La advertencia del General Cienfuegos
Columna JFM

La advertencia del General Cienfuegos

12-11-2014 Toda acción genera una reacción. El lunes en Monterrey, el secretario de la Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos en un acto donde se estaba colocando la primera piedra de un nuevo cuartel para la Policía Militar, dijo que los militares ‘‘aportaremos nuestros mejores esfuerzos al servicio de los ciudadanos sin amedrentarnos por juicios injustos, algunos sin duda erróneos, carentes de fundamento, malintencionados y que la institución armada nacional no merece’’. 

 

Dijo mucho más, en una intervención que buscaba, sin duda, interlocutores políticos, me imagino que dentro y fuera del propio gobierno. Pidió tomar “decisiones acertadas para ponderar desafíos y para consolidar el rumbo” e insistió en que ‘‘la indolencia, la insensibilidad, el silencio, la violencia desmedida y la complicidad, obstruyen y limitan la verdadera esencia de la justicia’’. Agregó que ‘‘el rumor, la intriga y la deslealtad corroen cimientos, mancillan convicciones, frenan el potencial que tiene el país y debilitan las instituciones’’. 

Si alguien cree que ese es el tono habitual de una intervención pública del secretario de la Defensa se equivoca rotundamente. Un general secretario no suele hablar de temas políticos, pero en esta ocasión lo hizo porque por el tono del discurso pareciera que quería advertir a la sociedad que hay hechos que han traspasado los límites, tanto que ‘‘el desarrollo y el progreso de la nación están en juego”. 

Hay quienes piensan que este discurso tiene relación directa con el proceso que ha iniciado la PGR a siete militares por el caso Tlatlaya. En parte puede ser, pero creo que podría tener mucha más relación con las infamantes acusaciones que han hecho algunos grupos responsabilizando al ejército de no haber impedido la masacre de Iguala con el argumento de que en la zona hay un destacamento militar. Es una estupidez, como exigir a los militares que impidan los robos en la zona de Tecamachalco en el DF, porque allí están las instalaciones de la Sedena. 

Pero creo que existe una preocupación mucho más profunda: cuando se habla de indolencia, insensibilidad, silencio, violencia desmedida, complicidad, rumores, intrigas y deslealtades que frenan al país y debilitan las instituciones, estamos ante una admonición, ante la percepción de que se corre el riesgo de la descomposición y la desestabilización del país. Y me imagino que un hombre tan ponderado como el general Cienfuegos ha hecho esa advertencia porque percibe como muy real ese peligro.

Claro que ha habido rumores, complicidades, insensibilidad e indolencia, pero por sobre todas las cosas ha habido, y sigue habiendo, una violencia desmedida, que se alimenta de la impunidad y la falta de respuestas acordes al desafío. El secretario de la Defensa pareciera que le habla a sus militares, le habla al gobierno pero también a los partidos y a la sociedad. 

Los datos son duros: los hechos de violencia se repiten, comenzando por el incendio y destrucción de la Puerta Mariana en Palacio Nacional, los policías agredidos en Acapulco, los congresos y aeropuertos tomados, una estación del metrobús y un vagón del mismo incendiados, robos en tiendas, gasolineras, en casetas y todo ocurre con absoluta impunidad. Los 18 detenidos en Palacio Nacional estuvieron libres en horas igual que los que quemaron el metrobús. En Acapulco permitieron ocupar el aeropuerto (la única vía de comunicación relativamente segura con el puerto porque la autopista del Sol está bloqueada un día sí y el otro también) porque los manifestantes los amenazaron con sus molotovs y armas caseras, lo que no impide que ocho policías fueran agredidos y cuatro de ellos estén con heridas graves. Eso provocó que para el próximo puente haya casi 20 mil cancelaciones de hotel en Acapulco o que incluso muchos operadores estén pensando en que el tianguis turístico de marzo mejor sea en otro lugar, que garantice seguridad. Y no hay respuestas. Decía Albert Eistein que “nada destruye más el respeto por un gobierno y por las leyes, que la aprobación de leyes que no se pueden poner en ejecución”. Y eso es lo que está sucediendo: simplemente las leyes no se aplican (o se aplican selectivamente) y los costos institucionales crecen, tanto que se ha puesto en riesgo, según el secretario de la Defensa, el desarrollo y el progreso del país.

Las autoridades deben salir del actual pasmo político y económico, los partidos deben asumir sus responsabilidades en términos reales y la sociedad debería, deberíamos, identificar en los violentos de cualquier signo, pero sobre todo en los grupos delincuenciales, a nuestros verdaderos enemigos. Porque hoy, parafraseando una vez más al general Cienfuegos, hay demasiada indolencia, insensibilidad, silencio, violencia desmedida, complicidad, rumores, intrigas y deslealtades.

 

Jorge Fernández Menéndez

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