05-10-2015 Llegó como Bronco y tomó protesta como Rodríguez. ¿Jaime Rodríguez y El Bronco son la misma persona?, ¿el nuevo gobernador de Nuevo León y el candidato que ganó con casi 50 por ciento de los votos son los mismos? El sábado en la noche, cuando tomó posesión como gobernador vimos dos caras: llegó con pantalón de mezclilla, chaleco de piel y botas (y con su caballo) para juntarse con la gente. Pero se cambió por un elegante traje para tomar posesión en el Congreso. Dijo que acabaría con la vieja forma de gobernar, pero todos los exgobernadores estaban invitados al evento. Hay que reconocer que una cosa unifica a ambos personajes: el discurso, que habrá que ver cómo se mantiene en el futuro.
Por lo pronto, no habló de víboras y tepocatas como Fox en el 2000, pero sí de que “se acabó la fiesta para los bandidos”, de que “le bajará los humos a los políticos”. Retiró la silla del despacho de gobernador , porque “está enferma de poder y egolatría” (una vez, allá por 1998, Fox, entonces gobernador de Guanajuato, me dijo que lleva como seis meses sin pisar su despacho oficial, estaba orgulloso de eso) y dice que tampoco dará publicidad a las empresas de televisión porque fomentan “la idolatría y la soberbia”.
Dice que llega con una nueva forma de hacer política que a veces, más allá de un nuevo discurso, es la misma: a los que iban llegando a la fiesta en la que se convirtió la toma de posesión en la plaza le regalaban un paquete con carne, salchichas, tortillas, salsa y carbón para que hicieran su carne asada. Y ayer inauguró la administración con una cabalgata por el lecho del río Santa Catarina. Llegaron más de mil remolques con caballos. Creo que eso ya lo vimos, también con Fox. Se podrá decir lo que se quiera, pero que hay quienes apoyan y respaldan económicamente a El Bronco, es indudable (la pregunta es si apoyarán el día de mañana, y por cuánto tiempo a Rodríguez).
Pero terminará la fiesta y habrá que empezar a gobernar y a asumir realidades. Por ejemplo, asumir que Rodríguez no tiene mayoría en el Congreso y que si bien ordenó limpias y auditorías para todo el mundo, habrá que ver, primero, qué sale de ellas y segundo cómo son procesadas por un Poder Judicial en el que su influencia es menor.
No deja de desconcertarme que, luego de cuatro meses de transición, Rodríguezanunciara que en seis meses no hará nada de obra pública, salvo terminar algunas de las obras ya iniciadas, y que se tomará tres meses para analizar cómo están las cosas y otros tres para armar un plan de gobierno. Puede ser que, como hizo en su campaña, quiera ir por fuera de cualquier libreto, pero lo cierto es que se supone que es en los cien primeros días de gobierno cuando se construye una imagen, cuando se plantean los objetivos y los programas ejes sobre los que girará una administración. Es válido preguntarse entonces con qué se llenarán esos seis primeros meses de gobierno, o sea hasta marzo del año próximo, y me imagino que con recorridos, acusaciones de corrupción y algún detenido de dentro o de fuera del gobierno como para mantener y reforzar su imagen.
Por lo pronto, la designación del secretario de Seguridad demuestra que no se apartará del guión que ya estaba escrito en la administración de Rodrigo Medinay la designación de su secretario de Seguridad Pública, sin duda, debe venir, por lo menos, con el visto bueno, si no es con la recomendación, de la Secretaría de la Defensa. El gobernador Rodríguez designó para ese cargo al general Cuauhtémoc Antúnez Pérez, que fue hasta hace unos meses, jefe de la zona militar de Torreón (que cubre áreas de Coahuila y Durango) y donde encabezó exitosos programas contra la delincuencia y, cuando pasó a retiro, el año pasado, se había convertido en asesor de Rubén Moreira en Coahuila. Más allá de los discursos de El Bronco,Rodríguez no cambiará, ni sus patrocinadores lo permitirían, una política de seguridad en Nuevo León que ha sido exitosa.
El operador político de Rodríguez tampoco es un improvisado ni un innovador.Manuel González Flores es su secretario de gobierno y su hombre de confianza, mucho más que Fernando Elizondo, el exgobernador panista del estado que estará en su gabinete, pero no es su mano derecha (la izquierda, dijo que es el general Antúnez Pérez). Manuel González Flores es, como Rodríguez, un expriista que fue secretario particular del exgobernador Jorge Treviño, coordinador de la fracción del Partido Revolucionario Institucional en el estado y delegado del Infonavit.
Habrá que ver si finalmente se impone en la visión de la gente y en su propio accionar Rodríguez sobre El Bronco o será al revés. Más allá de eso, El Broncosacó las garras unos días antes de tomar posesión como gobernador con una larga declaración en contra de López Obrador. Él, Andrés Manuel, dijo “es la verdadera mafia en el poder”. El Bronco mira hacia el 2018, Rodríguez deberá comenzar a enfrentar lo que queda del 2015.