24-10-2017 Ayer fui invitado a presentar, junto con mi amigo Leonardo Curzio, el libro de Margarita Zavala, titulado Es la hora de México.
El libro iba a ser presentado el pasado 19 de septiembre. Horas antes, el sismo que tocos recordamos, recorrió la ciudad de México y frustró la presentación, pero que también abrió un panorama político muy diferente, en el cual se inscribió la renuncia de la ex primera dama (un título que jamás le gustó y tampoco utilizó) al PAN y su registro como independiente.
El libro es prácticamente un programa político, y por ende es inabarcable en estas páginas. Nos quedaremos con dos puntos que centrales en esta coyuntura. Primero con el tema de la corrupción, segundo con el de la seguridad.
En el tema de la corrupción Margarita dice que hay que se debe acabar o disminuir drásticamente: el financiamiento público a los partidos políticos. Es algo central. Los miles de millones de pesos, entre 11 mil y 12 mil millones de pesos que recibirán el año próximo las dirigencias partidarias, no los partidos sino las dirigencias partidarias, las hace ricas, y esa es la base para muchos mecanismos de corrupción y la base también para tolerar, desde los partidos, la corrupción. Siempre hay algo oscuro, siempre hay un elemento de complicidad o venganza en todas las denuncias de corrupción.
Hemos construido dirigencias partidarias ricas, poderosas, que no tienen la necesidad de trabajar, de conocer, de convencer a sus militantes. Tienen miles de millones de pesos, tienen millones de spots gratuitos en radio y televisión. ¿Para qué convencer, para qué trabajar con el resto de la militancia? Si desde ahí pueden establecer acuerdos, rupturas, pueden definir incluso una candidatura presidencial sin intervención de la militancia, ¿para qué quieren a los militantes?
El otro tema es la seguridad. Margarita sabe porque le ha tocado vivir muy de cerca algunos de los grandes desafíos que tiene la seguridad en el país. Dice bien Margarita en su libro que hay que rediseñar el sistema de seguridad en el país. No sé, si como propone, hay que volver a crear una secretaría de seguridad como con Fox y Calderón.
No podemos tener una secretaría de gobernación que sea rehén de la coyuntura de inseguridad en el país, pero tampoco una secretaría de gobernación que en los hechos termine subordinada a la de seguridad, que ésta sea más poderosa que el ministerio del interior y eso ha ocurrido.
Creo que la forma que se encontró este sexenio para solucionarlo no es lo ideal. La comisión nacional de seguridad dentro de gobernación no es la forma institucional idónea, es un ente forzado dentro de la estructura, no tiene, tampoco, las atribuciones que tenía como secretaría, ni tampoco, en un modelo que a mí personalmente es el que hubiera preferido, las que tenía aún antes, hasta el gobierno de Zedillo, cuando era una subsecretaria con enorme autonomía.
Se necesitan mandos unificados en las policías. No es un debate entre mando mixto y mando único. El mando único va de la mano con el capítulo central de la policía, que plantea muy bien Margarita en el libro, y que es el sistema policial que queremos en nuestro país. Proponer el mando mixto, como lo ha planteado el Frente en su plataforma legislativa, es perpetuar las cosas como están ahora, con divisiones entre estados, municipios, con policías que no se coordinan o lo hacen voluntariamente, cuando quieren sí, cuando quieren no.
Se necesita un sistema policial unificado en todo el país, con normas comunes, con una academia de policía común, con equipos y uniformes comunes, un sistema de inteligencia que pueda abarcar todos esos ámbitos y eso se logra unificando sistemas, por eso, en la medida de lo posible, tenemos que tener un sistema con un mando único federal o por lo menos con 32 mandos estatales que unifiquen el propio sistema.
Eso se relaciona con otro punto que toma Margarita y que el Frente ha desechado. La aprobación de una ley de seguridad interior que no solamente otorgue a las fuerzas armadas un respaldo jurídico para su accionar sino que también establezca para los demás actores cuáles son sus responsabilidades en la materia.
Margarita ha optado por la vía independiente y puso sobre la mesa algo que no muestra hoy el PAN ni mucho menos el Frente: una propuesta política y programática, condensada en este libro, que es lo que tendríamos que estar analizando para contribuir a la construcción de un país mejor. Hay que desearle éxito. Ser independiente, es la opción más dura, más difícil, pero, al mismo tiempo resulta ser, casi, una campaña política a la antigua, hay que ir casa por casa, para lograr, primero, esos 866 mil firmas que den la candidatura y para luego enfrentarse, con recursos muy desiguales, a estructuras partidarias muy poderosas.
No conozco cuál será el resultado electoral del 2018, pero estoy convencido de que Margarita estará en esa boleta y que su decisión ha modificado y modificará aún más el escenario político nacional. Hacerlo, además, con una propuesta política concreta como la que enarbola en este libro, enaltece aún más su decisión.