26-08-2015 Dice Harry Frankfurt en su libro On bullshit, que “uno de los rasgos más destacados de nuestra cultura es la gran cantidad de bullshit (traduzcámoslo como charlatanería, como ocurrencias) que se da en ella”. Para Frankfurt, la charlatanería de los políticos no es sinónimo de mentir. El que miente sabe que lo está haciendo y, por ende, sabe cuál es la verdad. El charlatán la desconoce, y le tiene sin cuidado: habla ignorándola quizá porque sólo se basa en la suya, en la que construyó con su propio discurso. Todo esto viene a cuento porque los partidos y sus dirigentes están muy ocurrentes en estos días. Son demasiadas las declaraciones sin sustento alguno, buscando sólo un titular de los periódicos.
Gustavo Madero dice: “Yo no soy como Cordero”, infiriendo que él no se rebelará contra Ricardo Anaya y refiriéndose al senador Ernesto Cordero al que el propio Madero destituyó como coordinador de los senadores panistas cuando se agudizaron las diferencias entre ambos, y en relación a que Anayadecidiera designar como coordinador de los diputados del PAN a Marko Cortés.
Esa declaración es la mejor demostración de que Anaya no se equivocó:Madero, que tuvo algunos aciertos en la dirigencia panista, cometió muchos errores y el mayor fue abonar, al contrario de lo que él dice, a la división de su partido. Decidió desde mucho antes de que terminara el sexenio pasado queFelipe Calderón era su enemigo y en ese camino emprendió innumerables ataques no sólo contra el expresidente sino también contra muchos de quienes fueron sus colaboradores. Llegó a ser más crítico con la administración panista saliente que los priistas y en ese camino olvidó, incluso, los aciertos que la misma tuvo y que como panista tendría que haber reivindicado.
Dos hechos fueron evidentes: quitó a Cordero de la coordinación de los senadores sin justificación y decidió darle la misma a José Luis Preciado (no lo hizo mal Preciado, pero era un coordinador en minoría en su propio grupo). Y luego dejó sin candidatura plurinominal a Margarita Zavala cuando era hasta obvio que resulta un personaje mucho más popular y de mayor peso político que la enorme mayoría de los designados entonces. Madero es un factor de desunión en su partido y Anaya lo que se propone es exactamente lo contrario. No romperá Anaya con Gustavo porque no tiene porqué hacerlo, pero habrá que ver cómo opera Madero en San Lázaro para saber si el expresidente respeta a Anaya y a Cortés.
Otra: la solución de Morena para ahorrar recursos en la Asamblea Legislativa del DF es desaparecer distintos órganos internos de esa Cámara e incluso las comisiones. Es una nueva versión del viejo “al diablo con las instituciones”, una ocurrencia: las cámaras legislativas no funcionan sin las comisiones. En realidad ahí es donde se hace el trabajo, que luego se termina aprobando en los plenos. Es en las comisiones donde se elaboran y debaten proyectos, donde se agrega y se quita, y las leyes de allí salen para ser aprobadas o no en los plenos. El sólo hecho de proponerlo implica un desconocimiento o desprecio absoluto por el trabajo legislativo.
Otra, que me parece también maña política. En el PRD dicen que encontraron la solución para su dirigencia colocando a un casi externo en la dirección del partido. Agustín Basave, un buen académico, un hombre con sólida formación, un expriista, que en los últimos años se acercó al PRD, dicen algunos que será propuesto como presidente del partido. Conozco hace años a Agustín, desde que él participó en el equipo de Colosio en el PRI, pero no veo qué podría hacer como presidente del PRD cuando ni siquiera está afiliado a ese partido. El PRD es un partido complejo, con entrañas e intereses difíciles de asimilar y comprender por extraños. Basave es un político e intelectual respetable, pero no un hombre de partido. Si lo colocan en esa posición habrá que estar atento a quién será el secretario general del PRD, porque será desde allí que se dirigirá el partido. Para Agustín será algo así como estar en el mejor lugar, pero en el peor momento.
Jaime Rodríguez, El Bronco, es otro político que se excede en ocurrencias. Ahora ya está anunciando la posibilidad de ser candidato en 2018 (repitiendo hasta en las formas el modelo Fox); dice que él “les ganó a Los Zetas con Facebook” (extrapolando con absoluta simplicidad la experiencia de un municipio, en el que recibió fuerte apoyo estatal y federal para sus labores, lo que a veces olvida, con gobernar y combatir al crimen en un estado o un país); asegura que las finanzas estatales que heredará muestran una entidad quebrada, pero no hay prueba alguna (la deuda de Nuevo León es muy alta, pero no parece ser inmanejable) de que recibe un estado en default. Gobernar Nuevo León no es sencillo, El Bronco, uno de los personajes de la elección pasada, quizá tendría que abocarse mucho más a prepararse para ello.