26-11-2015 De las trece elecciones que habrá el próximo año, prácticamente, todas las candidaturas se tendrán que resolver, a más tardar, entre finales de diciembre y principios de enero. Dicen en el PRI que las decisiones se adoptarán antes de las fiestas navideñas pero que el presidente Peña revisará durante esos días los nombres elegidos por el CEN tricolor para, así, confirmar a los aspirantes después del 6 de enero.
Salvo en los muy pocos estados en los que los partidos de la oposición tienen candidatos ya amarrados, ellos esperarán que salgan las opciones del PRI, para lanzar las suyas, apostando también a la posibilidad de divisiones internas en ese partido.
Manlio Fabio Beltrones parece estar embarcado en un proceso en el que busca preservar la unidad (hay que recordar que la cohesión es mucho más “viable” entre los priistas cuando el Presidente de la República es miembro de ese partido) pero, al mismo tiempo, quiere candidatos que ganen las elecciones. Públicamente, el PRI quiere ganar todo, pero se dice, tanto en el gobierno federal como en el tricolor, que ocho de trece no estaría nada mal. El punto es cuáles ocho, porque, obviamente, no todos los estados tienen un mismo peso electoral.
Veracruz será la más disputada. Perdidos Nuevo León y el Distrito Federal, con Jalisco controlado por Enrique Alfaro y Puebla controlada por Moreno Valle, Veracruz, donde se elegirá un gobernador de dos años, es clave para el PRI de cara al 2018.
En la oposición, Miguel Ángel Yunes Linares será candidato del PAN y del PRD, aunque hay sectores en ambos partidos que no quieren esa alianza. En el PAN, Juan Bueno Torio está en contra y, otro expanista, Gerardo Buganza, amenaza con lanzarse como independiente. En el PRI, otros dos Yunes, Héctor y José, ambos senadores, también quieren la candidatura. Héctor, enfrentado con el gobernador Javier Duarte, no parece tener posibilidades, mientras que José, un buen cuadro priista y muy cercano a Luis Videgaray, se debate entre buscar la gubernatura de dos años o esperar, desde el Senado, la de seis, que podría tener asegurada. La carta local es el presidente del PRI estatal y diputado federal Alberto Silva.
El priismo, para la de dos años, se terminará decantando por Silva, con José Yunes comprometido para la de seis: Silva tiene el apoyo del gobernador y el control de dos tercios de las presidencias municipales en el estado, una bancada amplia en el Congreso local y federal. Y, sobre todo, será una forma, como ocurrirá en otros estados, de responsabilizar, en el mejor sentido de la palabra, al gobernador de su elección.
Lo mismo ocurrirá en Quintana Roo. El PRI difícilmente se puede dar el lujo de enviar candidatos que estén en abierta confrontación con su gobernador y sus presidentes municipales. El subsecretario de Turismo, Carlos Joaquín González está enfrentado desde hace años con el gobernador Roberto Borge, quien tiene un férreo control de la estructura de su partido en una entidad que es una de las principales fuentes de divisas del país. Creo que el PRI irá por lo seguro, y sus opciones son el diputado federal José Luis Chanito Toledo y el exsecretario de finanzas del estado y actual presidente de Solidaridad (donde se encuentra Playa del Carmen y donde se están asentando las mayores inversiones en el estado) Mauricio Góngora. Por su perfil político y técnico, tiene más posibilidades Góngora.
Es diferente en un estado que no gobierna el PRI, como Sinaloa. En realidad, Mario López Valdez, Malova, es un gobernador que terminó como candidato del PAN-PRD, porque no lo fue del PRI hace seis años y tenía entonces, y mantiene ahora, una muy buena relación con personajes de peso en el tricolor como Enrique Jackson, Francisco Labastida o el propio Manlio Fabio Beltrones (e incluso Juan Millán). El problema es que para Malova será difícil, precisamente por esa ruptura sexenal, colocar en el PRI un candidato como su secretario de gobierno, Gerardo Vargas. El tricolor tendrá que buscar a alguien que no tenga el rechazo del gobernador pero tampoco del priismo local. Y ahí quedan pocos: muy cercanos al presidente Peña pero con su carrera realizada en el centro del país están David López y Heriberto Galindo. Los senadores Aarón Irizar y Diva Hadamira Gastélum no funcionan; uno no ha despegado y la otra se encuentra en medio de acusaciones muy duras. Dicen que Jesús Vizcarra quiere volver a ser candidato, pero perdió contra Malova y tiene negativos que pueden ser explotados. Óscar Lara, con fuertes relaciones con el sector privado, secretario de finanzas durante diez años, primero con Millán y luego con Jesús Aguilar, con buena relación con Malova, exlegislador y subdirector la Comisión Nacional del Agua, parece tener el perfil más adecuado para lograr un acuerdo amplio y enfrentar, y no será poca cosa, a Manuel Clouthier hijo, quien ganó la diputación como independiente y puede buscar ahora la gubernatura. Mañana seguimos con el escenario 2016.