22-01-2018 Tiene razón Miguel Ángel Mancera, hay candidatos que dicen cosas inconcebibles, un poco irracionales para estar en el centro de las noticias, aunque no tenga sentido lo que están presumiendo, declarando. Ninguno se escapa de ello y eso que las campañas, en términos estrictos, ni siquiera comienzan.
Este fin de semana, el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador presumió unas encuestas en redes sociales, con resultados notables: 49 por ciento de preferencias electorales en su favor, casi 20 puntos por encima de sus competidores. Festinó los resultados, sostuvo que nunca antes (se refería me imagino a las encuestas de 2006 y 2012) había “estado tan arriba” y aseguró que esos resultados eran los que explicaban el “invento” de la trama rusa, para restarle atención.
El problema es que esa encuesta era falsa y la empresa a la que se la atribuyó no sólo la desmintió sino que aseguró que ni siquiera tenían un tracking, un seguimiento sistemático de preferencias, de López Obrador, según especificó el director del Gabinete de Comunicación Estratégica, Liébano Sáenz. La trama rusa tampoco es un invento: es un tema sobre el que han advertido los expertos desde mucho antes de esta encuesta (aquí comenzamos a hablar del tema en septiembre pasado) no necesariamente por López Obrador, sino porque ya ocurrió: lo hicieron en la consulta del Brexit en Gran Bretaña; lo hicieron como es evidente en las elecciones de Estados Unidos, en los comicios en Francia apoyando al Frente Nacional, en el referéndum catalán y podrían hacerlo en México, el principal socio comercial de la Unión Americana y un país con tres mil kilómetros de frontera.
Morena tiene colaboradores cercanísimos a Andrés Manuel que participan del principal medio de propaganda ruso, Russia Today y las denuncias sobre esa posibilidad provinieron originalmente de Estados Unidos, no de México. No sé si esa intervención ya se dio o si se dará, pero es una posibilidad evidente que puede darse y deberíamos poner en ella toda la atención porque como vimos en los comicios estadounidenses, ese tipo de intervención puede modificar los resultados electorales: no es una especulación, es una realidad. Ya no llegan “submarinos rusos con el oro de Moscú”, hoy lo que hay es una intervención cibernética ilegítima en redes que puede cambiar tendencias electorales y crear, como diría la gente de Trump “realidades alternas”. Es potencialmente más peligroso que el oro de Moscú porque mueve conciencias y destruye democracias.
Hay entonces fake news y fake polls. ¿Cómo están las encuestas que sí tienen respaldo? Sin duda López Obrador está en la delantera. Tiene una ventaja, hacia la semana pasada, de diez puntos aproximadamente. Por coaliciones, Morena-PT-PES tienen un 29 por ciento. El Frente PAN-PRD-MC, un 21 por ciento. El PRI-Verde-PANAL, 20 por ciento. Los independientes (juntos) casi 9 por ciento. No saben o no contestan el 22 por ciento. Cuando se va a los candidatos, las cifras no se mueven demasiado. Andrés Manuel poco más de 30 por ciento; Anaya casi 21 y Meade casi 20. Pero Margarita Zavala sigue teniendo casi 8 por ciento, el Bronco, Jaime Rodríguez, poco más de 3.5 y Ríos Pitter casi 2 por ciento, mientras que un 17 por ciento dice que no sabe o no contesta.
En los hechos los números no se han movido casi desde que comenzaron las precampañas: nadie se ha derrumbado ni desfondado, nadie ha crecido “como la espuma”, nadie ha ganado y la contienda tampoco se ha polarizado. Es más, si estos fueran los números hacia el final del proceso electoral, serían los votos de Margarita, junto con los del Bronco, los que pudieran decidir las elecciones, sumados a esos que dicen que no saben si votarán pero que definirán su voto de acuerdo a las circunstancias en el tramo final de los comicios (si es que votan).
No podemos saber hoy como será ese tramo final en mayo y junio. Como ya dijimos, el panorama electoral lo comenzaremos a ver con claridad a partir de marzo, cuando ya estén determinados candidatos y equipos, pero también las candidaturas que rodearán a los aspirantes presidenciales en todo el país. Hoy sigue siendo un ejercicio de imaginación y en muchas ocasiones, un simple esfuerzo publicitario.
Por eso, hay errores que de cara al futuro pueden ser muy caros. Por ejemplo el que se está cometiendo en Chiapas. Ese estado es paradigmático para la alianza entre el PRI y el Verde por una razón evidente: es el único estado del país donde el gobernador no surgió del PRI sino del Verde, donde este partido es más fuerte que el PRI (y donde incluso el magisterio, ligado en parte al PANAL, en parte a Morena, tiene una fuerza más que considerable) y donde la alianza es más endeble porque el PRI y el Verde se han enfrentado a nivel municipal y legislativo durante los últimos cinco años, incluso con violencia. El dirigente local del PRI durante los pasados siete años, que abandonó esa posición hace unos pocos meses, el senador Roberto Albores, genera profundas diferencias en el propio PRI y es enemigo público del líder del partido Verde, Eduardo Ramírez. Cualquiera de los dos que hubiera sido designado candidato desde la Ciudad de México hubiera generado la ruptura del otro. La opción era el senador Luis Armado Melgar porque si los dos partidos van por separado será casi inevitable el triunfo de Morena, que llevará como candidato al presidente del Tribunal de Justicia local, Rutilio Escandón.
Pero desde la Ciudad de México se decidió que el candidato de la alianza PRI-Verde sería Albores y en una horas renunciaron al Verde, 14 de sus 16 diputados locales y 40 alcaldes, que están analizando qué harán, si lanzan una candidatura independiente, si se van con el Frente o incluso si terminan apoyando a Morena. Quién sabe si queda tiempo para rectificar (la fecha límite es el martes 23) pero Chiapas le dio al presidente Peña poco más de un millón de votos en 2012. El candidato Meade no se puede dar el lujo de despreciarlos.