Coordinarse ante la Coordinadora
Columna JFM

Coordinarse ante la Coordinadora

La provocación de los maestros no parece tener fin. Ahora el objetivo fueron Los Pinos, alzando el nivel del desafío a las instituciones. El movimiento de la Coordinadora obviamente quiere llegar hasta el bloqueo de las reformas energética y fiscal, no acepta otras opciones. La negociación, como hemos visto en estos días, sólo sirve para ganar tiempo para su causa: no hay interés ni ganas de negociar algo que vaya más allá de la aceptación plena de sus demandas. Y para lograrlo la vía es el chantaje y la presión. Estirando la liga hasta que ésta se reviente.

La provocación de los maestros no parece tener fin. Ahora el objetivo fueron Los Pinos, alzando el nivel del desafío a las instituciones. El movimiento de la Coordinadora obviamente quiere llegar hasta el bloqueo de las reformas energética y fiscal, no acepta otras opciones. La negociación, como hemos visto en estos días, sólo sirve para ganar tiempo para su causa: no hay interés ni ganas de negociar algo que vaya más allá de la aceptación plena de sus demandas. Y para lograrlo la vía es el chantaje y la presión. Estirando la liga hasta que ésta se reviente.

El miércoles en la reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública se habló de los avances en ese ámbito y se destacó la coordinación existente entre los tres órdenes de gobierno y las diferentes áreas del gobierno federal. Y eso se ha puesto de manifiesto en todo lo referente a la lucha contra el crimen organizado. Pero seguimos esperando que esa misma coordinación se dé en otros terrenos de la seguridad, por ejemplo ante desafíos como el de las marchas y bloqueos de la CNTE o ante los grupos de Autodefensa que son parte de un mismo movimiento.

Las acciones de la Coordinadora se podrían haber evitado si hubiera esa acción conjunta. Más allá de una historia de concesiones a estos grupos que vienen desde los años 80 (les han dado de todo, desde control local de las instituciones, recursos y plazas hasta ministerios públicos especialIzados) lo cierto es que hoy no tendríamos un movimiento de estas características si en los estados no se les estuviera entregando recursos, si se establecieran controles en los caminos y carreteras para saber quienes vienen y en que condiciones, quienes rentan los camiones y a qué costo, si las policías locales y federales actuaran en forma concertada pero, por sobre todas las cosas, si hubiera un respeto irrestricto de todas las autoridades, de todos los niveles, a la aplicación de la ley las cosas serían diferentes.

Es verdad que ante un movimiento político como el de la CNTE hay que tener respuestas políticas, pero no pueden ser sólo coyunturales. Estas hoy son urgentes, pero más allá de eso es imprescindible que el Estado como tal comience a desmontar los enclaves de poder de estos grupos. Y eso se vale para las secciones 22 y 18 de la Coordinadora pero también para grupos como los de las autodefensas en todo el territorio nacional, sobre todo en Guerrero y Michoacán, sirve para los enclaves de grupos criminales y también para espacios de poder que detentan distintas organizaciones, en todo el país, que terminan lucrando con ellos en su propio beneficio. Pero sobre todo para los grupos y organizaciones que ponen en riesgo, por la violencia , a la propia sociedad.

De la misma forma que en el terreno de la seguridad se debe dar un paso más para pasar de la coordinación en la lucha contra la delincuencia organizada a una mucho más activa lucha contra los grupos criminales (organizados o no) que secuestran, extorsionan y roban ( los tres delitos que más lastiman a la ciudadanía y que siguen dependiendo de la actuación de autoridades locales, sean estatales o municipales), también debe haber una estrategia conjunta para afrontar esos desafíos de grupos políticos que quieren operar desde fuera de la legalidad y a través de la fuerza. Es obvio que se debe preservar la pluralidad y los derechos de todos. Pero en esa lógica también se deben preservar el orden y la gobernabilidad. Y la experiencia que atamos viviendo en estos días es la mejor demostración de que cuando nadie se quiere hacer responsable por completo de un desafío  social de estas características, todas las instituciones y órdenes de gobierno pierden ante los violentos. Ya ocurrió en 1994-95. No podemos como país repetir esos mismos errores. Y el escenario se parece cada día más a aquel.

Dos aciertos

La reunión del consejo nacional de seguridad pública permitió también despejar las dudas sobre el futuro de la gendarmería nacional. No será un cuerpo independiente ni dependerá de las fuerzas militares (aunque serán estas las que la entrenarán), será, como les habíamos adelantado en este espacio hace semanas, una rama de la policía federal, especializada en controlar las fronteras y regiones con poca presencia de los cuerpos de seguridad. Tampoco entrara en funciones el mes próximo sino hasta dentro de un año. Es una buena decisión, más allá de movimientos sexenales, lo que se debe fortalecer son las instituciones, y la policía federal debe fortalecerse hasta convertirse en la policía que el país requiere. La participación de los cuerpos militares en la seguridad pública es y debe ser coyuntural, garantizando al mismo tiempo su compromiso con la seguridad interior del país.

También es un acierto, aunque tenga orígenes distintos, que el presidente Peña haya decidido cancelar su visita de estado a Turquía, aunque participará en la reunión del G20 en San Petersburgo. En la situación que vive el país, si bien la suspensión de la visita a Estambul y Ankara se debió a la posibilidad de conflicto que se vive en esa región del mundo, la verdad es que el presidente no debería estar demasiados días lejos de México.

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