el país, la competencia política ni la situación del gobierno y de los partidos.
La principal diferencia está en el PAN: en 1989, el panismo tenía una sólida dirigencia encabezada por don Luis H. Alvarez, con dos grandes operadores, Diego Fernández de Cevallos y Carlos Castillo Peraza, además de jóvenes con enorme potencial como Fernando Gómez Mont o Felipe Calderón. Si bien acabó tercero en las elecciones de 1988, lo hizo con un gran candidato, Manuel Clouthier, en una campaña en la que la norma no fueron ni remotamente las diferencias internas. Ese equipo, mas el empuje de los llamados bárbaros del norte, fue lo que le dio tanta preeminencia al panismo en aquellos años.
Hoy, el PAN no tiene una dirigencia homogénea (no digo sin diferencias internas, todos los partidos las tienen) ni está teniendo la generosidad de la que hablaba hace poco Diego Fernández en el trato interno. La perdió desde la campaña interna para elegir candidato y la ratificó en la presidencial. Ya hubiera querido Josefina Vázquez Mota ser arropada por su partido como lo fue Manuel Clouthier en 1988.
La oportunidad del PAN para salir adelante de todo este proceso estará en las reformas que vienen. El saldo electoral es bueno. Por supuesto que podría ser mejor, pero el triunfo en Baja California, la forma en que ganó Moreno Valle en Puebla, el triunfo en Saltillo y la posibilidad de rescatar la ciudad de Oaxaca e incluso Torreón, puede establecer una base política sólida para su futuro. Dependerá de cómo actúe, cómo opere en el proceso de reformas estructurales que vienen. Desde el 89, el PAN participó en forma más que activa en el proceso de reformas que se abrió entonces: la de las relaciones iglesia estado; la del campo; la apertura comercial incluyendo el tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá; dos ambiciosas reformas electorales, que dejaron el sexenio con varias gubernaturas y presidencias municipales en manos del PAN y con la imagen de un partido respetable, con capacidad de gestionar y administrar el poder. Eso es lo que puede recuperar el PAN en los próximos meses. Pero para eso debe gestionar y cerrar sus heridas internas.
Decía hace unos días Ernesto Cordero, luego de la elección en Baja California que defender lo que se hizo bien en el gobierno paga, da réditos. Y cuando ya ha pasado un año de la elección federal, el panismo podría recuperar un poco de sensatez y observar qué hizo mal pero también qué hizo bien en el gobierno. Y lo cierto es que el crecimiento económico era mayor hace año, la inflación era menor y se creaban más empleos. Hubo muchos problemas en la seguridad, pero se crearon instituciones sólidas en ese ámbito como la policía federal y los miembros de las fuerzas armadas mejoraron su calidad de vida en una forma notable. No se cumplieron todos los objetivos en educación pero se sentaron bases para la misma y lo hecho en salud fue notable. Se sacó una reforma laboral que dará frutos, y si no se avanzó más en la energética y financiera fue porque no se consiguieron los consensos necesarios, porque la política no era tan eficaz como ahora. Pero sobre todo se creó un clima de libertades políticas y pluralismo como no había tenido antes el país. Se gobernó mal en muchas otras cosas, pero sería absurdo que el PAN no aquilatara lo que sí hizo bien.
Al PAN le sobran denuncias internas y ajustes de cuentas y le faltan propuestas, mostrarse como una opción y no como un grupo en busca de revancha. Si Madero se va como Greta Garbo o no se termina de definir quién debe coordinar el senado, la verdad es que no es importante. Lo que el país necesita son oposiciones, con opción de poder real, que aporten sus visiones y propuestas, que sirvan para formar mayorías. Porque lo otro que mostraron las recientes elecciones es que nadie las tiene para sí.
Rosario en Nueva York
La secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, estuvo en Nueva York, en una reunión de la PNUD, donde planteó las líneas del gobierno Peña para la política social. Una política social que ahora Rosario tendrá la oportunidad de desarrollar y potenciar concluida ya la veda electoral (misma que en cualquier reforma política futura se tendrá que revisar porque no se puede dejar a la gente sin apoyos porque se le ocurre a los partidos). Viene el tiempo de demostrar lo que se puede hacer en ese ámbito y recordar que un gobierno termina siendo recordado de acuerdo a la calidad de vida de su gente.