08-01-2016 La próxima semana será decisiva para saber cómo será el escenario electoral del próximo cinco de junio. Por una parte, el viernes 15 se cerrará el plazo para quienes quieran registrarse como candidatos independientes, lo que implica que quienes decidan romper con sus partidos porque no obtuvieron una candidatura tienen hasta esa fecha para hacerlo. Y hay muchos que deben tomar esa decisión, en todos los partidos, lo que hace suponer que el jaloneo interno se mantendrá hasta esa fecha, y que las dirigencias partidarias, por lo menos en el PRI, el PAN y el PRD, salvo casos muy específicos, tratarán de alargar hasta esa fecha, por lo menos, la designación de candidatos: es muy distinto el efecto de un berrinche y hasta el de una renuncia partidaria al de una candidatura alterna que robe votos en forma directa.
Y hay que recordar que el domingo 17 será la elección en Colima, muy cerrada hasta el día de hoy. El PRI y el PAN se juegan mucho en ese estado, aunque habrá que ver en ese escenario qué pasa, por ejemplo, con una tercera candidatura, la de Leoncio Morán, de Movimiento Ciudadano, al que no le alcanzará para ganar pero sí para hacer perder a alguno de sus rivales.
También en esta semana, se deberá definir si el PAN y el PRD irán en alianzas, cómo y en dónde. En los dos partidos hay resistencias importantes para esos acuerdos, más públicos en el PRD, donde Agustín Basave ha tenido que poner sobre la mesa hasta su renuncia para tratar de sacar esos acuerdos y mejor operados en el PAN, sobre todo por el equipo de Moreno Valle, pero allí también hay resistencias en varios estados: es público que hay perredistas que no quieren ir con Miguel Angel Yunes pero ¿cuántos panistas querrían ir, por ejemplo, con José Guadarrama en Hidalgo?.
Benjamín Robles quiere ser candidato del PRD en Oaxaca y sino dice que se lanza como independiente, pero la carta para que haya una alianza es José Antonio Estefan, mientras que en Morena existe el compromiso de que su candidato será Salomón Jara, no se la darán a otro. Pero ha emergido la fuerte posibilidad de Gerardo Gutiérrez Candiani, que puede remover todo el esquema de alianzas en el estado.
En Sinaloa, el gobernador Mario López Valdez sin duda querría que el candidato del PRI fuera su secretario de gobierno, Gerardo Vargas Landeros, pero será fácil que en el tricolor, pese a la notable recomposición de relaciones que ha tenido Malova con el priismo, se opte por la candidatura de alguien que jugó hace seis años contra ese mismo partido. Quedan otras tres opciones: Oscar Lara, con larga experiencia en el sector financiero y en la administración pública, secretario de finanzas de dos gobernadores, y con muy buenas relaciones dentro y fuera del estado; la senadora Diva Gastelúm, con mucho peso entre las mujeres priistas; o el también senador Aarón Irizar, que viene del equipo de Francisco Labastida. Tres perfiles muy diferentes.
En Tamaulipas hay muchos que quieren y pocos que pueden. Son más, pero señalemos tres por el PRI: Paloma Guillén, Baltazar Hinojosa, Marco Antonio Bernal. En el PRI habrá lucha interna pero no ruptura, porque el tricolor no hay que olvidar que ganó todos los distritos el año pasado en los comicios federales. Por el PAN seguramente terminará siendo el senador Francisco Cabeza de Vaca, al que puede sumarse el PRD.
En realidad, en todo estos escenarios, con distintas alternativas, son muchos los factores a tomar en cuenta. Pero el principal para el priismo, es cómo, con quiénes y de qué manera quiere gobernar el presidente Peña los dos últimos años de su mandato (y pensar también qué respaldos querrá tener cuando abandone el poder). Por supuesto que el PRI no puede apostar a candidatos que no ganen, pero tampoco a quienes tengan agendas propias o distintas a las del presidente Peña, o que simplemente le generen problemas. Un ejemplo casi obvio que está muy presente sobre todo en Sinaloa o Tamaulipas, pero no sólo allí: no puede haber candidatos que tengan que explicar, sea cierta o infundada la acusación, si tienen o han tenido relaciones con el crimen organizado o con personajes vinculados a éste.
El presidente Peña en estos dos años necesita que sus reformas comiencen a dar frutos: no puede impulsar candidatos que no le garanticen, por lo menos, que tienen capacidad para impulsarlas en cada entidad. Peña Nieto siempre ha insistido en que es un pragmático que lo que quiere son resultados. Y eso es lo que buscará, además de que esas candidaturas le den votos y le ganen estados. A partir de eso se distribuirán posiciones de género, de sectores, de grupos, incluso de potenciales precandidatos.
En el PAN, en el PRD, en Morena, juegan otros factores, allí los votos y los espacios para posicionarse de cara al 2018 no son todo, pero son casi todo, pero en el priismo los factores a ponderar son mucho mayores. Lo necesita el presidente Peña y lo sabe Manlio Fabio Beltrones. Ese es el escenario que se terminará de configurar la próxima semana.