28-06-2014 Fin de semana de marchas en el Distrito Federal, desde la del orgullo lésbico gay hasta la de Morena y López Obrador en apoyo a la Coordinadora. Fin de semana de elecciones en España, conmocionados Europa y el mundo aún por el resultado del referéndum británico. Fin de semana donde pareciera que son más las incertidumbres que las certezas, pero donde también existen datos que podrían abonar tanto a unas como a las otras.
Las consecuencias del Brexit son difíciles de evaluar pero, por lo pronto y en nuestro caso, ya han ocasionado una fuerte devaluación del peso, la caída de la BMV (al igual que todas las bolsas del mundo) y un recorte adicional de más de 31 mil millones de pesos: los movimientos bursátiles y financieros entran dentro de lo previsible, también el recorte tratando de equilibrar las finanzas públicas y huir de un déficit que alejaría las inversiones y la confianza. No se entiende, sin embargo, porqué el recorte se da en educación y salud, dos pilares fundamentales para garantizar que no se deteriore el bienestar social y en medio de temas conflictivos, como la reforma educativa y la universalización de los sistemas de salud, que intenta ser aprovechado por distintos grupos para movilizar a los médicos en contra de la “privatización” de la salud pública, un sinsentido, una mentira que, como muchas otras, de tanto repetirla alguien creerá que es verdad.
En las marchas del fin de semana, también hay señales. La masividad de la marcha del orgullo lésbico gay, más de 200 mil personas, demuestra que la sociedad mexicana es mucho más abierta y tolerante de lo que algunos creen y que más allá de la manipulación orquestada, no creo que los temas como el del matrimonio igualitario haya cambiado las tendencias electorales. Pero quizás le puede recordar al PRI y a los demás partidos, que esa es una agenda de un sector muy importante de la sociedad y que no tiene sentido pagar el costo de presentar la iniciativa, para después volver a pagarlo congelándola en el Congreso.
La marcha de Morena el domingo es la primera en bastante tiempo que encabeza López Obrador. Fue notoriamente menor a la del día anterior, llegaron unas 20 mil personas y mostraron que en Morena el acarreo no desluce con respecto a cualquier otro partido: 700 autobuses trajeron a los espontáneos manifestantes de todos los rincones de la república. Se les pasó lista, se les dio de desayunar y terminado el mitin en la Glorieta de Colón, se les regresó a sus lugares de origen, algunos tan lejanos como Chiapas. López Obrador en su discurso habló menos de la Coordinadora que del 2018. Y su principal declaración no deja de ser una mezcla de amenaza con extorsión política. Dijo Andrés Manuel que el presidente Peña tiene que correr a sus principales funcionarios (Nuño y Osorio, entre otros) y crear un gobierno “de transición” para que haya “una entrega pacífica del poder”. O sea que para López Obrador, si el presidente no le hace caso, no corre a los suyos y no crea un gobierno de “transición” no habrá “entrega pacífica del poder”, o sea que habrá violencia y será, me imagino, Morena o Andrés Manuel (que es lo mismo) quien la impulsará. Amenaza, especulación y una suerte de extorsión, todo en una misma frase futurista.
Pero no fue un buen domingo para López Obrador. Mostró músculo pero no el suficiente y la simple comparación con la marcha del día anterior (o con las marchas que ha protagonizado López en otras épocas) lo demostró; amenazó con llegar al Zócalo pero no lo hizo (en realidad no terminó, por ende, de romper con Mancera y con el PRD, quizás porque está comprendiendo que los puede necesitar para el 2018) y, además, luego del resultado del Brexit, las elecciones en España, demostraron que la gente comienza a estar en alerta contra las tendencias populistas y demagógicas.
El resultado español es interesante: bajó la participación pero, pese a las previsiones de las encuestas, que una vez más, como lo hicieron en México, en Gran Bretaña y ahora en España, se equivocaron radicalmente, ganó el Partido Popular, pero se consolidó como principal oposición y segunda fuerza el PSOE mientras que Podemos que se sentía ya como fuerza mayoritaria y aspiraba ocupar La Moncloa, quedó como tercera fuerza y perdió más de un millón 200 mil votos respecto a la elección de diciembre pasado. Ciudadanos, una fuerza emergente de centro derecha, también perdió votos y tendrá, junto con el PSOE la decisión de dar o no una mayoría al PP para formar gobierno.
Lo cierto es que el freno al populismo de Podemos y que la socialdemocracia se mantenga como principal opción opositora es una buena noticia, más allá de quien termine formando gobierno en España, lo que demuestra que el golpe del Brexit ha hecho reflexionar a más de uno en Europa sobre el futuro de la región y de sus países. Esperemos que el ejemplo cunda.