24-11-2016 Comencemos con una historia personal. Era el sexenio de Vicente Fox y el secretario de seguridad pública era Eduardo Medina Mora. Era un momento de feroz violencia en Tamaulipas y yo tenía que ir a una boda nada menos que a Matamoros, la tierra de Osiel Cárdenas y del entonces gobernador Tomás Yarrington. Medina Mora decía que el lugar era extremadamente peligroso y decidió ponerme una custodia llegando a esa ciudad.
Me pareció inútil, hasta que esa noche, mientras me llevaba un funcionario del gobierno estatal, no recuerdo su nombre, a una cena en un restaurante, me dijo que no podía cenar donde yo lo tenía pensado porque allí lo estaba haciendo Osiel Cárdenas y me mostró varias camionetas con hombres armados parados frente al restaurante. Le pregunté a mi acompañante si no harían nada y me dijo que ellos no podían, que era tema del gobierno federal. Me sorprendí y comprendí quién mandaba en el estado.
De regreso a México lo comenté con Medina Mora y con Genaro García Luna, entonces jefe de la AFI, ambos confirmaron mis sospechas y me dijeron que con el gobernador era imposible trabajar. Unas semanas después, Osiel fue detenido en Matamoros, en un operativo, del cual el gobierno estatal no fue informado, por tropas del Ejército mexicano. En 2007 fue extraditado a Estados Unidos, donde llegó a un acuerdo de colaboración con las autoridades de ese país. Ahí, en realidad, comenzó la caída de Tomás Yarrington.
Para esa fecha hacía ya meses que se sabía que el exgobernador estaba siendo investigado por las autoridades estadunidenses por sus relaciones con el crimen organizado y que más temprano que tarde esas acusaciones se convertirían en una acusación formal.
El exgobernador, en cuanto concluyó su mandato, en 2004, compró una propiedad por seis millones 600 mil dólares en San Antonio, Texas. Antes de ser gobernador, o sea, cuando era presidente municipal de Matamoros y su paisano Osiel Cárdenas era el que controlaba el narcotráfico en la entidad, recibió de un contratista del gobierno un departamento de medio millón de dólares en la Isla del Padre, también en Texas.
Las autoridades estadunidenses embargaron o congelaron cuentas de Yarrington por millones de dólares en Estados Unidos y se están investigando, también, los movimientos realizados por Alejandro Cano Martínez, un operador financiero de Osiel que manejaba los recursos que el capo hacía llegar a autoridades políticas y de seguridad y que eran depositados, en bienes o cuentas, en EU.
Pero una de las acusaciones más graves en torno a Yarrington es la que lo relaciona a personajes de su equipo muy cercano y a él mismo con el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, el candidato del PRI al gobierno del estado, ejecutado una semana antes de las elecciones. A Rodolfo lo sucedió su hermano Egidio, que acaba de dejar la gubernatura.
Según la DEA, Antonio Peña Argüelles, excolaborador de Yarrington, recibió el 29 de noviembre de 2011 un mensaje de uno de los líderes de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, que le advertía que “su hermano (Alfonso) ha estado diciendo que usted y Tomás Yarrington, junto con (Jorge Eduardo) Costilla (líder del Cártel del Golfo y enemigos mortales de Los Zetas), asesinaron al candidato a gobernador Rodolfo Torre Cantú porque afectaba al negocio de la construcción y estaba (Peña Argüelles) patrocinado/ protegido”. Los restos de Alfonso Peña, el hermano de Antonio, fueron encontrados ese mismo 29 de noviembre en Nuevo Laredo. Junto al cuerpo había un mensaje de Los Zetas en el que acusaban a Antonio de haberles robado cinco millones de dólares.
Siempre según la DEA, Antonio Peña se reunió en 2008 con Yarrington en una casa que éste rentó en San Antonio para analizar el conflicto financiero que existía con Treviño Morales y que terminó con el asesinato de Alfonso. Tiempo después, Antonio Peña Argüelles fue arrestado en San Antonio y se ha convertido en la principal fuente de acusaciones contra su exjefe, Yarrington. En sus declaraciones reconoce que estaba encargado de lavar el dinero del exgobernador en relación con esos grupos criminales.
Recordemos que Zetas y el Golfo pertenecían a una misma organización criminal: cuando se dio la ruptura en 2006-07 quienes habían colaborado con ambos grupos quedaron en medio de la refriega entre los dos grupos criminales. La DEA sostiene que obtuvo los libros contables de Peña y de su hermano Alfonso en los cuales se puede comprobar que recibieron millones de dólares del narcotráfico destinados a Yarrington y otros colaboradores.
El asesinato de Rodolfo Torre se habría generado porque éste no tenía buena relación con Yarrington y porque no garantizaba los acuerdos con los grupos criminales. Ése es el entorno de las acusaciones contra Yarrington, y resulta inconcebible que después de tantos años siga en libertad y apenas ahora se otorgue una recompensa de 15 millones de pesos que lleve a su captura. Mañana seguiremos con esta historia.