28-03-2017 Si alguien tenía dudas de que el PRI, como sus dirigentes han dicho, buscará ganar a como dé lugar el Estado de México, el acto del registro como candidato de Alfredo del Mazo es una demostración de cómo se operará: utilizando todo el aparato partidario, posiblemente el mayor del país y el más poderoso, y colocando todo lo posible en la balanza, incluyendo la acción de gobierno e incluso, asomando el golpeteo no siempre legítimo.
En el acto de registro, el punto más alto no estuvo en la intervención del candidato, sino en la del presidente del PRI, Enrique Ochoa, quien dejó claro el tono de la campaña. Rechazó a quienes “buscan gobernar el Estado de México con sus marionetas” y atacó a los que llamó “aves de rapiña mesiánicos”. Traducido al español, el PRI en el Estado de México va, sobre todo, contra Morena, aprovechando, quizás, que Josefina Vázquez Mota no termina de lanzar su campaña y que Delfina Gómez, de la mano con López Obrador, ya la inició, en los hechos, hace semanas.
Más allá de eso, el aparato del partido demostró que conserva músculo y capacidades. La llegada de Ernesto Nemer a la coordinación y el evidente respaldo de la estructura federal le han dado a la campaña de Alfredo del Mazo una articulación que hasta hace unas semanas no tenía.
Si en el Estado de México el PRI muestra músculo, en Coahuila intenta hacerlo en una coyuntura compleja. El candidato tricolor Miguel Riquelme está arriba en las encuestas, pero hay mucha confusión. Javier Guerrero, un destacado priista que va como independiente es un hombre con peso local, que ha nucleado a personajes importantes. Su coordinador de campaña es el exsecretario de Sedesol durante el gobierno de Carlos Salinas, y también quien encabezó el programa de Solidaridad, Carlos Rojas Gutiérrez. La candidatura a diputado del exembajador Humberto Moreira, ahora por una fuerza local que se llama Partido Joven luego de que fue rechazado por el PRI, agrega un factor de incertidumbre difícil de medir: Humberto está muy distanciado de su hermano y sucesor Rubén y comenzó su campaña siguiendo con lo que caracterizó su gobierno: un durísimo enfrentamiento con Felipe Calderón, que a su vez lo acusó de haber permitido que Los Zetas se establecieran en la entidad durante su gobierno.
Calderón y casi toda la plana mayor del PAN estuvieron en el registro del senador Guillermo Anaya, quien es un buen candidato y que será muy competitivo en el estado. Habrá que ver en qué medida lo puede afectar la creciente pulverización del voto opositor (Armando Guadiana será el candidato de Morena) y con la aparición de opciones reales o artificiales. E insisto, sin poder medir aún cómo funcionará electoralmente la aparente ruptura entre los hermanos Moreira.
En Nayarit el PRI tampoco la tendrá fácil. El candidato del PRD-PAN, Antonio Echevarría tiene peso, muy buenas relaciones y dicen que hasta una discreta simpatía del gobernador Roberto Sandoval, que no está dejando buenas cuentas en el estado. Si hay una entidad donde la política va más allá de los partidos y es profundamente local, donde lo que importa son más los nombres que los partidos por los que compiten, es en Nayarit y pese a que el candidato priista, Manuel Cota, es competitivo, habrá que ver cómo puede enfrentar a una familia política tan poderosa en ese ámbito como los Echevarría, que llevan controlando amplios espacios de poder desde hace años y mantienen fuerte popularidad.
En Veracruz en los más de 200 municipios donde habrá elecciones en junio, la guerra está declarada entre Morena y la coalición PAN-PRD, poco podrá hacer en esos comicios el PRI, que buscará, por lo menos, mantener algunos espacios de poder significativos. Lo que se han dicho López Obrador y Miguel Ángel Yunes en estos días recuerda la campaña del año pasado y el enfrentamiento entre el actual mandatario y el gobierno de Javier Duarte. Yunes se está encontrando con serios problemas de seguridad que es lo que intenta explotar López Obrador, lo mismo que las acusaciones de nepotismo por la candidatura de un hijo de Miguel (quien tiene ya carrera propia, dentro de una familia política) en el municipio de Veracruz, olvidando, quizás, que a sus propios hijos José Ramón y Andrés Manuel López Beltrán los colocó López Obrador en posiciones clave de Morena por designación directa.
Las cuatro campañas serán durísimas y se recurrirá, una y otra vez a las denuncias y la guerra sucia, sobre todo porque en ellas, todos los actores están pensando en cómo quedarán de cara al 2018.
EL IMPUESTO DE TRUMP
No son menores las declaraciones de Colin Powell y Paul Krugman la semana pasada. El exsecretario de Estado dejó en claro la enorme distancia que tiene con Donald Trump y dijo que México no se debe dejar “pisotear” por la administración del empresario que, predijo, no podrá sacar adelante la mayor parte de sus proyectos. Krugman, premio Nobel de economía y un gran analista económico, sostuvo que era más probable una confrontación militar con Corea del Norte que la disolución del TLCAN, por los fuertes intereses económicos y comerciales involucrados. Al mismo tiempo, en el Congreso fracasaba la primera iniciativa importante presentada por Trump, el intento de acabar con el plan de salud de Barack Obama, el llamado Obamacare. Fue un grupo de republicanos, paradójicamente desde la extraña derecha, el que frenó la iniciativa de Trump, pero en el fondo privó el temor de los legisladores de ese partido sobre el costo electoral que tendría el dejar sin cobertura médica, de un día para otro, a 20 millones de personas.
Ahora va por el llamado impuesto fronterizo, que afectaría, sobre todo, a México, pero que tendría que aplicarse para todas las importaciones. Obviamente, un impuesto de esas características tendría réplicas proporcionales en los socios comerciales de Estados Unidos. Algunos especialistas aseguran que podría ser un impuesto similar al IETU en México, pero para que tuviera lógica tendría que enmarcarse en la Reforma Fiscal que plantea Trump y que tampoco parece tener los votos suficientes en el Congreso como para salir adelante.