La mafia, los medios, la Corte y el Ejército
Columna JFM

La mafia, los medios, la Corte y el Ejército

13-02-2018 No se puede concluir el análisis de lo realizado por el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador en la precampaña, sin abordar un capítulo central de su forma de hacer proselitismo y que ha constituido una constante en sus tres campañas electorales: sus rupturas, por lo menos en el discurso y a veces en los hechos, con las principales instituciones del país. En esta última semana de precampaña se fue contra los medios de comunicación y los comunicadores críticos con su persona, con las fuerzas armadas (y sobre todo con el general Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional) y con la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

 

No es un apunte menor: son tres instancias de control real que tiene un presidente de la república, instituciones civiles, militares y judiciales que determinan los espacios reales sobre los que se puede mover el ejecutivo. En el caso de los medios, la descalificación de Silva Herzog Márquez, Krauze y Riva Palacio fue de la mano con una mayor a los medios de comunicación, a periodistas e intelectuales. Incluso la disculpa que supuestamente pronunció Andrés Manuel no fue tal. Siempre voy a respetar el derecho a disentir, dijo, pero de vez en cuando, cuando se pasan y pontifican, pues yo aclaro, si se ofenden ellos y otros, pues ofrezco disculpas… Si se ofenden los de la mafia del poder, porque se les llama de esa manera, pues es que no tengo otra manera de llamarles; mafia de poder es un concepto que significa oligarquía y se entiende mejor”, explicó. Luego dijo en entrevista que usa un lenguaje “lapidario” y que los “atiza” porque “es necesario”. ¿Dónde está la disculpa?

Pero es mucho más grave, su ruptura con el ejército y las fuerzas armadas, en particular la notable falta de respeto con el secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos, un hombre con una carrera profesional intachable, institucional, y que jamás ha agredidopúblicamente ni a López Obrador ni dirigente políticoalguno. El candidato de Morena lo acusó de ser un “matraquero de Meade por criticar la inaceptable propuesta de amnistía a los criminales (una propuesta que es ilegal y por ende criticable); de hacer politiquería“; de reprimir al pueblo y quizás por eso Andrés Manuel no ha pronunciadojamás un palabra en solidaridad con los soldados y policías asesinados por el crimen. 

Y es que para Andrés Manuel la lucha contra el crimen organizado es una lucha “del pueblo contra el pueblo”. Olvida, entre muchas otras cosas, que el pueblo es la víctima de los criminales y ellos son los victimarios. Por eso los índices de aceptación de las fuerzas armadas son casi tres veces más altas de las que tienen Morena o López Obrador(o cualquier partido político) y su labor está respaldada por una relación profunda con muchos sectores de la población, defendiendo desde su seguridad y patrimonio hasta su vida y sus bienes en casos de desastres naturales.

El secretario de la Defensa contestó indirectamente con un notable discurso el viernes pasado con motivo de la 105 conmemoración de la marcha de la lealtad, un discurso que vale la pena leer completo, pero que tiene dos o tres frases que se deben registrar, la principal cuando dice, luego de defender la institucionalidad militar, la lealtad con honor de las fuerzas armadas apegada estrictamente a la ley, que “por eso la lealtad no puede fundarse en el engaño, donde se privilegia el honor, no tiene  cabida la mentira, donde hace falta el honor, la lealtad se convierte en complicidad. Actuar con lealtad es valorar las enseñanzas de nuestra historia, guiarse con justicia y rectitud, reconocer las buenas acciones de los demás,  preservar la confianza mutua y acatar a ley, pero sobre todo es trabajar por el bien común y la grandeza de México, las conductas contrarias a estos preceptos llevan a la deslealtad y a la traición. Recuerde eso de lealtad sin honor es complicidad.

Y en su cierre de precampaña, López Obrador la emprendió contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Les dijo alcahuetes, maiceados, leguleyos, prometió bajarles el sueldo de “650 mil pesos” (¿de dónde lo sacó?) y agregó que le van a decir que es ilegal intervenir en la Corte, pero no me importa, agregó. “Que digan que soy populista pero “quién se va a atrever” a contradecir esa medida. 

La Suprema Corte de Justicia de la Nación es una institución base del sistema democrático: es autónoma e independiente porque sin ello no puede cumplir con su labor de ser el garante de la constitución y de otorgar el control y equilibrio entre los poderes. Son cada vez más los temas que terminan en la Suprema Corte. ¿Qué sentido tiene insultar a sus integrantes, amenzarlos, denigrarlos?¿qué sentido tiene decir que nadie se va a atrever a impedir su intervención en la Corte?. 

Cualquiera puede y debería pensar que lo que está preparando Andrés es un mecanismo político para acabar con los medios críticos hacia su persona, con unas fuerzas armadas profesionales e institucionales y con una Suprema Corte  independiente y autónoma. Pero no hay problema: recordemos que, de todas formas, dice López Obrador que nos perdona.

 

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