Para entender a las autodefensa
Columna JFM

Para entender a las autodefensa

Jorge Fernández Menéndez

En pocos temas existe tanta confusión y lecturas contradictorias como en todo lo relativo a las autodefensas. Si partimos de una visión estricta de las cosas, las mismas no se pueden justificar: el Estado es el único que debe tener el monopolio de la fuerza y la seguridad. Pero los hechos lo que indican es que mientras se va recorriendo ese camino, en demasiadas ocasiones ese monopolio no está en manos del Estado y existen, en algunos casos, condiciones tan limítrofes para la seguridad que la gente reacciona para garantizarse esa seguridad a sí misma.

 

Varias preguntas y respuestas sobre las autodefensas. La primera y obvia: no todos los grupos de autodefensa o las llamadas policías comunitarias son lo mismo, tampoco tienen un origen común, ni las mismas intenciones, dentro de cada estado y mucho menos en las dos diferentes entidades en las que surgieron: Michoacán y Guerrero. En este estado la mayoría de esos grupos tienen una raíz ideológica clara: están relacionados con distintas organziaciones armadas, como el ERPI y otros. En Michoacán, los orígenes son otros: existen, sin duda, algunos grupos que pueden tener origen (o impulso) en grupos rivales de los Templarios, hay integrantes que están relacionados o lo estuvieron con el crimen, hay participación política, pero la mayoría de las autodefensas se explican por el expolio brutal al que fueron sometidas sus comunidades por el crimen organizado y sobre todo por los Templarios, en demasiadas ocasiones en complicidad o convivencia con las autoridades locales.

¿Deben ser desarmados?. En el mediano plazo sin duda. Pero en el corto, por lo menos en Michoacán, eso sería tan imposible como poco deseable. Esos grupos deben cumplir un papel específico protegiendo sus comunidades en el proceso de pacificación del estado y en la misma medida en que se puedan renovar las fuerzas de seguridad locales y también la clase política, buena parte de la cual no cuenta con la confianza de la gente. Desarmar a esos grupos hoy equivaldría, por otra parte, a fomentar un mecanismo de revancha de los criminales que alimentaría, por el contrario, a los propios cárteles.

¿Se deben convertir las autodefensas en policías o fuerzas de seguridad?. Muchos de sus líderes no estarán interesados en ello. No nos engañemos, la mayoría de los líderes de esos grupos en Michoacán son agricultores, algunos de ellos muy prósperos, que se cansaron de ser chantajeados, secuestrados, robados, por los criminales sin que nadie hiciera nada. Quieren recuperar sus negocios y sus tierras, no convertirse en policías. Pero entre “la tropa” por supuesto que habrá muchos que querrán seguir el camino de las fuerzas de seguridad. El secreto estará en contar con mandos en los distintos municipios que sepan y puedan darle cauce a esa incorporación, evitando la filtración de los propios criminales. Ese punto es clave, porque los Templarios no sólo controlaban al gobierno en turno o los recursos de obra pública de muchos municipios, también “ponían” toda la fuerza policial local: tenían con ello un doble objetivo, garantizaban su propia seguridad y complicidad pero también con esos recursos y salarios públicos le pagaban a sus integrantes y sicarios. Ese es el esquema que se está rompiendo y que no puede regresar.

¿Las autodefensas han sido creadas por el gobierno?. No hay ningún dato que sustente esa información. Las autodefensas fueron surgiendo, en el caso de Michoacán, durante el año pasado, ante la ausencia de las autoridades y la explotación de los criminales que sobrepasaron todos los límites e incluso los “acuerdos” que podría haber habido con ellos en distintas zonas del estado. El gobierno se encontró con una situación de hecho y ante ello ha debido responder. Decir, como se ha dicho, que en su surgimiento pudieron tener algo que ver personajes como el general colombiano Oscar Naranjo, hasta esta semana asesor del presidente Peña, es un error: el general Naranjo, que regresa a su país para trabajar en la reelección del presidente Santos, no es ni fue partidario en Colombia de las autodefensas, al contrario, las combatió.

¿Hay un acuerdo del gobierno con las autodefensas?. De hecho existe en la misma medida en que hay comunicación y en algunos casos intereses comunes. Si bien hay contradicciones e incluso se han dado algunos enfrentamientos, sobre todo en el primer momento del ingreso de las fuerzas federales, lo cierto es que las autodefensas se están haciendo cargo de la seguridad y el control de sus propias comunidades y eso le permite al ejército y la policía operar con un margen mayor de autonomía, al mismo tiempo que mucha de la información con la que cuentan proviene de las propias comunidades a partir de esa presencia local. En el mediano plazo, sin embargo, no debería haber dudas: el destino de las autodefensas debe ser desaparecer en la misma medida en que se recupere la seguridad.

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