5-06-2014 Para el PRD se aproximan horas de definición que incluyen sus votaciones en las leyes secundarias de telecomunicaciones y energía y la elección de su nueva dirigencia nacional pero también, ha llegado el momento para definir su futuro, a través de esas votaciones, internas y legislativas, pero también de ser explícitos sobre qué izquierda quieren construir a 25 años de la fundación de su partido y cuando el fantasma de Morena amenaza con ahondar sus divisiones.
Las tendencia para explosión ahí están. Ejemplos hay a montones. Por una parte las patadas de ahogado, como las calificó Bibiana Belsasso en su columna en La Razón, que significaron las poco serias denuncias de Dolores Padierna contra Pedro Joaquín Coldwell, secretario de energía, tratando de argumentar que su participación accionaria en unas gasolineras lo inhabilitaban para participar en el debate energético (como si la participación de Padierna y su familia en el comercio informal de la ciudad de México, donde controlan más de un tercio de todo ese negocio en la capital, inhabilitaran a la dirigente del bejaranismo a discutir sobre temas fiscales, y vaya que el caso es mucho más grave que la participación en unas gasolineras). Con el agregado de que las leyes secundarias no se deciden en la secretaría de energía sino en el congreso. La otra patada de ahogado, incomprensible en un hombre inteligente, como lo es el presidente del PRD, es la declaración de Jesús Zambrano en Washington pidiendo a los empresarios de ese país que no inviertan en México si se aprueban las leyes secundarias en energía. La peor declaración de Zambrano desde que es líder del PRD.
Pero mientras tanto, ocho corrientes encabezadas por la de René Bejarano advierten que si el presidente del PRD no es Cuauhtémoc Cárdenas, comenzará una diáspora silenciosa en ese partido hacia Morena, donde dice Bejarano que él no se irá…si se cumplen sus condiciones. Los problemas son dos: primero que el ingeniero Cárdenas sólo aceptará ese cargo si es elegido por unanimidad y si él mismo puede disponer de las posiciones claves para dirigir el partido, algo que Nueva Izquierda y sus aliados no aceptarán. Segundo, que siendo Cárdenas uno de los políticos más respetables del panorama político nacional, resulta lamentable que quienes impulsen su candidatura sean nada menos que René Bejarano y el ex gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, que de paso, aunque no ha explicado que sucedió con su hermano templario y prófugo, Julio César, sí se dio tiempo para apoyar a las autodefensas de Mireles, su ex empleado en el gobierno local.
Hablando de estos grupos, , en otro episodio, éste en el congreso, uno de los grupo que están aliados con Bejarano, que encabezan Carlos Sotelo y la senadora Iris Vieney Esquinca, sufrió un duro golpe. Hace varios meses cuando un grupo de supuestos empresarios michoacanos fueron recibidos en el congreso, llevados por la senadora, uno de sus representantes fue Tito Fernández. La también senadora michoacana Luis María Calderón denunció a ese grupo como empresarios que en su mayoría estaban ligados a los Templarios, lo que fue desmentido por Vieney y por el propio Tito Fernández. El problema es que Calderón presentó esta semana las imágenes de Tito Fernández junto con Servando Gómez, la Tuta, repartiendo dinero entre la gente. ¿Cómo desmentirlo?.
Mientras tanto, después del periplo por Washington, Zambrano y todo la dirigencia partidaria y legislativa afín a Nueva Izquierda, estuvo en Brasil, donde entre otras cosas, se reunieron con el ex presidente Inácio Lula da Silva, todo un referente para la izquierda latinoamericana, aunque la situación en su país se esté deteriorando rápidamente con su sucesora Dilma Roussef. Lula fue un presidente querido y exitoso y que tuvo muchos recursos, en buena medida por la reforma energética, que impulsó su antecesor, Fernando Henrique Cardoso, qué como opositor Lula rechazó, pero que al llegar al gobierno defendió e impulsó porque fue lo que le permitió sacar adelante muchísimos programas sociales, tanto que se convirtió en el mandatario que colocó casi cien mil millones de dólares de Petrobras en la bolsa para capitalizar esa empresa con recursos privados.
Ojalá que los dirigentes de Nueva Izquierda, que dicen que hablaron de todo menos de energía con Lula, lo hayan consultado a profundidad sobre el tema (y comprendan lo progresista que es una reforma de esas características) para consolidar una izquierda con credibilidad y reales aspiraciones de poder. Por cierto, Lula fue un constante impulsor de las inversiones privadas, nacionales y extranjeras, en su país.
No me cabe duda que Nueva Izquierda y sus aliados ganarán la elección interna del PRD con Carlos Navarrete. Tendrán que pagar por ello un costo político, pero vaya que lo vale si a partir de allí pueden construir esa izquierda que una y otra vez termina perdiendo su camino.
Jorge Fernández Menéndez