Apenas el viernes pasado advertíamos de lo que estaba sucediendo en Apatzingán y en buena parte de Michoacán. El fin de semana, las comunidades donde existen grupos de autodefensa en la zona fueron atacadas a granadazos por integrantes de los Templarios y nuevamente se dispararon las alertas de seguridad en la zona. No existe menor novedad, como decíamos el viernes, repitiendo el documento de la diócesis de Apatzingán, “Michoacán tiene años sufriendo las injusticias del crimen organizado que se han recrudecido en los últimos meses.
Apenas el viernes pasado advertíamos de lo que estaba sucediendo en Apatzingán y en buena parte de Michoacán. El fin de semana, las comunidades donde existen grupos de autodefensa en la zona fueron atacadas a granadazos por integrantes de los Templarios y nuevamente se dispararon las alertas de seguridad en la zona. No existe menor novedad, como decíamos el viernes, repitiendo el documento de la diócesis de Apatzingán, “Michoacán tiene años sufriendo las injusticias del crimen organizado que se han recrudecido en los últimos meses. Han aumentado los levantones, los secuestros, los asesinatos, el cobro de cuotas se ha generalizado y familias enteras han tenido que emigrar por el miedo y la inseguridad que se está viviendo. En los últimos días se está obligando a líderes sociales y a las personas en general para que firmen y pidan que el ejército y los federales se vayan de Michoacán y a los comisariados ejidales se les ha amenazado para que vayan ante el Congreso de la Unión a hacer la misma petición. Los gobiernos municipales y la policía están sometidos o coludidos con los criminales y cada vez más crece el rumor que el gobierno estatal también está al servicio del crimen organizado lo que provoca desesperanza y desilusión en la sociedad”.
Ahora vuelven los ataques directos a granadazos, mientras en el gobierno local siguen con el juego de la silla a ver quién se sienta en la gubernatura y la debilidad institucional es notoria. Al mismo tiempo, luego de las declaraciones iniciales y de algunas acciones básicas, el gobierno federal ha decidido mirar hacia otro lado. Mientras entre los damnificados en Guerrero las despensas, la ayuda es brindada y distribuida por el gobierno federal, en buena parte de Michocán, que también sufrió daños por los huracanes, los cárteles, sobre todo los Templarios se están apropiando, en muchas ocasiones por la fuerza, de esa ayuda y distribuyéndola de acuerdo a sus intereses.
No puede existir tanta impunidad y desgobierno en un estado tan importante para el país. Pero la política se impone: el PRI está ocupado en definir si la gente del convaleciente Fausto Vallejo o del interino Jesús Reyna se quedan con el gobierno. La posibilidad, como sería de elemental sentido común y justicia, de llamar a nuevas elecciones no les pasa por la cabeza. En el PRD quieren ver pasar el cadáver del enemigo, mientras Silvano Aureoles se preocupa de salir bien en las fotos junto a Manlio Fabio Beltrones. En el PAN están tratando de dar la lucha pero pareciera que en el PRI y el PRD simplemente no los toman en cuenta: es la tierra de Calderón y ese fantasma local quieren exorcizarlo…aunque ello les termine incendiando el estado.
Porque el desgobierno es total: quedó muy bien el festival de cine de Morelia porque se garantizó la seguridad en unas cuantas manzanas del centro histórico, pero todo lo demás está en llamas. Los maestros de la Coordinadora, en paro, con una serie de demandas irrealizables, sin control y en la línea más radical de ese grupo ya de por sí duro; los normalistas que siguen cometiendo todo tipo de desmanes y secuestrando camiones con absoluta impunidad y hasta exigiendo que se los regalen para realizar movilizaciones en distintos puntos del estado, con sus campus convertidos en centros de entrenamiento para movilizaciones. Cuatro cárteles combatiendo entre sí, el comercio paralizado, el puerto de Lázaro Cárdenas (la joya de la corona para los grupos criminales porque allí se da el ingreso de los componentes para la producción de drogas sintéticas) en crisis y bajo hostigamientos constante de los criminales (e inmerso en una profunda corrupción). En la Tierra Caliente, en la Montaña, simplemente no hay autoridad, y ese proceso de descomposición se está trasminando a todos los estados vecinos, desde Guanajuato y Jalisco, hasta el estado de México.
No es una simple coyuntura, un momento difícil que hay que sobrellevar. Esta crisis en Michoacán comenzó durante el gobierno local de Lázaro Cárdenas (que por lo menos puso su esfuerzo en combatirla), se agudizó hasta el límite durante la desastrosa administración de Leonel Godoy y se ha ahondado en la de Vallejo-Reyna. Que nadie se llame a engaño si el día de mañana la crisis estalla y se extiende a otros estados. Es el tipo de enfermedad social que se debe atender de inmediato para tratar de que la infección no mate al cuerpo social, un cuerpo que hoy parece estar inerme.
Por cierto, ante la inutilidad del gobierno local: no se podría designar desde el gobierno federal a un virtual interventor que se encargue de ese estado, como se hizo con Rosario Robles ante la tragedia de Manuel en Guerrero. Rosario lo ha hecho de maravilla y ha evitado una descomposición terrible ante la parálisis de las autoridades locales. ¿Quién se puede encargar de Michoacán?