22-02-2018 Uno de los mejores y más conocidos tangos de principios delsiglo pasado, Cambalache, dice que “hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor. Ignorante, sabio o chorro(ladrón), generoso o estafador. ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! ¡Lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazados ni escalafón, los inmorales nos han igualado. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, ¡da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón!”. Es una notable canción de Santos Discépolo, escrita en los años 30 del siglo pasado pero que, por esas vueltas de la vida, se hace cada día más actual.
Lo recordaba cuando veía las candidaturas, sobre todo de Morena, para la elección de julio próximo: Germán Martínez junto a Napito, Olga Sánchez junto a Nestora Salgado; Ricardo Monreal junto a Martí Batres. Imposible no recordarlo cuando veo a López Obrador oficiando un acto de culto, confundido con una asamblea partidaria, al ser confirmado candidato por el PES, con llamados a Jesús eincluyendo la propuesta de una “constitución moral” para el país: ¿quién define la moral, lo que es correcto o no? ¿la fe, la religión, como en la mayoría de los países islámicos?¿quién no cumpla con la ley moral recibirá una facturapolítica? En realidad lo que define la moral pública en una democracia son las leyes. Entonces para tener una conducta moral lo que se debe respetar son las leyes y esas las determina la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, esa que establece con claridad la separación que debe haber entre el Estado y la Iglesia.
Pero es imposible no pensarlo cuando se ve al obispo de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza de la mano con los narcotraficantes, oficiando misas para ellos y justificando sus acciones al tiempo que denuncia a las fuerzas de seguridad. Para el obispo Rangel “Guerrero está en manos del narcotráfico. Hay un gobierno oficial, pero yo creo que ordenan las cosas otras personas. Yo incluso me atrevo a decir que esas personas (o sea los narcos) me hablan de una supermafia arriba y ese es el peligro que corremos…arriba de las cosas locales, usted sabe, hay grupos internacionales”.
El obispo acepta haberse reunido en varias ocasiones con los líderes de los grupos más fuertes del narcotráfico en su entidad, porque ellos, dice, “le piden su intervención para ponerse de acuerdo en cuanto a su forma de trabajar”. Cuando esos acuerdos son quebrantados por alguno de los grupos es cuando, dice, se genera la violencia.
Hace algunas semanas dos sacerdotes de su diócesis fueron asesinados cuando venían de una fiesta con narcotraficantes (con los Ardillos) donde se exhibieron incluso con las armas de fuego de los narcos. El obispo Rangel acepta que el padre Germán, uno de los asesinados,sí se tomó la foto con las armas y los delincuentes, pero “esto no quiere decir que el padre estuviera coludido con la delincuencia organizada”. A Pascal Beltrán del Río le explicó en entrevista que el padre Germán como tenía que oficiar misas donde operan los criminales “de tanto ir y venir se hizo amigo de ellos”.
La amistad llega hasta el obispo, que la agradece públicamente. Los Ardillos, en su tierra, en Tanicuilco, municipio de Quechultengo, como se puede ver en redes, le regalaron en diciembre pasado un báculo y un pectoral de plata, así como un anillo con piedras preciosas. En reciprocidad, el obispo les ofició una misa.
Las relaciones de los Ardillos son muchas, en Guerrero y en Morelos. Los hermanos Iván, Pedro Antonio y Celso Ortega Jiménez son los líderes de la organización criminal: controlan Chilapa, Mochitlán, Quechultenango, Tixtla, Zitlala, Ahuacotzingo y Acatepec en Guerrero. Un cuarto hermano, Bernardo Ortega Jiménez, es candidato por el PRD en el distrito 24, y antes fue presidente municipal de Quechultenango, diputado local y nada menos que presidente de la comisión de gobierno del congreso del estado en la pasada legislatura local. Originalmente era parte de los Beltrán leyva y luego de los Rojos, pero rompieron con éstos y se acercaron a los Guerreros Unidos. Se dedican, además del narcotráfico, al asalto de camiones repartidores de cerveza, pan, refrescos, a las extorsiones y robos. Actualmente controlan buena parte de la producción de amapola en La Montaña aliados con los sucesores de losBeltrán Leyva.
Por cierto, el obispo Rangel, antes lo fue de Huejutla, Hidalgo, tierra de los Zetas en su momento. Allí el obispo Rangel es acusado de tratar de encubrir al sacerdote Reinaldo Chávez, acusado de la violación de una niña de 14 años. La causa penal en la que se lo acusa de encubrimiento es la 15/HUE/CAVI/104/2008. Tiene razón el tango de Discépolo “igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclado la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia contra un calefón”.
La trama de Ricardo
Se acumulan las acusaciones contra Ricardo Anaya pordelitos patrimoniales. El último, un esquema de lavado de dinero realizado con sus empresas familiares. Ya no alcanza con que Anaya se burle de las acusaciones, debe comenzar a responderlas y explicarlas. En este caso ya se presentaron las denuncias en la PGR.