Margarita se va, AMLO coincide con Fox
Columna JFM

Margarita se va, AMLO coincide con Fox

06-10-2017 Hoy Margarita Zavala definirá su futuro en el PAN y en la política nacional, pero también, con su decisión, definirá en muy buena medida el futuro del Frente Ciudadano. La estrategia que han adoptado los líderes partidarios en el Frente es suicida: no han querido no sólo abrir, no quieren siquiera discutir el proceso de selección de candidatos. Han dejado esa decisión en manos de las cúpulas partidarias y ya desde Movimiento Ciudadano, el partido de Dante Delgado, han destapado a Ricardo Anaya como candidato. El propio Dante ha lanzado una descalificación durísima del calderonismo, ignorando que hoy por hoy sigue siendo la principal fuerza política interna del PAN, sus supuestos aliados

 

Puede tener Ricardo Anaya, merced a su manejo de los procesos internos, la mayoría en los organismos de dirección del partido, pero todas las encuestas demuestran que Margarita tiene un voto y un respaldo panista mucho mayor que Ricardo. Si a eso le sumamos la abierta distancia que existe entre Anaya y Rafael Moreno Valle, resulta difícil de entender la cerrazón de Anaya para aceptar acuerdos internos dentro del PAN. Más aún cuando se comienzan a acumular dentro del propio Frente voces que no están dispuestas a transitar por un simple acuerdo cupular: allí están desde Miguel Ángel Mancera hasta Silvano Aureoles para confirmarlo.

En el Frente, los dirigentes partidarios han decidido apostar por ellos mismos en lugar de ampliar la oferta y los márgenes de acuerdos. En ese sentido la paradoja es que se supone que sus adversarios están en Morena, pero han terminado actuando exactamente igual que López Obrador dentro de su partido: con una línea vertical y optando más por la cerrazón y la verticalidad que por los acuerdos amplios y horizontales que uno esperaría de un frente político que, además, pretende ser ciudadano.

Lo cierto es que si hoy Margarita Zavala confirma el alejamiento o la renuncia al PAN, modificará en forma notable el equilibrio político, partidario, de cara al 2018.

Mientras tanto las sorpresas no acaban allí. Quién pudiera pensar que existen líneas de contacto, paralelas que no se cruzan pero que continúan caminos equidistantes, entre Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador. Hace algunos años, durante el gobierno de Felipe Calderón, el ex presidente Fox sorprendió a todos pidiendo una negociación con el narcotráfico. Durante una entrevista que tuvimos en el Rancho de San Cristóbal, en lo que es el Centro Fox, el ex mandatario me dijo que lo que se necesitaba para acabar con el narcotráfico era una suerte de Cocopa (aquella comisión que se había creado para las negociaciones con el EZLN en 1995) que negociara con los cárteles. Era y es un grave error de interpretación que equipara a los grupos del narcotráfico con grupos guerrilleros que, a diferencia de los criminales tienen, se esté o no de acuerdo con ellos, ideología, objetivos de poder y operacionales más o menos claros.

Como lo comentó con detalle Pascal Beltrán del Río en su columna de ayer, lo mismo ha planteado López Obrador durante su visita de fin de semana en Chihuahua. Ha pedido instancias de negociación con el crimen organizado y ha comparado esa posibilidad con la negociación que han mantenido el gobierno de Colombia con las FARC o el de El Salvador con grupos armados y con sectores de la Mara Salvatrucha: los resultados de la primera están en entredicho, los de la segunda han sido un desastre

Es un error de concepción que los partidarios de López Obrador se han cansado de presentar ante la opinión pública de todas las formas posibles: los jóvenes de Ayotzinapa fueron asesinados, dicen por el Estado, no por los grupos de narcotraficantes que estaban ligados a los municipios de Iguala y Cocula, ligados a su vez con el propio López Obrador. Lo que era un crimen cometido por delincuentes, por narcotraficante, se quiere vender, y en buena medida se ha vendido, como un crimen de Estado. Los publicitas de Morena, como Epigmenio Ibarra, crean series como la impresentable telenovela Ingobernable, donde la guerrilla y los narcotraficantes son lo mismo, donde los narcomenudistas de Tepito están en una guerra contra el Estado por motivos ideológicos.

Es una estupidez. Los cárteles de la droga, más allá del armamento, no tienen nada que ver con los grupos guerrilleros (aunque haya algunos que se han terminado incorporando, como ocurrió con frentes de las FARC en Colombia, al crimen organizado). No se puede estableceruna negociación con criminales que no tienen otro fin que la expoliación de la gente. 

Lo que López Obrador tendría que hacer, y no ha hecho(ni en 2006 ni en 2012 ni ahora), es presentar una propuesta de seguridad seria: qué va a hacer con los grupos criminales que siguen asolando buena parte del paísQuizás no es casualidad que la ola de inseguridad que aún vivimos en el país haya iniciado en 2004, durante el gobierno de Fox, mientras que nunca la seguridad de la ciudad de México haya estado peor que durante el gobierno de López Obrador. Decir que se va a establecer con los criminales un diálogo de paz es una barbaridad que parte de desconocer (o ser cómplice) de esos grupos criminales.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil