14-07-2014 La primera vez que escuché hablar del juez José Guadalupe Luna Altamirano fue en el 2005 mientras continuaba una investigación, que había iniciado desde años atrás (parte de ella está en el libro Narcotráfico y Poder, Rayuela Editores, 1999) sobre los jueces relacionados con el narcotráfico. El entonces subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos estaba escandalizado con Luna Altamirano y sus sentencias y más lo escandalizaba que al ser este hombre tan cercano al entonces presidente de la Corte, David Genaro Góngora Pimentel, todas las acciones que la PGR deseaba emprender contra Luna quedaban en nada.
Unos pocos meses después, el mismo día de marzo en que comenzó la nueva etapa de Excélsior publicamos en la primera plana esa investigación sobre Luna Altamirano. Lo llamaba “el juez del Chapo”. Luna se indignó con este autor.
Pasaron los años y continuamos con las denuncias contra Luna Altamirano. Una vez que Góngora Pimentel dejó la presidencia de la Corte, las mismas volvieron a ser presentadas por la PGR. El 10 de mayo del 2012 escribíamos aquí sobre los casos “resueltos” por el magistrado del Tercer Tribunal Unitario de la Ciudad de México, Jesús Guadalupe Luna Altamirano que el 11 de abril del 2008 sostuvo que no había elementos para fincarle una responsabilidad penal a Iván Guzmán Salazar, el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en los delitos de delincuencia organizada y de realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita. Horas después el Chapito fue puesto en libertad.
Había sido detenido en Zapopan, Jalisco, la madrugada del 14 de febrero de 2005 por un incidente de tránsito, portando una identidad falsa. “El juez Luna Altamirano, escribíamos el 10 de mayo, decidió dejarlo en libertad, una sentencia que se cumplió el 12 de abril del 2008, y desde entonces está prófugo. Apenas ayer la justicia estadounidense incorporó al Chapito en su lista de narcotraficantes con restricciones financieras y comerciales, incautando sus cuentas en Estados Unidos. Está acusado de lo mismo que lo habían acusado en México: lavado de dinero y delincuencia organizada”. Hoy el Chapito se supone que es uno de los sucesores de su padre, Joquín El Chapo Guzmán al frente del cártel de Sinaloa.
En ese mismo texto hablábamos de otros casos juzgados por el magistrado Luna Altamirano. Recordamos uno de hace, ahora ocho años: “el 31 de mayo del 2006, y de un plumazo, el juez dejó en libertad a 20 personas acusadas, y condenadas en primera instancia, por la operación con recursos de procedencia ilícita. Los acusados habían sido detenidos en una bodega en Boca del Río, Veracruz, cuando custodiaban tres millones 150 mil dólares, ocultos en un camión que llevaba el logotipo de Praxair, destinado aparentemente para el transporte de gas pero adaptado para el traslado de droga y dinero… (Los liberó) a pesar de que la detención fue parte de una larga labor de inteligencia y derivó de la detención previa, en la carretera Sonoita-San Luis Río Colorado, de un trailer similar, con el mismo logotipo, en el que se transportaban poco más de mil 700 paquetes de marihuana, con un peso superior a las cinco toneladas de esa droga…el juez consideró que no se podía demostrar que los detenidos supieran de la existencia de los más de tres millones de dólares ocultos en el camión que protegían y que, además, de saberlo, no se comprobaba que supieran que procedían de una fuente ilegal”. También abordamos el caso de Sandra Avila, la Reina del Sur, a quien el juez le otorgó un amparo.
El 25 de mayo del 2012, el juez Luna Altamirano envió al periódico Excélsior una larga carta, publicada el sábado 26, donde desmentía la información que aquí habíamos proporcionado.
Terminaba el texto el juez Luna Altamirano diciendo que “requiero al periodista en cuestión (o sea un servidor) para que reconsidere sus infundados y ofensivos comentarios, pues de lo contrario, me veré en la necesidad de iniciar las acciones legales correspondientes ante el daño moral de que soy objeto, ante sus deshonrosas críticas”. No hizo falta recurrir a nada: unos días después el Consejo de la Judicatura Federal suspendió en sus funciones al magistrado Luna Altamirano para así continuar las investigaciones en su contra por sus “conductas irregulares”. A los casos que aquí habíamos señalado, según fuentes judiciales, se ha unido la revocación que el magistrado hizo a la formal prisión que se le había dictado a Arturo Culebro Arredondo, encargado, según la PGR, de las operaciones de lavado de dinero del cártel de los Beltrán Leyva y el Norte del Valle en Colombia. El 4 de enero del 2012, luego del fallo del Juez, Culebro tuvo que ser dejado en libertad. La semana pasada Luna Altamirano dejó de ser juez: el Consejo de la Judicatura lo destituyó de su cargo, luego de que se hallaron depósitos millonarios en sus cuentas sin explicación. Está en libertad pero no se sabe dónde. La justicia tardó nueve años en alcanzar al juez del Chapo.
Jorge Fernández Menéndez