El dilema de Ricardo
Columna JFM

El dilema de Ricardo

06-02-2018 Un dirigente perredista me decía la semana pasada, preocupado, que tenían que revisar la forma de plantear la campaña de Anaya en el propio PRD porque el ex presidente nacional del PAN no lograba prender entre los simpatizantes del sol azteca. Y ponía como ejemplo la campaña de Alejandra Barrales en la Ciudad de México donde, en un par de eventos, sobre todo uno realizado en la delegación Benito Juárez, la perredista fue recibida por los panistas como uno de los suyos. Cuando Ricardo ha hecho campaña con bases exclusivamente perredistas ha sido recibido, me decía, en forma fría.

 

El caso de Anaya es parte de esa dinámica tan especial que han tomado estas campañas donde las lealtades se han perdido y en las cuales las convicciones ideológicas han brillado por su ausencia. La alianza PAN-PRD-MC ha funcionado en el pasado en varias elecciones estatales, pero siempre fue una alianza que se forjó tras una candidatura natural, tras personajes que en la mayoría de los casos habían roto antes con el PRI porque habían sido desplazados: así fueron las candidaturas de Rafael Moreno Valle, Malova, Gabino Cué o Carlos Joaquín, entre otros. Nunca antes el presidente de uno de los partidos de la coalición había sido el o la aspirante porque ello generaría tensiones muy difíciles de manejar, mucho mayores que el lanzar, como se hizo con Meade, a un independiente para la candidatura (y ahí está entre el PRI y el Verde el caso Chiapas para confirmarlo).

La insistencia de Moreno Valle, Margarita Zavala o Miguel Ángel Mancera para que hubiera un proceso interno en el Frente que legitimara la candidatura estaba basada en esa premisa.

Ahora el Frente está sufriendo por esa decisión. Anaya no se amalgama con muchos sectores perredistas, pero también tiene muchos opositores panistas. Ya lo veremos en los próximos días cuando se distribuyan las candidaturas para diputados y senadores. Margarita se fue del PAN y está a punto de ser candidata independiente, lo que le quitará votos a Anaya. Moreno Valle se concentró en Puebla y en su propia candidatura como senador. Mancera estableció un mecanismo relativamente abierto para designar candidato en la ciudad vía el PRD y si bien la lucha del Frente con Morena en la CDMX será durísima, por lo menos pueden presentar una opción homogénea y legitimada.

Mientras tanto, Anaya sufre una ola de videos que ponen sobre el tapete su coherencia política: un video en el que habla largamente de las virtudes de José Antonio Meade; otro donde afirma, en una reunión panista, que se extraña al ex presidente Calderón y termina afirmando que “estaríamos mejor con Felipe Calderón”; y un tercer video, del debate que mantuvo con Javier Corral, en el que el ahora gobernador de Chihuahua lo acusa, lisa y llanamente de corrupto. Es verdad que estamos hablando de videos de hace cuatro, tres, dos años, pero ¿Meade es menos talentoso y honesto hoy que entonces? ¿Felipe Calderón pasó de ser un ex presidente querido y respetado a ser un enemigo? ¿Corral tenía razón entonces o ahora? Hay que aprender a ser respetuoso y coherente, para apoyar y para criticar, porque todo queda registrado.

La cereza en el pastel es la denuncia publicada en Proceso sobre otro mal manejo financiero de Anaya. Como lo que ya había publicado El Universal, son denuncias que tienen verosimilitud y que han tenido una pésima respuesta del candidato del Frente. En la publicada este fin de semana se le acusa de especular con dinero y terrenos (que además habían sido expropiados por el gobierno de Querétaro del que él había sido parte) y responde que nunca utilizó recursos públicos, pero no es de eso de lo que se lo está acusando.

¿Cómo va a hacer Anaya para reconstruir su relación con panistas y perredistas antes de que cierre el periodo de registro de los candidatos? ¿Qué sucederá si esas denuncias se acrecientan, si aparecen más videos del pasado muy cercano, si la distancia sigue creciendo con sectores del PRD y del propio PAN? ¿Qué harán los gobernadores panistas y perredistas? ¿Con qué discurso construirá su candidatura Anaya si no puede comprometerse programáticamente y si tiene que dedicar cada vez más tiempo a defenderse? ¿Por qué tendrán que defenderlo a él, en lo personal, panistas y perredistas que quieren utilizar esos recursos en sus propias campañas? Son preguntas legítimas que hoy no tienen respuesta.

Por lo pronto, me imagino que, con su intensidad y proselitismo, el viejo competidor de Anaya, ese panista tan cercano a algunos morenistas y perredistas, Javier Corral, debe sentir y así lo está haciendo notar, que si por alguna causa se cae Anayaél estaría dispuesto a sacrificarse y tomar el relevo.

Por cierto, aseguran que una de las razones por la que se tomó el acuerdo el sábado entre Corral y el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete fue que Corral iba a anunciar al terminar su marcha en el Ángel de la Independenciaque se instalaría en huelga de hambre en el Zócalo, acompañado de un grupo de sacerdotes amigos. Eso fue lo que se evitó.

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