Cuando el destino nos alcanzó
Columna

Cuando el destino nos alcanzó

07-09-2018 En México, como en buena parte de América Latina y otras regiones del mundo, sencillamente no estamos viendo ni previendo el futuro, en ocasiones tampoco el presente. La transformación del mundo, desde la vida personal hasta la producción que devienen de las nuevas tecnologías e instrumentos científicos, ya nos ha alcanzado y seguimos cerrando los ojos ante ello o buscando recetas para retrasar o ignorar un cambio de inexorablemente nos va a alcanzar a todos. 

 

Acaban de publicarse dos libros excelentes sobre esa transformación y sus consecuencias, no en un lejano futuro sino en la actualidad que deberían ser motivo de reflexión de cualquier político o analista que se precie de trabajar sobre la realidad. Uno se titula 21 lecciones para el siglo XXI, de Yuval Noah Harari, el gran autor israelí de Sapiens (De animales a dioses, se llamó en español) y de Homo Deus. El otro es de nuestro amigo Andrés Oppenheimer, se titula ¡Salvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización. Son dos textos, publicados ambos por Debate, que se complementan y enriquecen mutuamente. Y que abordan una realidad que ninguno de nuestros políticos quiere asumir.

Tuve con Andrés una larga entrevista (que se podrá ver hoy en Todo Personal, en ADN40 a las 22 hs) en la que abordamos cómo este fenómeno pegará en el mundo, en casi todas las profesiones y también en forma muy especial en México.

Le comentaba a Oppenheimer que México y los países emergentes tienen un doble desafío, una doble desigualdad, la desigualdad respecto a las naciones que ya tienen un conocimiento o una potencialidad para realizar este cambiotecnológico y científico y, además, tenemos una profunda desigualdad interna, que hará más costoso y difícil este cambio.

“Por una parte, opina Andrés Oppenheimer, lo que tú dices es cierto, pero el otro punto es que México se ha robotizado y mecanizado muy poco comparado, por ejemplo, con otros países manufactureros como China, que se está robotizando muchísimo más y México puede perder competitividad porque no tiene la automatización que ya tiene China. Por otra parte, hay un tema de educación, porque los países que más van a poder sobrellevar esto van a ser los países de mejor calidad educativa, donde México está rezagado. Esto le va a pegar mucho más México que a otros países, porque México es un país más manufacturero que otros: Argentina, Brasil, Perú, Chile, viven más de las materias primas. A México y a China, esto le va a pegar mucho más que a Estados Unidos porque ahí es donde están las fábricas y en las fábricas manufactureras es donde los robots están reemplazando a la gente mucho más rápido y mucho más que nunca por un motivo fundamental que es que los robots son cada vez más baratos y cada vez más inteligentes“.

“Hasta hace poco, continúa Andrés, un robot era una unidad, un aparato, una máquina que tú programabas para pintar una pared o para clavar un clavo diez mil veces por día en una fábrica manufacturera o para atornillar un tornillo; hoy día, por la nube, por el cloud computing, ese robot está conectado con el de al lado, con el de al lado, con el de al lado y todos aprenden de sus errores y de sus aciertos. Los robots existen desde hace 50 años, pero ahora están pegando un salto cuántico porque están comunicados. Además hoy son muchísimo más baratos. Hace ocho años un robot en una fábrica automotriz, por ejemplo, costaba lo equivalente a poco más de cinco años del salario y las prestaciones de un trabajador, eso ya hoy en día ha bajado a un año y el robot no se toma vacaciones, trabaja tres turnos, no pide aumento de sueldo, no se sindicaliza, no chatea en horas de trabajo, entonces esto es imparable y le va a pegar a los países manufactureros más fuerte que a los otros.  

Comentando el tema político, le dije que “es imparable, pero al mismo tiempo hay tendencias políticas, el populismo, como se le llama, sea de derecha o de izquierda o lo que sea, en el que parte de su existencia o su razón de ser es que está enfrentando a esta nueva tendencia, regresando al pasado. Es cuando Donald Trump dice: “Vamos a resucitar la industria del carbón”, en buena medida es esto, cuando dice que es el Tratado de Libre Comercio el que le está quitando puestos de trabajo a los estadounidenses. Es algo que no tiene futuro

Según Oppenheimer “no van a poder, Trump está engañando al  mundo diciendo: “Los inmigrantes mexicanos nos están sacando del trabajo, nos están deprimiendo nuestros salarios”, mentira, lo que está eliminando algunos empleos y bajando algunos salarios es la automatización, no son los pobres inmigrantes mexicanos que trabajan de jardineros, de camareros, no trabajan en las fábricas de acero de Detroit. Está engañando a la gente, todos los populistas necesitan culpar a otro, a un país extranjero de los males internos y Estados Unidos no es la excepción. Entonces, va a haber mucho ruido. Yo digo en el libro que así como en los años noventa y en los años dos mil había un movimiento antiglobalización, que no cambió nada pero hizo mucho ruido, ahora vamos a ver un movimiento antirobotización que no va a detener este fenómeno pero va a hacer mucho ruido. Y ya lo estamos viendo”.

¿Ya lo estámos viendo? Quizás, pero no recuerdo un solo político mexicano que tenga el tema en su agenda.

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