El cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán no es, en términos estrictos, un cártel como han sido conocidos tradicionalmente: verticales, con un mando único, con un jefe con absoluto control de sus operaciones. Lo que hizo fuerte al cártel de Sinaloa, y antes a su predecesores directos del cártel de Amado Carrillo Fuentes, es que en términos estrictos eran, son, más un holding que un cártel: es una suerte de suma de grupos criminales que reconocen una orientación única y tienen algo parecido a un consejo de administración que dicta líneas generales que las distintas organizaciones que lo integran respetan aunque las aplican con un grado alto de autonomía, incluso en ocasiones no sin contradicciones y enfrentamientos entre sí. Por supuesto que para contar con una estructura horizontal de esas características se requiere de un parte propia, poderosa, que esa sí responde directamente a sus mandos. Y así funcionaba el cártel del Chapo Guzmán.
El Chapo Guzmán comienza como un narcotraficante relativamente menor en los tiempos de Miguel Angel Félix Gallardo. Termina organizando un grupo propio ligado entonces al cártel de Amado Carrillo pero con márgenes de autonomía, y asociado con Héctor Luis El Güero Palma y ligado, en lucha con el tradicional cártel del Golfo que comandaba Juan García Abrego, con un grupo que operaba en Nuevo Laredo que se llamaba Los Texas. Sus principales enemigos eran, sin embargo, los grupos de los hermanos Arellano Félix. Ambas organizaciones escenifican numerosos enfrentamientos públicos que tienen su punto culminante con el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en 1993, hace casi 21 años, cuando los Arellano intentan asesinar al Chapo Guzmán. En la persecución posterior el Chapo es detenido en Guatemala y entregado a las autoridades mexicanas. Y a poco de comenzar el gobierno de Ernesto Zedillo también es detenido el Güero Palma. Sus grupos quedan casi desmantelados pero bajo la protección de Amado Carrillo el señor de los cielos.
Pero en 1997 muere, en realidad es asesinado, Amado Carrillo y comienza la disputa por el control del extenso cártel de Juárez. Hay figuras que mantienen el control provisional del mismo: desde Ismael el mayo Zambada, hasta Juan José El Azul Esparragoza, pero los herederos directos del propio Carrillo, como su hermano Vicente, no logran concretar sus ansías de quedarse con esa estructura criminal: su terreno es Ciudad Juárez.
En enero del 2001 un hecho cambia toda la correlación de fuerzas: se fuga de Puente Grande el Chapo Guzmán y en poco más de un año logra reconfigurar el control de la organización. Lo hace con astucia pero también a sangre y fuego, para responder a los grupos que a su vez quieren quedarse con sus espacios. En esa época el cártel de Sinaloa, encabezado por el Chapo, Zambada y se supone que Esparragoza, está aliado con numerosos grupos, pero los principales son, sin duda, los Beltrán Leyva, con fuerte presencia en Sonora, Sinaloa y Guerrero, que se encargan incluso de la seguridad general de los líderes del grupo, y el propio cártel de Vicente Carrillo, con sede en ciudad Juárez.
Pero tanto los Beltrán como los de Juárez quieren mayores espacios y la gente de Sinaloa no está dispuestos a aceptarlos como socios plenos. En el 2004 es asesinado junto con su esposa, en Culiacán, Rodolfo Carrillo, hermano de Vicente. Y allí comienza la guerra entre el cártel de Sinaloa y el de Juárez. En ese camino, los de Juárez se terminan aliando con el cártel del Golfo para poder enfrentar a la gente del Chapo.
Sin embargo, en 2007, la situación se vuelve a deteriorar cuando es detenido uno de los hermanos Beltrán Leyva, apodado el Mochomo, y ese grupo atribuye al de El Chapo el haberlo entregado a las autoridades. Los Beltrán se unen a Juárez y se conforma una suerte de triple alianza contra los de Sinaloa: los Beltrán, Juárez y el Golfo, con acuerdos con un entonces ya muy disminuido cártel de los Arellano Félix. Lo que hace la gente del Chapo es aliarse con una multitud de pequeños y no tan pequeños grupos regionales provocando la división interna de sus rivales, para que se conformen en organizaciones relativamente autónomas.
De esa forma se integra la organización del Teo García Simentel en Baja California que había roto antes con los Arellano Félix; en Juárez se crea el grupo de Gente Nueva, para enfrentarse a los de Vicente Carrillo; en Tamaulipas, el propio cártel del Golfo se rompe cuando los Zetas se independizan y terminan, los del Golfo, aliados a los del Chapo y los Zetas convertidos en los más fuertes rivales del cártel de Sinaloa. Surgen grupos como la Familia, originalmente unidos a los Zetas, pero que rompen con ellos para convertirse en aliados (con mucha independencia) del Chapo, y en Jalisco se mantiene un viejo aliado, Ignacio Nacho Coronel, que años después también es muerto.
Es cuando en Jalisco nace el grupo, primero, del cártel del Milenio, de los hermanos Valencia, y años después, estando estos ya muy debilitados, el cártel Jalisco Nueva Generación, que también terminan enfrentados con los Templarios, que aparecen como los reemplazantes de la Familia. Al mismo tiempo hay una verdadera multitud de grupos que operan en Guerrero, en Morelos, en el estado de México, con diferentes grados de relación con el cártel de Sinaloa o con alguno de sus enemigos, como los Zetas o los Beltrán Leyva, pero todos terminan, luego de unos años de operación, apagándose ante los golpes de las autoridades.
Hoy lo cierto es que los Zetas han perdido a sus dirigentes y el cártel del Golfo también perdió a sus mandos históricos. En Juárez, los grupos de Vicente Carrillo resisten pero están muy debilitados. Los Beltrán Leyva perdieron a Arturo y a buena parte de sus operadores en el centro del país. Y el cártel Sinaloa, que ya había sufrido fuertes golpes en el pasado, acaba de perder a su líder. Nadie sabe, hoy, como se reconfigurará el panorama del crimen en el futuro. Pero en el origen está el destino.