Lo escribíamos aquí hace más de un año y medio, cuando desapareció el cadáver de Heriberto Lazcano que, por cierto, no ha sido recuperado. Decíamos que “hay cadáveres errantes: el más celebre sin duda el de Adolf Hitler que se supone fue recuperado por los soviéticos, del bunker nazi en Berlín, pero nunca se mostró públicamente. En el mar se supone que está el de Osama Bin Laden. Otro famoso es el de Eva Perón, que estuvo oculto y transportado por el mundo durante años, una historia que refleja como nadie el libro Santa Evita, del fallecido Tomás Eloy Martínez. Allí, entre los cadáveres errantes, debe estar el de Nazario Moreno, el fundador de La Familia Michoacana, abatido en un enfrentamiento en Apatzingan. Su muerte fue registrada por videos de la Policía Federal, pero su cuerpo fue rescatado por integrantes de esa organización criminal y no fue recuperado. Hoy existen hasta altares para Nazario Moreno que se presentaba como un hombre muy religioso, aunque firmaba sus libros como El más loco, lo que no le impedía haber encabezado una de las organizaciones criminales más violentas de la historia”.
Lo cierto es que ahora se vuelve a insistir en que Nazario Moreno está vivo. Apenas el fin de semana fue detenido un personaje que se afirma que es su principal operador financiero, lo cual podría implicar que seguiría trabajando para El Chayo. Entre las autoridades hay versiones contradictorias. Genaro García Luna siempre aseguró que Nazario Moreno había muerto en aquel enfrentamiento. Muchos funcionarios de la actual administración también piensa que el jefe de La Familia y luego de los Templarios, está muerto aunque son insistentes las versiones de que en realidad está vivo. En el gobierno local también apuestan por la muerte del Chayo, pero personajes con peso en Michoacán, como las autodefensas, aseguran que no.
Lo cierto es que pocas cosas le darían más gusto a un personaje como Nazario Moreno que convertirse en una leyenda tipo Jesús Malverde. Su perfil criminal, la forma en que ha buscado siempre ligar la religión con el narcotráfico, su propia iconografía personal y hasta el nombre de su grupo entrarían en esa lógica de un personaje desaparecido públicamente pero que sigue marcando el destino de los suyos, sean sus amigos o enemigos.
El tema es relevante porque, como ha ocurrido con otros delincuentes, como Heriberto Lazcano, que se tenga o no su cadáver otorga una perspectiva distinta al futuro de un grupo criminal. En el caso del fundador de los Zetas existen, por lo menos, fotos del cadáver que fue recuperado por un comando en Sabinas, en Coahuila, pero en el de Nazario Moreno lo que hay, y no se han hecho públicos, son videos del enfrentamiento y comunicaciones entre integrantes del grupo criminal donde hablaban de su muerte durante aquella batalla, la más grande que se dio entre narcotraficantes y fuerzas federales en Apatzingán.
Es muy probable que el cadáver de Nazario Moreno siga siendo, como decíamos, un cadáver errante. Me resisto a pensar que un hombre tan protagónico, con una visión de sí mismo tan elevada, se resigne todo este tiempo a permanecer en la oscuridad. ¿Qué mejor analogía de su propia forma de ver las cosas que presentarse como un ser que volvió de la muerte, que la engañó y regresó a la vida?. Creo que Nazario Moreno está muerto, pero también que entre las muchas cosas que tendrán que hacer las autoridades es trabajar para romper el mito que se intenta construir en torno suyo.
Otras historias narcopolíticas
El tema de la diputada federal Iris Vieney Mendoza y de su hipotética relación con los Templarios no es nueva ni se limita sólo a una foto en una fiesta acompañada de la hija de Kiko Plancarte. Hay mucho de fondo, incluyendo relaciones con el propio gobierno local y debe ser parte de una investigación que algunos sectores del PRD consideran necesaria. No les puede estallar, en estos momentos otra historia como la de Julio César Godoy.
Lejos de Michoacán, en Matamoros, la semana pasada la sorpresa fue que una bodega con artículos de contrabando tomada por fuerzas de la Marina y de las propias autoridades estadounidenses, en un operativo controlado por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) era propiedad del secretario de Desarrollo Social del ayuntamiento de Matamoros, Luis Alfredo Biasi, municipio que encabeza la panista Leticia Salazar Vázquez. De Biasi no se sabe nada; de la alcaldesa se dice que canceló su agenda de actividades y que viajó acompañándolo al DF. En su comunicado el SAT detalla que desde diciembre del año pasado realizó en Matamoros, y en Brownsville, Texas, operativos coordinados contra el contrabando. El dispositivo de vigilancia se activó, dicen, varias semanas antes de realizar la operación. Han pasado varios días y no hay, todavía, una explicación de las autoridades del municipio panista sobre el tema.