15-05-2015 El Consejo General del Instituto Nacional Electoral ha entrado en una ruta que puede ser muy peligrosa para la propia institución y para el proceso electoral que debe regir.
El consejo está dividido, consecuencia directa de la reforma electoral vigente (poco sensata, apresurada, generadora de mayores problemas que soluciones, haciendo aún más caro y tortuoso todo el proceso electoral) y de la historia reciente, cuando los consejeros pudieron comprobar cómo dos consejos generales del IFE fueron desmantelados desde los partidos. El actual INE está fuertemente partidizado, con una agenda que parece demasiado específica y que, desde que siete partidos se levantaron de las reuniones, allá por febrero, cuando comenzaba el proceso electoral, parece haber decidido jugar las cartas de lo políticamente correcto, de la mano de una suerte de confrontación con el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Se dice en los medios que hay cuatro consejeros del INE que conforman un bloque priista. Pero no se dice que existe otro bloque que es, evidentemente, antipriista y que tiene mayoría. Se dice en medios que las multas contra el Partido Verde son ejemplificadoras de la aplicación de la ley por el Instituto, pero no se toca ni con el pétalo de una rosa la campaña anticipada de cara al 2018 de López Obrador. No defiendo al Verde, aunque haya jugado al límite de la legalidad, lo que digo es que ese mismo bloque, que castiga al PVEM con dureza, no actúa de la misma forma con otros partidos, en particular con Morena.
Pero la decisión que me parece inconcebible es la que adoptó el Consejo General permitiendo a Marcelo Ebrard registrarse como candidato “suplente” del partido Movimiento Ciudadano, cuando el Tribunal Electoral había rechazado su registro como candidato “propietario”. Es una chicana legal. El hecho es que Ebrard violó la ley electoral: participó en un mismo proceso por dos partidos diferentes en la búsqueda de una misma posición: es indistinto que la busque como titular o como suplente, es una diputación federal. Ésa fue la decisión que tomó el TEPJF y que el INE intenta revertir recurriendo al expediente Juanito, colocar a Marcelo como suplente para que después de la elección el titular renuncie y, de esta forma, Marcelo alcance la posición que el Tribunal había juzgado que estaba impedido legalmente de alcanzar.
Es una decisión que busca legitimar al consejo del INE en demérito del Tribunal: un camino que alguna vez se intentó recorrer en el pasado y cuyos resultados pueden ser costosísimos para la elección. El INE y el TEPJF deben ser un factor de equilibrio en la elección: si se los quiere llevar, como está haciendo el INE, a una confrontación política, no ganará nadie, comenzando por el propio proceso electoral.
Maestros
¿Sabe usted qué porcentaje de los maestros de Guerrero son parte de la CETEG, y participa de esa vorágine de violencia, provocaciones y saqueos? Sólo el 3% de los maestros del estado. El otro 97% trabaja normalmente y cumple con sus responsabilidades, incluyendo los capítulos que los involucran en el avance de la Reforma Educativa. Lo que ocurre en Guerrero es un símil de lo que sucede a nivel nacional: los maestros que participan de las actividades de la Coordinadora, en sus diferentes denominaciones y estados, no llegan ni al 10% del total. El resto, nueve de cada diez, trabajan cotidianamente, se esfuerzan, asumen su responsabilidad frente a un salón de clases, en muchas ocasiones, en condiciones paupérrimas de trabajo, cumplen con su calendario. Pero esos nueve de cada diez, no parecen ser nota. Lo son los que vandalizan, los que tienen una agenda política que nada tiene que ver con la educación o con el gremio.
Son los de la CNTE, los que dicen que están defendiendo la educación pública, pero se han convertido en los mayores defensores de la privatización de la educación. Los que con su violencia y radicalización terminan, consciente o inconscientemente, apostando a que no haya Reforma y, por ende, tampoco avances en la educación ni en la calidad de vida de los maestros. Un dato que se suele perder: los maestros que han entrado a la carrera magisterial, no sólo son maestros mejor preparados, sino que tienen mejores salarios y prestaciones, algo que la CNTE le niega a sus agremiados.
Son los de la CNTE los que constituyen la coartada ideal para proponer que la educación pública sea sólo para los que no tengan nada, mientras que todos los que tengan alguna otra posibilidad económica, aunque sea subvencionados por el Estado, terminen en la educación privada.
Ése es, y lo era hace también dos años, el verdadero desafío de la educación en el país: contar con un buen sistema de educación pública, libre, laica y de calidad, o con una educación crecientemente privatizada, marcada por intereses, en ocasiones muy respetables, pero en otros muy confesionales o, simplemente, mercantiles.