23-05-2016 En el rancho El Sol, en Tanhuato, Michoacán, en la frontera con Jalisco, donde hace un año murieron 42 integrantes del cártel Jalisco Nueva Generación y un elemento de la Policía Federal, llegaron a estar concentrados 700 elementos de esa organización criminal para recibir adiestramiento, tuvieron instructores paquistaníes y de ex integrantes de fuerzas de seguridad. Ahí, en ese rancho residieron hasta días antes del enfrentamiento tres de los cuatro hermanos Guerrero Covarrubias: Alonso, David y Javier (el otro es Leonardo) que eran los principales operadores del cártel. Al momento del enfrentamiento permanecían en el rancho El Sol más de cien sicarios al mando de David que se enfrentaron contra unos cuarenta elementos de la Policía Federal apoyados por un helicóptero Black Hawk.
Durante las semanas anteriores al enfrentamiento en el rancho El Sol se habían producido durísimos ataques del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) contra fuerzas federales. El primero de mayo, sicarios del CJNG derribaron con un misil tierra aire un helicóptero militar con 18 elementos a bordo. Semanas antes, el 19 de marzo, decenas de sicarios al mando de Leonardo Covarrubias, emboscaron en Ocotlán un convoy de la Policía Federal dejando cinco elementos muertos.
Las áreas de inteligencia tenían información de que el CJNG estaba adiestrando un número importante de hombres. La investigación sobre el rancho El Sol comenzó porque sus propietarios presentaron una denuncia ante la PGR por el despojo que habían sufrido de su propiedad: un rancho de 112 hectáreas que tenían rentado desde años atrás y al cual una mañana se presentó un grupo de más de 20 hombres armados y tomaron posesión de él. Les advirtieron que si hacían la denuncia tomarían represalias contra la familia.
Días antes de la operación hubo en el rancho, según información de inteligencia recogida posteriormente, cerca de 700 hombres para ser adiestrados en el manejo de armas, además de un despliegue de halcones en la zona cercana para advertir de la llegada de fuerzas de seguridad. Dos días antes del ataque, dos de los hermanos Guerrero Covarrubias, dejaron el rancho con el grueso de sus hombres. De todas formas quedaron recibiendo entrenamiento poco más de cien sicarios. En la noche del 21 para el 22 de mayo estuvieron bebiendo y consumiendo drogas. Por eso no advirtieron que a las cinco de la mañana se acercaba el operativo de la Policía Federal.
Cuando los elementos policiales intentaron ingresar al rancho El Sol fueron agredidos por disparos desde una camioneta blanca apostada en las afueras del rancho que ingresó a éste, pero se estrelló frente a la bodega y la casa habitación donde dormían la mayoría de los sicarios y sus entrenadores, entre ellos cinco ex integrantes de las fuerzas armadas, cinco ex policías ministeriales y dos empleados de empresas de seguridad privada.
Inició un enfrentamiento que dejó un policía muerto y un oficial herido. Muchos, más de sesenta integrantes del grupo lograron escapar, 42 murieron y tres fueron detenidos.
Por el número de caídos que dejó el enfrentamiento hubo sospechas de que pudo ser una venganza por los ataques anteriores del CJNG contra las fuerzas de seguridad. Un año después no existe una sola prueba testimonial que sustente esa hipótesis: los estudios periciales demuestran que 40 de los 42 agresores murieron con heridas de armas de fuego, pero ninguno de ellos con huellas de contacto o apoyo, ningún disparo fue realizado de cerca. Según las necropsias, las heridas de las víctimas no siguen un patrón homogéneo, se distribuyen en distintas partes del cuerpo, no hay pauta alguna que pudiera indicar actos de ejecución. 41 de los 42 agresores muertos dieron positivo en las pruebas de radizonato de sodio, lo que indica que estuvieron accionando armas de fuego. A un cuerpo no se le pudo realizar la prueba porque tenían severas quemaduras, aunque sí portaba un arma al momento de ser localizado.
Los cuerpos sólo se movieron para corroborar signos vitales: los agresores heridos suelen seguir disparando cuando se los cree abatidos. El agente muerto y el oficial herido en Tanhuato tenían disparos por la espalda realizados por agresores que se consideraba fuera de combate. No todos los agresores murieron, uno 60 escaparon y tres fueron detenidos. En el operativo se utilizó un helicóptero Black Hawk como apoyo aéreo: la nave recibió tres disparos y uno de los sicarios fue muerto cuando preparaba un lanzamisil RPG similar al que tres semanas atrás había derribado a un helicóptero militar en Guadalajara.
No hubo en Tanhuato ninguna ejecución extrajudicial, lo que hubo fue un enfrentamiento durísimo contra un centenar de sicarios del crimen organizado que fueron sorprendidos por las fuerzas de seguridad. Mañana el testimonio de uno de los halcones del cártel Jalisco Nuevo Generación, sobre la operación del cártel en el rancho El Sol.