20 años después, la CDMX en disputa
Columna JFM

20 años después, la CDMX en disputa

26-10-2017 Uno de los espacios donde menos sorpresas se esperaban de cara a la elección del 2018 era en la Ciudad de México. La capital sería disputada entre Morena y el PRD y sin más actores que jugaran con posibilidades. Para el PAN y el PRI la ciudad de México estaba perdida desde mucho tiempo atrás: las de 1997 para el tricolor, y las del 2000 para el blanquiazul, fueron las últimas elecciones en que ambos fueron competitivos.

 

            Pero la política nacional está llena de sorpresas. Y resulta que súbitamente la ciudad de México muestra otro escenario. La ruptura de Ricardo Monreal con Morena, fisuró al lopezobradorismo en la capital que, además, perdió parte de su legitimidad con el proceso de selección de candidato a la jefatura de gobierno, que terminó con la designación de la delegada de Tlalpan, Claudia Sheinbaum para esa posición. Pero, además, la propia Claudia no ha salido bien librada del sismo del 19 de septiembre pasado, no sólo por los daños que sufrió la delegación, sino también por el mal manejo, la distancia que hubo con las labores de rescate e incluso hasta por todo lo relacionado con el colegio Rébsamen y su historia de permisos irregulares.

Si a Sheinbaum no le fue bien, a otros delegados de Morena, como Avelino Méndez, de Xochimilco, les fue peor. En general Morena salió con la imagen dañada de su proceso interno y del sismo y con un potencial candidato opositor, Ricardo Monreal, que conoce hasta las entrañas del lopezobradorismo.

            A eso hay que sumarle la creación del Frente Ciudadano entre el PRD y el PAN, en el cual, por lo menos en la ciudad de México, el PRD tiene preeminencia. La aparición de Ricardo Monreal ha complicado la candidatura de Alejandra Barrales, la actual presidenta nacional del sol azteca, aunque la posibilidad de que el delegado en la Cuauhtémoc termine como candidato frentista aún no está completamente amarrada (¿y qué pasaría si va como independiente?). Pero las encuestas muestran que, pero primera vez en mucho tiempo, la candidatura de Monreal le ganaría a Sheinbaum, e incluso la de Alejandra sería competitiva contra Morena.

            Como si hiciera falta algún nuevo ingrediente, el PRI decidió tratar de salir del abandono en el que tenía ese partido a la capital del país desde hace 20 años y realizó un movimiento que llamó profundamente la atención: colocar como líder del tricolor en la capital al saliente gobernador del estado de México, Eruviel Ávila. El mensaje es claro: el presidente Peña y por ende el PRI colocan en la ciudad a uno de los cuadros más cercanos al propio mandatario, que viene con el respaldo del reciente triunfo del priismo en el estado de México y que tiene un conocimiento profundo de los municipios conurbados, con toda la influencia que ellos tienen en muchas de las delegaciones de la capital.

El mensaje también es otro: si se coloca a Eruviel en esa posición, que muchos pueden considerar menor, en el priismo de la ciudad de México es porque se dará la pelea y eso puede hacer atractiva una candidatura a jefe de gobierno para aspirantes que, en otra circunstancia, no entrarían en la disputa. La posibilidad de que alguno de los cuatro o cinco aspirantes reales que tiene el PRI a la candidatura presidencial termine compitiendo como jefe de gobierno deja entonces de ser descabellada.

            ¿Qué es lo que ve el PRI para poder competir en la capital? Ve que el voto de centro izquierda, hegemónico en la ciudad, se dividirá entre dos o tres contendientes, lo que se sumará al desgaste de las dos décadas de la izquierda en el poder en la ciudad. También ven que no habrá una candidatura panista, y que, por lo tanto, no habrá representante de las corrientes más conservadoras. Creen que postulando un candidato o candidata con un perfil más ciudadano y liberal, en el mejor sentido de la palabra, estarían en condiciones de ser competitivos. Con un punto adicional: tanto en la ciudad de México como en otros estados del país, de cara al 2018, lo importante es ganar, pero, sobre todo para el PRI, una suma de buenas elecciones locales aunque no gane en muchos de los estados que tienen mayor padrón electoral, ante la fragmentación del voto de sus adversarios, sería decisiva para sus aspiraciones presidenciales.

            Todo eso queda muy bien en el papel, pero tiene que confrontarse con la realidad y el escenario de la ciudad de México no se podrá vislumbrar por completo hasta que no estén todos los actores, incluyendo los presidenciales, sobre el mismo.

Xi Jingping

Acaba de concluir, sin que le pusiéramos mucha atención en México, el congreso del Partido Comunista chino y como ya lo había demostrado en febrero pasado en el foro de Davos, por lo menos en el ámbito internacional, el nuevo adalid del libre mercado y la globalización es nada más y nada menos que el refrendado líder del PCCh, Xi Jingping. Ratificado en su puesto, armó un gobierno de fieles y fue colocado en el altar partidario al mismo nivel de Mao. China no se liberaliza en el ámbito interno, pero en el internacional apuesta todo a la globalización y a ocupar los espacios que increíblemente deja el Estados Unidos de Donald Trump.

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