No se puede esperar al 2018
Columna JFM

No se puede esperar al 2018

21-09-2017 Este 19 de septiembre no puede ser similar al de 1985.Independientemente de que en aquel entonces las labores de rescate y de reconstrucción rebasaron a las autoridades, que no estaban preparadas para una tragedia de esa magnitud, lo cierto es que ese vacío generó un despertar de la sociedad civil como no habíamos visto antes, pero también esas labores se terminaron concentrando en grupos políticos y sociales, muchos de ellos emergentes, todo lo cual hizo eclosión en los comicios de 1988, tanto en el priismo como en la oposición.

 

Ahora estamos en los prolegómenos de la mayor elección en la historia del país, se elegirá presidente de la república pero también al congreso completo y nueve gobernadores. Serán en total unos tres mil 600 cargos de elección popular los que estarán en disputa el primero de julio próximo. Y la tentación de utilizar los sismos como elemento de campaña ya está ahí.

Las autoridades, todas, (y son muchos los estados que han tenido afectaciones por el sismo de junio pasadopor el del 7 de septiembre, el del martes 19, por los huracanes y tormentas tropicales que han azotado al país en las últimas semanas), deben ignorar la presión (y yo diría que hasta el calendario electoral) y poner todo el esfuerzo en la reconstrucción, con propuestas de desarrollo concretas y que se deben implementar en el corto plazo. Y eso debe tener un reflejo presupuestal, comenzando quizás por una reducción drástica de los incalificables gastos electorales (no es suficiente, pero es un símbolo, una señal para la gente que no puede ser ignorada), donde el eje debe ser precisamente el financiamiento de ese programa.

En primer lugar se necesita un plan emergente de recuperación y construcción de viviendas. Y en ese sentidose debe recordar que los daños no son sólo en la ciudad de México, siendo considerables en la capital. Morelos ha sufrido enormemente con el sismo del día 19. También Puebla, Tlaxcala y parte de Guerrero, lo mismo que la zona mixteca de Oaxaca. En ese estado y en Chiapas hay unas 100 mil viviendas que han sufrido daños o simplemente se han perdido por el sismo del 7 de septiembre. Estamos hablando de por lo menos un millón de personas que de una u otra forma han perdido total o parcialmente sus viviendas

Como decíamos ayer, en muchos casos se debe trabajar con empresas constructoras, pero en muchos otros se debe fortalecer el trabajo comunitario. La labor de grupos sociales en 1985 devino en la creación de distintas organizaciones sociales y políticas, pero también en programas como Solidaridad.

En tres décadas la vida y la sociedad han cambiado, pero el concepto debe ser similar. Se debe apostar a la gente, al trabajo comunitario, pero en el contexto de un amplísimo programa de desarrollo que lo integre como parte de una propuesta mucho más amplia. Reconstruir o construir unas 150 mil viviendas, en zonas urbanas y rurales debe ser la parte medular de ese programa emergente.

Por supuesto que en estos días la atención está puesta en la remoción de escombros, en el rescate de víctimas, pero no se puede generar un vacío como en 1985, menos aún en el inicio de un proceso electoral como el de 2018. Se dirá que las autoridades querrán aprovechar la tragedia en su beneficio. Puede ser, pero quisiera ver quién es el valiente que le explica a la gente, a los damnificados, a quienes han perdido todo o casi todo, que hay que esperar hasta que haya, dentro de un año y dos meses, un nuevo gobierno para avanzar en la reconstrucción. 

Que hay quienes lo piensan y así lo plantean lo hemos visto en redes sociales, donde incluso algunos que se dicen comunicadores, han escrito en redes sociales que la gente no debe hacer donativos a instituciones públicas “para que el gobierno no se los robe”. ¿A quién donar entonces? A los grupos privados que ellos mismos manejan y que son, en realidad, grupos políticos. Es infame, pero es una realidad que debe ser asumida, combatida y también ignorada por la gente y por las autoridades.

Los partidos, todos, están ante una coyuntura que los legitimará o los alejará definitivamente de la gente. Los gobiernos, el federal y los locales, tendrán que trabajar para la gente o para las elecciones. Y sólo es viable la primera opción.

Pero para todo esto el tiempo es fundamental. No hay tiempo: Oaxaca y Chiapas están sufriendo la tragedia desde hace ya dos semanas, la Ciudad de México, Morelos, Puebla, Guerrero, Tlaxcala necesitan respuestas rápidas. Es una tarea titánica pero también que puede hacer un cambio en el ánimo de un país y de una sociedad que tanto han sufrido. Es una apuesta, pero una de la que deberá salir beneficiada la gente y no los partidos que sólo apuestan a sus propios espacios de poder. No se puede esperar hasta el 2018.

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