21-11-2017 Morena lanzó ayer su campaña electoral, donde dio a conocer su programa político para el año próximo y el mismo no tiene novedad alguna respecto a los que ya presentó para el 2006 y el 2012. Una suma de generalidades con la que es difícil estar en desacuerdo con sus enunciados pero que, en los pocos capítulos en los que intenta profundizar en los cómo, todo se termina convirtiendo en un galimatías.
Anuncia un amplio programa de infraestructura que será financiado, dice, con 400 mil millones de pesos que se ahorrarán al presupuesto (dice que tendrá ahorros nada menos que del 4 por ciento del PIB). El pequeño problema es que nunca dicen de dónde provendrá ese ahorro. Bueno, asegura que de la lucha contra la corrupción pero tampoco explican cómo y contra quienes se dará ésta, habida cuenta de que en el entorno de Morena se han congregado, como en otros partidos, corruptos de vieja y nueva data. Dicen que implementarán programas sociales de todo: para niños, para jóvenes, para madres, para la tercera edad pero tampoco dicen cómo se financiarán. La escritora Laura Esquivel, que por alguna extraña razón alguien parece creer que es la persona idónea para establecer los nuevos programas educativos del país, anunció que echarán para atrás la reforma educativa y que no habrá exámenes de admisión en ningún nivel escolar (sic) pero también dijo que no aceptarán la utilización de semillas transgénicas en ningún lugar del país, lo que debería preocupar, por lo menos, a quien ha sido el principal introductor de esas semillas en México, Alfonso Romo, quien fue el que coordinó la elaboración del programa de Morena.
López Obrador también reivindicó la unidad de su partido y anunció que Ricardo Monreal se quedará en ese partido, aunque el delegado en la Cuauhtémoc fue el gran ausente en el evento del Auditorio Nacional.
En el fin de semana, López Obrador anunció que el candidato de Morena sería elegido por encuestas, al mismo tiempo que criticó el dedazo en el Frente y en el PRI, lo cual no deja de ser una mala broma de quien no sólo es el candidato único e indiscutible de su partido, sino el único candidato que creó un partido para que le permita competir en estos comicios sin rivales internos. Como ha hecho en estos años, López Obrador aprovechará los meses de precampaña para realizar proselitismo. Las encuestas se le habían dado mal a López Obrador en el 2012 y si Marcelo Ebrard no se hubiera asustado, el entonces jefe de gobierno hubiera sido el candidato del PRD, porque había ganado las encuestas que entonces se hicieron en ese partido para elegir candidato. Marcelo decidió que no se enfrentaría a López Obrador, como todo indica que ahora tampoco lo hará, pese a todo, Monreal. Lo cierto es que hoy López Obrador, que abandonó el PRD en cuanto concluyó la campaña del 2012, busca nuevamente la presidencia mientras que Ebrard vive en una suerte de autoexilio en Estados Unidos.
No hay nada nuevo bajo el sol de Morena. Es el mismo programa, detalles más o menos, que el presentado hace doce y seis años. Entonces y ahora es una suma de generalidades que coinciden en un punto: nunca especifican cómo se lograrán sus objetivos.
Pero esa generalidad es uno de los méritos de López Obrador: no vende realidades sino expectativas, genera esperanzas no certidumbres. Y ese ha sido uno de los objetivos del populismo contemporáneo, aunque estemos llegando tarde a esa ola que ya ha demostrado su fracaso en toda América latina.
Mientras tanto, una de las opciones contra López Obrador, el Frente PAN, PRD, MC, parece haber tomado la vía corta para la designación de candidatos. Unido el PRD al frente luego de su difícil encuentro del fin de semana, ya sus dirigentes han anunciado que la candidatura presidencial, lo mismo que la mayoría de las que impulsará el Frente en forma conjunta, saldrán por consenso, o leído de otra forma, por el acuerdo entre los propios dirigentes. Nueva Izquierda y otros grupos del PRD han propuesto la realización de encuestas pero el PAN y Ricardo Anaya no se ve que se vayan a mover un milímetro de sus aspiraciones. No me imagino a Rafael Moreno Valle ni a Miguel Ángel Mancera aceptándolo en forma sumisa. Tampoco a Anaya o a los otros dirigentes partidarios aceptando ir a un proceso abierto. El destino del Frente se debe decidir en los próximos diez días y hoy es un volado.
Todo indica que el PRI también decidirá en esta semana con quién competirá en el 2018. A estas alturas de noviembre, el presidente Peña ya tiene que tener una decisión tomada. Y no queda mucho tiempo para anunciarla. La lista de cuatro ya se tiene que haber reducido a uno.
El asesinato de Adolfo Lagos
La inseguridad fue el gran lastre del priismo en la elección del estado de México. Ya con Alfredo del Mazo en el gobierno ese sigue siendo la mayor asignatura pendiente en el estado. El asesinato del director general de Izzi, Adolfo Lagos, mientras hacía un recorrido en bicicleta custodiado de tres escoltas (uno en bicicleta, dos en una camioneta que lo acompañaba) no sólo debe ser aclarado puntualmente, sino que es una demostración más de la fragilidad que en el ámbito de seguridad tiene el Edomex.