15-04-2015 Es verdad, el 70 por ciento de los ciudadanos no nos sentimos representados por nuestros legisladores: muchos ni siquiera saben quién lo representa en el congreso, local o federal. Pero las elecciones definen qué gobierno tenemos y qué tanto castigamos o premiamos el desempeño de las autoridades y los partidos, del oficialismo y también de las oposiciones. Y en última instancia hay que aprovecharlas: las del próximo siete de junio son las elecciones más caras de la historia de México y siempre hay que recordar que nosotros, con nuestros impuestos, somos quienes pagamos la fiesta.
En el mundo electoral hay varias novedades interesantes. La mayor de ellas que pasó prácticamente desapercibida, es que el PRI, el PAN y el PRD irán juntos, con candidatos únicos, en algunos municipios michoacanos, como Tancítaro, para evitar amenazas del crimen organizado. En los pasados comicios michoacanos acentuar la división entre los partidos, ahuyentar a los posibles candidatos que por la razón que fuera no eran “aceptables” para los grupos criminales, fue uno de los instrumentos claves para terminar colocando en muchas presidencias municipales y en otras posiciones políticas a personajes sencillamente impresentables. Es una buena señal que los partidos comprendan que todos pierden presentándose divididos en esas circunstancias y territorios.
Otro punto interesante es el de las candidaturas independientes que, como ocurre con muchos temas políticamente correctos, no resisten la prueba de confrontarse con la realidad. Las candidaturas independientes no han funcionado. Se podrá decir que las medidas son muy restrictivas, que es casi imposible así despuntar desde fuera de los partidos y es verdad. Pero lo que es restrictivo es el sistema electoral que tenemos: sobreregulador, pesado, caro y financiado con recursos públicos siempre crecientes, diseñado para la lucha de spots no para confrontar ideas y candidatos, donde la participación de la ciudadanía está limitada al mero ejercicio de votar. En ese contexto las candidaturas independientes no funcionarán.
Hay una excepción que confirma la regla: el caso de Jaime Rodríguez, El Bronco, en Nuevo León. Un hombre con una larga carrera en el PRI local que inició su aventura como candidato independiente, hasta ahora con mucha mayor repercusión de la que se esperaba. Es el suyo, ya, un triunfo, pero es el reflejo, más que de sus ideas (no conozco ninguna original hasta ahora en su discurso), del hartazgo de la gente por la clase política…aunque para ello termine optando por un político tradicional con botas, sombrero y un discurso poco formal.
Hablando de discursos poco formales no deja de llamar la atención que los partidos no tengan propuestas para los jóvenes. Lo tiene un poco el Verde, con algunas de sus propuestas que pegan entre la gente joven, mientras el PRD termina apostando, en mi opinión por razones erradas, demasiado a temas como la legalización de la marihuana o a la generalización del wifi. Del PRI o del PAN para los jóvenes no hay nada nuevo, que tenga algo de sustancia. Morena prefiere hablarle al pasado y a la tercera edad (o a jóvenes que creen que en el pasado encontrarán algo de futuro).
En las instituciones, el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova dice estar convencido de que el proceso está avanzando con certidumbre incluso en entidades con evidentes conflictos, como Guerrero. Si es así sería un golpe para los movimientos desestabilizadores. Mientras, en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, hubo cambio de presidente y quedó al frente del Trife un hombre que da confianza en esa institución, clave para los equilibrios en el propio proceso: se trata de Constancio Carrasco Daza, un jurista inobjetable.
Y en el terreno del futurismo, el destape de Miguel Angel Mancera por parte de Carlos Navarrete para el 2018, está muy lejos de ser un lapsus del presidente nacional del PRD. Es un guiño político interesante que era necesario que se diera, sobre todo cuando en frente, en la disputa por la izquierda, López Obrador se presenta ya como candidato (¿y esos no son actos anticipados de campaña?) y como dueño de toda una corriente en la que ya hace tiempo no tiene la hegemonía, denunciando vicios que fue él mismo quien los inculcó. Mancera le va a ganar el DF a López Obrador (que no se enoje Andrés Manuel, no se puede denunciar fraude con tanto anticipación, que recuerde que hoy ninguno de los dos son candidatos) porque representa, a futuro, mucho más y es una opción mucho más incluyente. Y si eso ocurre, la historia de la izquierda cambiará. Pero primero, ellos, como otros pocos (no hay muchos aspirantes reales para el 2018) deben pasar la aduana del 7 de junio.