05-08-2014 Rodrigo Vallejo, el hijo del ex gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, estuvo sólo una horas en el reclusorio y salió libre bajo fianza. El cargo por el que está acusado, encubrimiento, es considerado un delito no grave. Se fue a su casa, pese a que apenas la semana pasada pudimos ver un largo video en el que el hijo del ex gobernador departía amigablemente con Servando Gómez, La Tuta, y hablaban desde quien sería el sustituto de su padre con motivo de la operación que tendría para esas fechas, hacia una defensa de Jesús Reyna (quien fue gobernador sustituto y ahora está en la cárcel luego de que se descubrieron sus nexos también con La Tuta) y hablaba incluso de crear empresas con el narcotraficante.
Según Rodrigo, en una declaración que había sido adelantada por su padre antes de que presentara la renuncia al cargo de gobernador, él había sido secuestrado y llevado ante La Tuta para mantener esa plática. Independientemente del hecho de que ya antes había sido mostrado un video con imágenes (que son de otro encuentro) de Rodrigo con el narcotraficante, en el que se conoció la semana pasada, resulta evidente que la plática entre Rodrigo y Servando Gómez es algo más que amistosa y franca, y el contenido es más que comprometedor. Pero por alguna razón los cargos, por lo menos hasta ahora, no han pasado de encubrimiento.
De todas formas el video y la acusación vuelven a poner de manifiesto la profundidad de la narcopolítica en el estado. Lo que tampoco es una novedad: en el michoacanazo hace ya varios años, esa relación fue exhibida con creces, y como se ha dicho, si en ese momento el proceso no llegó a más fue simplemente porque no hubo la decisión política de partidos e instituciones de hacerlo: se quería entender como “la guerra de Calderón”, no como un compromiso del Estado mexicano.
Todavía no se borra de la memoria el bochornoso episodio de la operación realizada por un grupo de diputados de la anterior legislatura para hacer ingresar a Julio César Godoy, medio hermano del gobernador Leonel Godoy, a San Lázaro, para hacerle rendir protesta como diputado, otorgarle fuero y hacerlo hasta miembro de la comisión de seguridad de la cámara, cuando ese mismo hombre estaba acusado penalmente de tener relación precisamente con la Tuta. Sólo cuando se divulgaron las conversaciones telefónicas de Godoy con la Tuta pudo ser desaforado, pero le dio tiempo para fugarse. Hasta el día de hoy no se sabe dónde está el hermano ni tampoco nadie le ha exigido cuentas al entonces gobernador, ni a los legisladores que realizaron toda la operación para que tomara protesta y darle fuero. No ha habido ni una condena política, ni siquiera una explicación por esos hechos.
Ahora hay una explosión de videos que han comprometido a muchos funcionarios, a mucho presidentes municipales y otros personajes de la política local en esa relación con el cártel de los Templarios. El más reciente el de la presidenta municipal de Pátzcuaro, Salma Kurrum, con el jefe de la plaza de los Templarios, un tal Tony, diciéndole que ella confía más en los narcos que en la policía, entre otras declaraciones que tendrían que tenerla, ya, en la cárcel.
Pero, ¿de dónde proviene tanta información, tantos videos?. Es presumible que los mismos provengan de las mismas fuentes comprometidas, en otras palabras, de grabaciones que evidentemente realizó la propia gente de los Templarios y que o fueron recogidas en operativos contra ese grupo o, mucho más probable, miembros de los mismos están divulgando ante el derrumbe de la red de complicidad.
Si no se cumplieron los compromisos de protección asumidos por esos políticos y con el operativo realizado desde principios de año se está desarticulando al cártel, éste permite que se conozcan muchas de esas complicidades para que sean todos los que se hundan con él. Si la tesis es correcta sólo quedará esperar ver hasta dónde llega esa ola (en el ámbito local difícil esperar que pueda llegar más alto: ha alcanzado ya hasta al propio gobernador) que puede ser parte de una venganza, o una jugada desesperada del propio Servando Gómez. Lo que también pondría de manifiesto el éxito, en ese sentido,de la estrategia seguida, desde la llegada de Alfredo Castillo como comisionado.
En todo caso, la limpieza de esa clase política local es imprescindible porque apenas en nueve meses habrá elecciones y no puede repetirse el bochorno de los comicios de 2011.
Jorge Fernández Menéndez