En un ambiente saturado de malas noticias, se podría estar produciendo una que permitiría destrabar un conflicto que lleva más de tres años atorado artificialmente, con un costo altísimo para los trabajadores y una impunidad creciente para los verdaderos responsables: será por lo menos difícil que Mexicana pueda volver a volar, pero por lo menos su bien más preciado, la base de mantenimiento en el aeropuerto de la ciudad de México, la llamada MRO, que cuenta con una muy apreciada autorización de la autoridad aeronáutica de los Estados Unidos (la FAA), podría ser adquirida por los principales acreedores de la empresa (Banorte, Bancomext, y el propio Aeropuerto capitalino, con una participación pequeña del Grupo Aeroportuario del Pacífico), con un valor que oscilará entre los 80 y los 120 millones de dólares según lo establezcan los auditores), creando con esos recursos un fideicomiso que quedará en manos de pensionados y trabajadores de la empresa, para paliar el despojo del que fueron objeto.
En un ambiente saturado de malas noticias, se podría estar produciendo una que permitiría destrabar un conflicto que lleva más de tres años atorado artificialmente, con un costo altísimo para los trabajadores y una impunidad creciente para los verdaderos responsables: será por lo menos difícil que Mexicana pueda volver a volar, pero por lo menos su bien más preciado, la base de mantenimiento en el aeropuerto de la ciudad de México, la llamada MRO, que cuenta con una muy apreciada autorización de la autoridad aeronáutica de los Estados Unidos (la FAA), podría ser adquirida por los principales acreedores de la empresa (Banorte, Bancomext, y el propio Aeropuerto capitalino, con una participación pequeña del Grupo Aeroportuario del Pacífico), con un valor que oscilará entre los 80 y los 120 millones de dólares según lo establezcan los auditores), creando con esos recursos un fideicomiso que quedará en manos de pensionados y trabajadores de la empresa, para paliar el despojo del que fueron objeto. Lo que se plantea es capitalizar la empresa, o sea que se transformarán los adeudos en acciones y se mantendrán esas acciones en el fideicomiso para el cumplimiento del objetivo central del mismo.
Tenedora K, propietaria de las acciones, ha boicoteado todo acuerdo previo, sobre éste y otros temas. Tenedora K, fue una empresa creada al inicio de la suspensión de actividades de Mexicana, y que “compró” Mexicana por apenas mil pesos, al Nuevo Grupo Aeroportuario, creado en el 2008 supuestamente para capitalizarla, y que había adquirido Mexicana, vía el grupo Posadas, en apenas 165 millones de dólares en el 2005. Tenedora K, una empresa en la que no se conocen accionistas pero que se estima que tiene detrás a los propietarios originales de Mexicana, los de grupo Posadas, y tiene el equivalente al 8 por ciento de la deuda, pero ha boicoteado todo tipo de acuerdo. La juez Edith Alarcón, deberá dar una resolución el próximo seis de noviembre. Mantener las pretensiones de Tenedora K provocaría, la quiebra (como en los hechos ya ocurrido con Mexicana y sus subsidiarias Click y Link) del MRO y el desamparo total de los trabajadores y pensionados. Además de que se afectaría, ante el cierre de la base de mantenimiento, a buena parte de las flotas aeronáuticas del país y de América latina que siguen utilizándola.
Es hora de que se comience a dar luz y destrabar este proceso, porque se han dicho todo tipo de mentiras y de jugadas para tratar de evitar consecuencias legales para quienes realizaron un verdadero vaciamiento de Mexicana dejando en la calle a miles de trabajadores, sin trabajo y sin pensión. El grupo de Gastón Azcárraga, cuando declaró sin previo aviso a las autoridades del sector el concurso mercantil de Mexicana, lo hizo dejando un hueco financiero de miles de millones de pesos, con recursos que se transfirieron desde la aerolínea a otras empresas controladas por Azcárraga Andrade. En el 2009 derivado de la crisis de la influenza, el gobierno federal dispuso una línea de crédito de 3 mil millones de pesos para las aerolíneas nacionales. Los dueños de Mexicana tomaron entonces un crédito de Bancomext de casi mil millones de pesos, y poco antes había adquirido otro crédito de más de mil 500 millones de pesos en Banorte. Casi inmediatamente después, a principios de agosto del 2010, Mexicana se declaró en concurso mercantil. Para esa fecha declaró un adeudo superior a los 16 mil millones de pesos, una cantidad que hoy supera los 23 mil millones de peso. ¿A dónde fueron a parar esos miles de millones de pesos?. No a las empresas del Grupo (Mexicana, Click, Flick y MRO). Mexicana contaba para esa fecha con 98 rutas internacional pero operaba apenas la mitad. En ese periodo se realizó la venta de la torre de Mexicana, dos predios que tenían un valor catastral de 576 millones de pesos, se vendieron en apenas 422 millones. Las irregularidades de Mexicana y de Tenedora K se sucedieron, lo mismo que los supuestos inversionistas dispuestos a rescatar la empresa y que nunca mostraron sus recursos, que incluso llegaron al caso de uno que supuestamente quería pagar ese rescate en moneda de una nación africana.
¿Se puede iniciar acciones legales contra los ex propietarios? Sin duda sí, pero primero se debe concluir el concurso mercantil de la empresa. El hecho es que la ley establece que cualquier acción emprendida entre el 6 de febrero del 2006, cuando se adquirió formalmente Mexicana hasta la declaración del concurso mercantil en 2010 puede ser revisado a petición del conciliador o de cualquier acreedor, para determinar si hubo alguna acción en perjuicio de los propios acreedores. Aquí la hubo y también un daño sustancial a sus trabajadores y pensionados. Es hora de comenzar a rescatar lo que se pueda rescatar de Mexicana. Y nada es más viable, en el corto plazo, que su centro de mantenimiento. Y más temprano o más tarde se debe juzgar a los responsables.