Prudenciarse o rajarse, esa es la cuestión
Columna JFM

Prudenciarse o rajarse, esa es la cuestión

En este espacio dijimos muchas veces que el verdadero adversario de la reforma educativa no era el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, sino la Coordinadora, una organización cuya agenda no tiene nada que ver, desde hace ya mucho tiempo, con la educación sino con una política radical combinada con la utilización de recursos y posiciones laborales en la búsqueda de imponerla. Con todas sus cosas, sus insuficiencias, aciertos y errores, los maestros del SNTE, que son diez veces más que los agremiados a la Coordinadora, trabajan, están día con día en las aulas y están dispuestos a una reforma que mejore la calidad de la educación y preserve sus derechos laborales, incluyendo el de estar en condiciones de mejorar su propia formación para así obtener mejores condiciones de vida. Los que argumentaban que el único obstáculo a la reforma educativa era el SNTE hoy están azorados por la actitud de la Coordinadora.

En este espacio dijimos muchas veces que el verdadero adversario de la reforma educativa no era el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, sino la Coordinadora, una organización cuya agenda no tiene nada que ver, desde hace ya mucho tiempo, con la educación sino con una política radical combinada con la utilización de recursos y posiciones laborales en la búsqueda de imponerla. Con todas sus cosas, sus insuficiencias, aciertos y errores, los maestros del SNTE, que son diez veces más que los agremiados a la Coordinadora, trabajan, están día con día en las aulas y están dispuestos a una reforma que mejore la calidad de la educación y preserve  sus derechos laborales, incluyendo el de estar en condiciones de mejorar su propia formación para así obtener mejores condiciones de vida. Los que argumentaban que el único obstáculo a la reforma educativa era el SNTE hoy están azorados por la actitud de la Coordinadora. No tendrían porqué estarlo si hubieran visto con mayor profundidad el escenario político real.

Pero los que son políticamente premiados son los de la Coordinadora. Ayer volvieron a bloquear la sede del Senado, las principales avenidas, volvieron a ejercer su “derecho” a manifestarse con lujo de violencia, agrediendo desde transeúntes hasta restaurantes y hoteles. Es lo mismo que vimos ya en Oaxaca, en Chilpancingo, en Morelia. Y siguen actuando con toda impunidad. Son muchos los responsables de esta situación: lo son, en primerísimo lugar, los líderes de la CNTE que son percibidos por la gente como lo que son: vándalos que denigran su supuesta, porque muchos no lo son, condición de maestros, pero que resultan intocables para las autoridades que pudieron meter en la cárcel a Gordillo pero ni a uno sólo de estos personajes. Lo son también los gobiernos, que han dejado crecer un monstruo que ahora los devora sin que siquiera puedan meter las manos para impulsar su propia agenda. Y los partidos, que pueden echarse para atrás, como hizo el PRI porque, diría el diputado Heriberto Galindo, “se prudenció” (que traducido al español quiere decir “se rajó”) ante el conflicto, como también el PRD y sus aliados que festinaron la reforma educativa como su gran éxito para después descubrir, con la presión de la Coordinadora, que no era lo que querían. No hablemos del PT, que fue cómplice del ingreso y el saqueo de los maestros al Palacio legislativo de San Lázaro.

El gobierno federal, aquí también lo dijimos hace meses, subestimó a la Coordinadora. Pensó que haciendo detener a Elba Esther tendría en su manos el beneplácito de quienes habían sido por años sus adversarios. Por supuesto que no fue así, y la Coordinadora fue por todo el paquete: la regresión educativa y si hubieran podido el control del sindicato. Los bloqueos, el vandalismo, las agresiones que se han vivido en estos días eran todas acciones previsibles: es lo que han hecho durante años, con total impunidad y esa misma impunidad hace que actúen cada vez con mayor prepotencia y violencia. Es entendible que sea así: hasta ahora sólo han tenido beneficios y no sufren ningún costo. Con todo lo que ha ocurrido en estos días ni uno solo de sus integrantes ha sido procesado, ni uno detenido.

Nadie en el gobierno federal ha salido a dar una explicación. El presidente Peña que apenas el lunes había dicho que no habría marcha atrás en las reformas no ha vuelto a hablar sobre el tema. El secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, parece estar desaparecido, nada sabemos de esa dependencia. Días atrás había dicho que si las leyes secundarias no estaban aprobadas para el 26 de agosto no se podría implementar la reforma: lo más importante de ella ha quedado congelado y no pasó nada. En Gobernación, lo que sabemos es que se reunieron con los integrantes del Pacto y que allí, a pedido del PRD, se aceptó generosamente echar para atrás la ley del servicio profesional docente (sin ninguna repercusión, por cierto, entre los manifestantes, que siguieron con las agresiones y bloqueos) y sin ningún compromiso de ese partido en contrapartida. O sea que les regalaron la reforma a cambio de nada. Y de ese acuerdo se hicieron eco en el congreso también sin contraprestación alguna, ni del PRD y sus aliados y mucho menos de la CNTE.

Así no se puede llegar a la votación de la reforma energética o la fiscal, en la que, por cierto, ya cambiaron los planes: en lugar de tratar de sacar la reforma energética en septiembre, como se había dicho, ya decidieron abrir, una vez más, foros de discusión (como si hiciera falta algún diagnóstico más al respecto) y ver si la aprueban por allá de noviembre. El gobierno y el PRI, se “prudenciaron”. Habrá que ver si ese verbo de reciente creación no se terminara conjugando igual que renunciar, declinar, desistir, abandonar o dejar.

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