24-06-2015 Por segunda ocasión en poco más de un año fue detenido Rubén Oseguera, apodado El Menchito, e hijo de Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Desde la primera ocasión en la que fue detenido, el 30 de enero del 2014, también en Zapopan, como ahora, se dijo que el joven, de 25 años, era el operador financiero de la organización criminal encabezada por su padre. Al momento de ser detenido, el año pasado, además de distintas armas de fuego, El Menchito tenía en una caja fuerte, ubicada en la cocina de su casa, más de 25 millones de pesos que ofreció a los agentes que entonces lo detuvieron a cambio de que fuera dejado en libertad. Su padre también se comunicó, según trascendió entonces, con funcionarios federales y locales de seguridad ofreciendo altas sumas de dinero si era liberado su hijo. Terminó en el penal de alta seguridad del Altiplano, en Almoloya.
Pero con la justicia le fue mejor al hijo del jefe del cártel. “El Menchito” fue puesto en libertad nueve meses después de ser detenido, en octubre de 2014. Un juez federal con sede en Jalisco ordenó su liberación. Cuando salía del penal, volvió a ser capturado por elementos de la Agencia Federal de Investigaciones, que encabeza Tomás Zerón. Volvió a ser enviado a un penal de alta seguridad, pero esta vez al de Puente Grande, pero el 26 de diciembre nuevamente fue puesto en libertad por un juez federal con sede en Jalisco.
Esta es la tercera detención de El Menchito. Habrá que ver cuánto dura ahora en prisión. Lo cierto es que la situación ha cambiado desde entonces. En los meses en que el hijo de Nemesio Oseguera fue detenido y liberado hasta en dos ocasiones, se dieron en Jalisco muchos movimientos extraños, en la justicia y en otros ámbitos: fue liberado, también en una forma inconcebible, Rafael Caro Quintero y se dio una fuerte expansión del cártel Jalisco Nueva Generación, de la mano con la intervención en Michoacán que prácticamente acabó con sus enemigos, los Templarios, y la detención de Joaquín Guzmán, un antiguo aliado con el que, desde la muerte Ignacio Nacho Coronel, el CJNG mantiene cada vez mayor distancia.
Pero, las señales quizás fueron mal interpretadas: el CJNG comenzó a ocupar cada vez más espacios a sangre y fuego. Han emboscado a fuerzas federales, a policías locales, asesinado desde el inicio de la administración de Aristóteles Sandoval a más de 30 funcionarios públicos de distintos niveles, la muerta más reciente, aunque las autoridades locales dicen que no tendría relación con estos hechos, se dio la semana pasada: la del delegado del ISSSTE y ex presidente del PRI tapatío, Javier Galván Guerrero.
En los hechos, desde aquellos enfrentamientos de los primeros días de mayo cuando fue derribado un helicóptero de la secretaría de la Defensa, la lucha entre las fuerzas de seguridad federales y el CJNG, ha sido inclemente. En este contexto se da la tercera caída de El Menchito.
Y próximamente tendremos otro episodio que tendrá repercusión en esa organización criminal, aunque para algunos parezca un episodio del pasado. La Suprema Corte de Estados Unidos rechazó atraer el caso de Zhenli Ye Gon, aquel célebre “empresario”, en realidad importador de precursores químicos destinados a la fabricación de drogas sintéticas en México, que buscaba evitar su extradición a México. Como se recordará al ser detenido en el 2007, se encontraron en su casa de Lomas de Chapultepec en la ciudad de México, nada menos que 205 millones de dólares.
Ye Gon trabajaba para una de las organizaciones que fueron precursores de lo que ahora conocemos como el CJNG, lo que entonces fue conocido como el cártel del Milenio o de los Valencia. De toda esa zona del Pacífico recibía los cargamentos de precursores químicos y hacia allá los enviaba para la fabricación de drogas sintéticas. En diciembre del año pasado, precisamente cuando se liberaba por segunda ocasión a El Menchito, la Subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales de la PGR notificó al juzgado cuarto de procesos penales federales que el Departamento de Justicia de Estados Unidos le había informado que los trámites de extradición de Zhenli Ye Gon estaban en etapa final. Faltaba sólo un capítulo: la solicitud de revisión del caso que Ye Gon había hecho a la Suprema Corte de la Unión Americana. Resuelto ya ese punto la extradición es inminente.
Sólo le queda una opción: establecer un acuerdo que incluya la cooperación con el gobierno estadounidense. Pese a que han pasado los años, Ye Gon puede hablar de dos cosas: primero, de sus relaciones con los cárteles tapatíos; segundo, y más importante, de sus contactos en China y Asia, la red que le permitió establecer una enorme entramado para enviar desde ese país los precursores químicos y aquí procesarlos. Una trama que, con o sin Ye Gon, continúa.