22-12-2017 Con un abrazo solidario para María Elena Morera, por el fallecimiento de su hijo Pedro.
Siempre hemos dicho que Andrés Manuel López Obrador tiene una enorme capacidad para boicotearse a sí mismo. Siempre ha sido así, pero ello fue notable en la campaña del 2006. Y ahora está repitiendo la dosis. Sus propuestas de seguridad, comenzando por la peregrina idea de dar amnistía a los narcotraficantes era imposible que fuera bien recibida… salvo por los propios narcos. Sus insultos a sus adversarios recuerdan siempre al “cállate chachalaca”.
Su insistencia en calificar de pirrurris a todo aquel que no sea de los suyos o que sea, como él mismo dice “blanco”, identificándose a sí mismo como “mestizo y guadalupano” (que sepamos no es ninguna de las dos cosas) es una visión racista que ofende a la mayoría de los mexicanos.
Su respuesta de que toma un coctel de medicamentos para la hipertensión (en realidad para esa dolencia simplemente se debe tomar sólo una pastilla cada noche) deja muchas más dudas que certidumbres sobre su salud. Y no hablemos sobre eso de asegurar que entre el PES y Morena no hay diferencias políticas ni ideológicas cuando semanas atrás los había incluido en su siempre extenso y flexible catálogo de la mafia en el poder.
Nadie tampoco comprendió cuál fue la intención de presentar un gabinete descafeinado y poco creíble a seis meses de las elecciones, un gabinete en donde no hay ni uno solo de sus operadores políticos reales.
Pero pocas cosas han sido tan erróneas como las propuestas de Morena para los candidatos a las nuevas alcaldías de la ciudad (que reemplazarán a las actuales delegaciones). Salvo alguna honrosa excepción, la mayoría son impresentables. Comencemos por la delegación Miguel Hidalgo: lanza nada menos que a Víctor Hugo Romo, que ha tenido innumerables denuncias por malos manejos en su anterior paso por la delegación y que en unos días saltó del PRD a Morena.
Pero está peor Francisco Chiguil, el candidato en la Gustavo A. Madero. Este personaje ya había sido delegado y tuvo que renunciar en 2008, por la investigación que se inició en su contra, derivada del caso News Divine, donde no sólo murieron doce jóvenes en un fallido operativo policial, sino también porque se descubrió que los mismos eran parte de toda una operación para detener jóvenes menores de edad, cuyos padres luego eran extorsionados para que pagaran una suerte de rescate para que fueran liberados. Chiguil ahora regresa a tratar de ocupar la misma posición que entonces.
En la Venustiano Carranza, lanzaron a Patricia Ruiz Anchondo, aquella dirigente de la Asamblea de Barrios que se hizo famosa por sus minifaldas y por llevarle serenata en 1994 al subcomandante Marcos. Mire usted que paradoja: durante los últimos años de la administración de López Obrador en la ciudad de México, Patricia fue delegada interina en la Gustavo A. Madero. Su sucesor fue Chiguil, quien denunció a Ruiz Anchondo ante la Contraloría General del Distrito Federal, para que investigara todos los convenios que se firmaron durante su gestión al frente de la delegación.
En aquel entonces, 2007, Chiguil denunció que Patricia Ruiz había establecido convenios con diversas agrupaciones de comerciantes y políticas, para entregarles dinero de forma mensual. Por ejemplo, denunció que con los 700 locatarios del mercado Villazona y del corredor del Peregrino se había firmado un convenio para que desocuparan el predio que ocupaban y se pudiera comenzar a construir ahí la Plaza Mariana. En ese acuerdo, dijo Chiguil, se incorporaron otros grupos políticos y sociales ajenos, y a cada uno de sus integrantes se le debía integrar un “apoyo mensual” de aproximadamente mil 500 pesos, unos 25 millones de pesos (de los del 2007) al año, que no estaban sustentados legalmente en nada.
Hoy Chiguil, luego de tener que renunciar por el caso News Divine regresa a la Gustavo A. Madero y la denunciada por Chiguil, Patricia Ruiz, se convierte en candidata a alcalde pero de la Venustiano Carranza. Los dos por Morena.
Para la Álvaro Obregón han optado nada menos que por Layda Sansores, la senadora de Campeche (su padre fue el gobernador Carlos El Negro Sansores, un célebre cacique que fue presidente del PRI en los 70) que se ha distingo por ser la más lépera y agresiva de las senadoras del país: la lista de agravios cometidos por Layda es interminable. Su nula experiencia en posiciones ejecutivas y administrativas, también.
En Cuajimalpa lanzarán a la diputada Paola Félix. Antes de ser diputada por el partido Verde, Paola fue una participante de La Academia. Sin experiencia política se incorporó al Verde, partido que dejó porque, dijo, alguien (un dirigente priista aseguró) “la amenazó de muerte”. Y apareció ahora como candidata de Morena en Cuajimalpa.
Ni modo, con estos candidatos, más los que se sumen, se inaugurarán las nuevas alcaldías de la Ciudad de México. López Obrador, por lo pronto, se sigue autoboicoteando.
PD: con motivo de las fiestas decembrinas nos tomaremos unos días de descanso. Nos encontraremos aquí nuevamente el lunes 8 de enero próximo. Muchas felicidades y que tenga usted un muy próspero año nuevo.