11-05-2017 En la recta final de las elecciones mexiquenses, el segundo debate no ha dejado muertos ni tampoco, salvo lastimaduras ocasionales, heridos.
Es verdad que ha habido cambios de tono importantes: los que pensaban que Josefina Vázquez Mota se concentraría en atacar a Delfina Gómez, se equivocaron, la candidata del PAN puso el acento en contra de Alfredo del Mazo, al igual que los demás candidatos. Delfina volvió a tener un desempeño pobre en la que no contestó las muchas acusaciones que se le presentaron y dio la nota al mostrar los “acordeones” de los programas que estaba presentando.
Zepeda que es un buen candidato estuvo en esta ocasión un poco fuera de su papel quizás porque está ya muy convencido de que está en el tercer lugar como lo muestran algunas encuestas, mismas que quizás quieren crear un escenario que no necesariamente se corresponde con la realidad. Como en el primer debate, Josefina estuvo mejor, pero Del Mazo resistió muy bien el golpeteo y ese, sin duda era su objetivo.
Pero más allá de todo esto, incluso más allá de que todos sabemos que este formato de debate no sirve, que es una suma de monólogos compartidos diseñado para que nadie pueda o quiera realmente debatir, lo que más llamó la atención es la desmesura de las propuestas: el Estado de México, gane quien gane, no puede construir una refinería para venderle a los mexiquenses gasolina más barata (es una barbaridad imposible de sustentar ni siquiera legalmente); no puede construir solo, sin la Federación, dos o cuatro líneas del metro; no puede nadie sin suicidarse política y económicamente, cancelar un aeropuerto internacional a medio hacer, donde ya se han invertido miles de millones de pesos sin condenar de paso el futuro desarrollo del estado y del país; no puede, sea quien sea el próximo gobernador, crear cientos de miles de puestos de trabajo simplemente prometiéndolo: los empleos los crean las inversiones privadas mucho más que las públicas; nadie puede dar pensiones universales, para transporte, para estudiar, para subsistir, a mujeres, niños, jóvenes, adultos mayores sin desfondar los recursos presupuestales. Nadie puede crear una universidad en cada distrito electoral, porque ni son necesarias ni son operables, ni solucionan nada, más allá del hecho de que no alcanzarían ni lo profesores para impartir clases. No se acaba con la inseguridad prometiendo simplemente cambiar de régimen.
Sabemos que ese es el tono de las campañas, impregnadas de promesas y populismo, pero en pocas ocasiones hemos visto tantas promesas de todos los sabores y colores y tan pocas explicaciones sobre cómo cumplirlas. La ausencia de un debate real, tampoco ayuda a que se obligue a los candidatos a explicarnos qué y cómo harán lo que proponen.
Estamos a poco menos de tres semanas de las elecciones mexiquenses y no hay nada definido,pero sigue existiendo un porcentaje alto de electores que no tienen definido, o no dicen su voto. y no es por temor, es por desconfianza ante tanta frivolidad.
Mientras tanto, se acumulan cada vez más denuncias contra Delfina Gómez y no pasa nada. Ayer ADN40 mostró a las mujeres víctimas del robo, por el municipio de Texcoco, de sus pensiones alimenticias previamente descontadas de las quincenas de sus ex parejas. Pero nadie en su equipo se da, ni siquiera, por enterado.
De Ayotzinapa a Siria
No hay ningún informe oficial de la visitaduría de la PGR sobre el caso Ayotzinapa que descalifique la investigación que realizó en su momento la propia Procuraduría. El que se publicó esta semana es un borrador de una investigación que fue desechada, realizada por un funcionario que había sido separado de su cargo, y cuyas conclusiones fueron rechazadas por la propia visitaduría de la procuraduría. Lo que sucede es que aquel visitador, el que escribió el borrador, César Chávez, quiere ahora ser fiscal anticorrupción y divulgando ese material piensa que puede obtener esa prestigiosa posición.
Tampoco es México el país más peligroso y violento del mundo, fuera de Siria. No hay en México un conflicto armado no bélico, como dice el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, no está peor México que Irak o Afganistán, ni que Nigeria, incluso tampoco es peor nuestra situación que la de algunas naciones de Centroamérica. Pero el propio Trump ya le dio retuit a esa información. Ya le servirá para algo.
Trump y Conmey
La decisión de Donald Trump de despedir al director del FBI, James Conmey, es insólita porque este hombre es el que estaba investigando la conexión rusa con el equipo del propio Trump, pero también el que tuvo un papel protagónico para hacerle ganar la elección cuando unos días antes de los comicios “reabrió” la investigación sobre el caso de las cuentas de mail de Hillary Clinton que él mismo había cerrado meses atrás.
Conmey es un personaje indefendible, lleno de protagonismo y contradicciones, que no ha dudado en manipular información con fines políticos, pero lo inconcebible es que la Casa Blanca despida a quien está investigando presuntos delitos cometidos por el equipo de Trump (delitos en los que el propio presidente puede terminar involucrado) y que sus voceros argumenten que el despido se da porque “ya es hora” de que se dé por muerto el tema del involucramiento ruso en las elecciones.
Es inconcebible pero no es inédito: es lo que intentó, sin éxito, Richard Nixon con el caso Watergate. Es tan tóxico el involucramiento ruso en la política estadounidense y en el equipo de Trump, que la salida de Conmey no se dio por su irresponsabilidad y protagonismo, sino porque lo que se busca es nuevos mandos a modo en el FBI que sepulten esa investigación.