López Obrador: ni aeropuerto ni petróleo
Columna JFM

López Obrador: ni aeropuerto ni petróleo

15-03-2018 Andrés Manuel López Obrador, por lo menos en el ámbito empresarial, parece haber despilfarrado semanas de trabajo de su equipo cercano, que han tratado de convencer a los inversionistas de que ésta vez el candidato de Morena, en su tercera campaña presidencial, sí había cambiado.

 

Alfonso Romo se cansó de repetir que López Obrador ya había revisado los contratos derivados de la reforma energética y aseguró que había encontrado transparentes y legítimos los mismos y que no habría contrareformaenergética. Rocío Nahle, de las integrantes de Morena más cercanas a López Obrador y quien será, según dijo el propio Andrés Manuel, la próxima secretaría de Energía si el tabasqueño gana las elecciones, se había encargado de desmentir una y otra vez a Romo, diciendo que desde el gobierno se revertiría la reforma energética. En la Convención Bancaria fue el propio López Obrador el que se encargó de ratificar lo dicho por Nahle, asegurando que lerecomendaba a los inversionistas frenar las inversiones en el sector hasta que se establecieran nuevas políticas y asegurando que la reforma aprobada este sexenio sería revisada

El propio López Obrador hace exactamente un año dijo que haría un referéndum para que la gente decidiera si mantenía o no esa reforma, un mecanismo muy lejano de lo que plantean las leyes: para reformar la constitución (y la reforma energética es constitucional) se requieren dos tercios de los votos del Congreso y más de la mitad de los Congresos Estatales. Desde el punto de vista legal sería casi imposible modificar la reforma energética. Pero Andrés Manuel ya ha dicho que esas decisiones las tomará “el pueblo”, no el Congreso.

Algo similar ocurre con el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México. La oposición de Andrés Manuel a esa obra es sencillamente irracional. En la misma Convención Bancaria dijo que no terminaría el nuevo aeropuerto (estará con más de la mitad de su primera etapa concluida para cuando inicie el próximo sexenio), pese a la inversión de miles de millones de dólares, los contratos firmados y los proyectos de las aerolíneas nacionales e internacionales. 

Salió con la idea, ya abandonada hace más de una década, de construir dos nuevas pistas en la base militar de Santa Lucía, a más de 60 kilómetros de la Ciudad de México, dejando en funcionamiento el actual aeropuerto, aunque los estudios internacionales serios dicen que eso es imposible y no tiene lógica: ¿se imagina que un turista lleguede Europa, por ejemplo, a Santa Lucía y quiera volar a Cancún teniendo que hacer un trasbordo de un aeropuerto aotro situado a más de 60 kilómetros de distancia, con un traslado de horas? ¿Qué aerolínea querrá tener de esa forma dividida su infraestructura y su gente? ¿Cree que construir un aeropuerto es tan sencillo como construir dos pistas? (es probable: dice que perforar un pozo petrolero en alta mar es tan fácil como perforar un pozo de agua) ¿no piensa construir una terminal, no piensa tener comercios, hoteles, vías de comunicación, acceso para los miles de trabajadores?¿se imagina la logística de un aeropuerto?

Pero hay algo más grave. Andrés Manuel dijo el lunes en Zacatecas que “los que tienen esos contratos (del nuevo aeropuerto) no tienen por qué preocuparse, porque van a tener esos contratos, nada más que esos volúmenes de obra que están construyendo ahora en el aeropuerto de Texcoco, van a hacer ese trabajo, y van trasladar ese volumen de obra, van a hacer lo mismo, pero se van a construir las pistas pero en el aeropuerto de Santa Lucía Se van a respetar los contratos, pero no solo eso, los que tienen bonos por esas inversiones, porque fueron bonos que se pusieron al mercado, que tengan confianza porque el gobierno federal va a respaldar esos bonos, es decir, no van a perder, se van a respetar esos bonos, y no van a ser afectados.

O sea que los actuales contratistas “simplemente” llevarán sus obras a otro lugar y los que han invertido enbonos para financiarla seguirán recibiendo sus rendimientosaunque sea de una obra distinta. Es un sinsentido completo. Si alguien tiene un contrato para realizar una obra determinada en un lugar, con un costo y un rendimiento ya establecido, no puede simplemente decir, bueno, ahora me llevo la obra a otro lado y simplemente transfiero el costo, más aún cuando buena parte de esas obras ya están licitadas, iniciadas y algunas estarán ya terminadas. Por otra parte, tendría que saber que si alguien invierte en un proyecto, no se siente satisfecho ni económica ni legalmente si simplemente le dicen que su inversión se va a utilizar en otra cosa. Si alguien compra acciones de una empresa no le pueden decir, no se preocupe, invertí su dinero en otra empresa que usted no conoce ni apruebaNadie invertirá sino se le garantiza, por lo menos, seguridad jurídica en sus negocios.

Hablando de certidumbre jurídica. El que el notario Salvador Cosio haya desconocido su firma y su participación en los contratos relacionados con Ricardo Anaya, con los que se cambiaron propietarios de la empresa fantasma de Barreiro, es un golpe durísimo para la causa del candidato del Frente. Ha iniciado un proceso por falsificación de documentos, que se une a las demás denuncias. Y Anaya sigue sin dar explicaciones.

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