07-11-2016 “La vanidad es mi pecado favorito” dice Lucifer, caracterizado por Al Pacino en esa magnífica película que es El Abogado del Diablo. La vanidad ese “orgullo de la persona que tiene en un alto concepto sus propios méritos y un afán excesivo de ser admirado y considerado por ellos” ha acabado carreras, familias, empresas. Y muy probablemente la vanidad ha propiciado el mayor golpe político que ha recibido el presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya.
El caso de Ricardo me recuerda al del entonces gobernador Arturo Montiel en el 2005, cuando le disputó la candidatura presidencial a Roberto Madrazo (aunque la paradoja en este caso es que Ricardo ahora busca la candidatura presidencial de su partido el PAN desde la posición que ocupaba entonces Madrazo en el PRI). Montiel era parte del llamado TUCOM, todos unidos contra Madrazo. Eran cinco o seis aspirantes que hicieron una suerte de interna donde, un poco sorpresivamente, resultó ganador Montiel (todo mundo pensaba que sería Enrique Jackson el precandidato) y comenzó su campaña contra Madrazo. Duró un par de días: una nota periodística primero y una entrevista mostrando sus propiedades después, acabaron con Montiel. Se instaló la sospecha y el entonces gobernador tuvo que pasar más tiempo explicando el origen de sus recursos que intentando comenzar una compañía. En pocos días quedó fuera de la competencia, el TUCOM desapareció, Madrazo fue candidato sin competencia real y el PRI realizó la peor elección de su historia.
Insisto en algo que ya hemos dicho, Anaya no ha sido un mal presidente del PAN, pero resulta insensato que desde esa posición esté buscando en forma tan insistente como obvia, la candidatura presidencial. Si la carta de distintos dirigentes panistas no hubiera sido suficiente, Anaya se ha visto involucrado ahora en una denuncia que termina siendo tan similar a aquella que dejó fuera de la competencia en el 2005 a Montiel. Por la razón que sea, la declaración tres de tres de Anaya no coincide con sus egresos, su familia vive en Atlanta, en Estados Unidos, viaja semanalmente a esa ciudad y el presidente del PAN ha tenido que pasar todos los últimos días tratando de explicar su situación económica, y para colmo lo ha hecho sin convencer a muchos.
Dice Anaya que él y su esposa tienen recursos suficientes para mantener ese nivel de vida, y quizás es verdad. Que alguien como María Amparo Casar insista en que sus ingresos sí corresponden a su nivel de vida, no es menor. El problema es que entonces hay vacíos en su declaración tres de tres, pero más allá de eso el grave error político de Anaya es pensar que se puede presidir un partido político y buscar la candidatura presidencial teniendo a su familia viviendo fuera del país.
Probablemente es injusto, probablemente Anaya como cualquiera que tenga recursos económicos suficientes podría argumentar que tiene derecho a decidir dónde quiere vivir con su familia. Pero eso no es aceptable, viable para alguien que tiene posiciones de poder tan importantes y aspira a más, sobre todo cuando no hay razón alguna de seguridad o familiar que lo justifique. Y ese es el error político, la falta de sensibilidad que le están cobrando.
Anaya desestimó las reiteradas llamadas de su propio partido para no hacer proselitismo desde la dirigencia partidaria en su favor, se alejó de muchos de los principales personajes del PAN, no dialogó con ellos y continuó sin apartarse de su línea y ha pagado el costo: ninguno de las dirigentes panistas ha salido en su defensa y los demás partidos le han cobrado duro una actitud política soberbia. Si hubiera tendido puentes cuando se lo demandaron los propios panistas quizás las cosas hubieran sido diferentes. Ahora más que la candidatura presidencial tendrá que tratar de salvar la dirigencia partidaria. Y eso incluso se le ha puesto difícil. La vanidad es el pecado preferido por el diablo.
Monreal y Cuarón
En todo el affaire del caso Cuarón hay un punto en el que el delegado de la Cuauhtémoc, Ricardo Monreal tiene la razón. Es verdad que el equipo del afamado cineasta tenía permisos para filmar en la colonia Tabacalera, pero el propio permiso, del que tenemos copia, especifica que “no deberá subir ni estacionar automóviles y o equipo pesado sobre plazas, parques, explanadas, camellones o banquetas… no se permite apartar lugares para el estacionamiento de vehículos; instalar mantas sobre los árboles y monumentos; amarrar o colocar cualquier objeto sobre los mismos… así como la obstrucción al libre tránsito”. Prácticamente todo eso estaba siendo ignorado durante la filmación.
Alfonso Cuarón es un director de cine que nos enorgullece y seguramente las formas en que se realizó el intento de desalojo de la locación donde estaba trabajando su equipo fueron incorrectas, pero también todos los habitantes de esta ciudad merecemos un poco más de civilidad y de respeto a las normas.
Réplica y series
Hoy el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación debatirá el recurso interpuesto por el PRD y Morena respecto al derecho de réplica. Como ya hemos dicho, sería un completo desatino extender el derecho a réplica cuando se trate de información fidedigna, es una forma de bloquear la información que no tiene correlato en ninguna otra democracia.
También lo es aspirar a censurar contenidos de televisión, como se ha planteado en el Congreso. Las dos iniciativas lo que buscan es coartar la libertad de expresión. Las dos deben ser rechazadas