Frente Amplio, amor y espanto
Columna JFM

Frente Amplio, amor y espanto

28-06-2017 ¿Es verdad que nace muerto el Frente Amplio propuesto tanto por el PAN como por el PRD? ¿Esverdad que existen divergencias programáticas imposibles de sortear entre esas y otras fuerzas? No es así, ni nace muerta esa propuesta, más bien todo lo contrario, ni las inocultables diferencias programáticas entre los partidos participantes son un impedimento para que se concrete.

 

El problema para el Frente Amplio es determinar una candidatura común para la presidencia de la república. Ese es el verdadero desafío, todo lo demás, incluyendo las candidaturas para los nueve estados que tendrán elecciones concurrentes con la presidencia, es muy manejable. 

También lo es el programa: hemos insistido una y otra vez en la necesidad de establecer gobiernos de coalición y prácticamente todo mundo coincide en sus beneficios. Pues bien, de eso se trata en los gobiernos de coalición, ninguno de sus integrantes asume que puede imponer a los otros su programa: es una negociaciódonde todos conceden en sus capítulos más radicales para poder llegar a un acuerdo. En Alemania donde están en plena campaña electoral, socialdemócratas y la Unión Demócrata Cristina de la canciller Ángela Merkel, tienen un gobierno de coalición que ha funcionado perfectamente a pesar de sus profundas diferencias y a que ahora compiten por el poder. Si no hay mayorías claras no es descabellado que vuelvan a llegar a un acuerdo para gobernar porque sobre todo quieren cerrar cualquier posibilidad a los partidos de ultraderecha, antiinmigrantes y anti europeos que tienen una presencia creciente.

Las alianzas, las coaliciones, se crean para construir pero también, y sobre todo, porque se tiene un enemigo común. No nos une el amor sino el espanto, decía el poeta Jorge Luis Borges y ello se puede aplicar perfectamente a cualquier alianza o coalición. El problema es en torno a quién unirse. En todas las elecciones estatales en las que han participado juntos PAN y PRD, siempre hubo un candidato en torno al cual realizar ese acuerdo. Nunca estuvo el acuerdo primero y de allí salió el candidato. Gabino Cué, Rafael Moreno Valle, Miguel Ángel Yunes, Antonio Echevarría, entre otros, eran ya candidatos naturales en torno a los cuales fue mucho más sencillo establecer una alianza. No hubo esa figura en el estado de México y no hubo alianza. Ahora no será tan sencillo, primero porque ese personaje hoy no existe, y segundo, porque estamos hablando de la presidencia de la república.

Por eso mismo, se ve difícil que ese factor cohesión, ese personaje, pueda salir de los precandidatos existentes hoy en ambos partidos. Por supuesto que puede ocurrir, pero requerirá un enorme esfuerzo político de todos los partidos involucrados y de altos grados de generosidad que no sobran en política.

Porque además hay un recordar que tanto el PAN como el PRD están preparados en caso de que no haya alianza, o por lo menos no la que ambos están proponiendo. Muchos sectores panistas, viendo las encuestas, consideran que pueden competir con sus propias fuerzas, aunque también hay que recordar que viendo esas mismas encuestas en el Estado de México comenzaron en primer lugar con más de 30 por ciento de expectativas de voto y terminaron cuartos con el 11 por ciento. Algo similar, aunque no tan dramático ocurrió en Coahuila. Más allá de eso, en el PAN recuerdan que en dos ocasiones han ganado la presidencia de la república básicamente con sus propias fuerzas. 

En el PRD la idea, desarrollada sobre todo por Miguel Ángel Mancera, del frente progresista, con sustento también en personajes que están en contra de la alianza con el PAN como Cuauhtémoc Cárdenas, está muy avanzada y puede ser una carta a jugar que no debería desecharse con tanta facilidad como lo hacen algunos. Si el Frente opositor PAN-PRD es atractivo porque inmediatamente se transforma en competitivo, el frente progresista, la idea de construir una alternativa de inicio menos competitiva pero con un perfil mucho más definido para disputar el centro y la izquierda de espectro político, es también muy interesante.

Si el candidato es una dificultad, el tiempo es otra. No se puede prolongar durante meses el debate, el acuerdo y la designación. Algo que sería decisivo es que cualquiera de estos precandidatos pudieran estar en la competencia abierta a más tardar en octubre. Mucho más allá habría demasiado terreno perdido.

Colima y la violencia

No hay, decíamos ayer, un factor singular que explique la explosión de violencia que se está viviendo en varios estados del país. Un caso evidente es Colima con índices inéditos de violencia y muerte. 

Hay que hacer un diagnóstico preciso y actuar con celeridad, más allá de que se le cargue o no la responsabilidad al gobierno de Ignacio Peralta. Pero hay funcionarios que al tratar de explicar lo que sucede pareciera que están en otro planeta. El secretario de gobierno de Colima, Arnoldo Ochoa, desconcertante en un político con enorme experiencia, acaba de declarar que la causa de la violencia en su estado es la pérdida de valores y la crisis interna de las familias. Sí, es verdad, pero ese es un tema que no va a resolver el gobierno de Colima ni tampoco le aporta soluciones a la gente. Es como cuando le preguntan a una aspirante a Miss Universo qué desea y dice que la paz mundial

La gente quiere, reclama, estrategias claras para recuperar la seguridad y exige voluntad política para lograrlo. En Colima se da una lucha feroz entre distintos cárteles, sobre todo entre remanentes de la Familia michoacana y los Templarios contra el cártel Jalisco Nueva generación, también hay intereses del cártel de Sinaloa en juego. Ha habido una profunda penetración de los cárteles en distintas instancias de gobierno y existe un punto neurálgico para el crimen organizado que es el puerto de Manzanillo. Sobre eso se debe trabajar. Y es verdad, hay pérdida de valores y crisis familiar, pero saberlo no le soluciona la vida a nadie.

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