17-10-2018 Cada vez que se pone en entredicho alguna declaración del presidente electo López Obrador o las inagotables contradicciones de sus colaboradores sobre los más diversos temas, la respuesta de Andrés Manuel es responsabilizar a la prensa fifí, se esté hablando de los próximos relevos militares, del aeropuerto o de la seguridad. Dice que en los medios hay demasiadas “voladas” y que ocurre porque respaldan intereses contrarios al cambio y que el pueblo votó por el cambio.
En realidad, con un lenguaje más civilizado no es diferente conceptualmente a la opinión de Donald Trump sobre los medios, a los que llama decadentes y mentirosos y cada vez que lo contradicen o exhiben sus contradicciones, les reclama por las fake news que publican. Es un estilo de gobernar y de ejercer el poder cuestionable, con resabios autoritarios pero creo que por sobre todas las cosas es ineficaz.
Veamos algunos de los temas de los que se responsabilizó a la prensa fifí de mal informar en los últimos días. El más delicado sin duda es el militar. Dijo el presidente electo que no desaparecería al ejército y la marina y que eso era un invento de la prensa. En realidad no he visto que nadie, con seriedad, haya dicho en los medios que el próximo gobierno desaparecería al ejército o la marina, pero hemos visto al propio presidente electo y a sus colaboradores más cercanos hacerse bolas al tratar de explicar mínimamente qué harán con las fuerzas armadas y la seguridad.
Han hablado de una guardia civil o de una guardia nacional, incluso de una guardia civil nacional, que no son lo mismo, donde se integrarían policías, soldados y militares, o no, y en ese contexto algunos entendieron, porque no se aclaró, que se podrían fusionar las fuerzas militares en esa nueva instancia. Han hablado del establecimiento de 260 (en otras ocasiones de 246) cuadrantes en los que se dividiría el país, formando fuerzas conjuntas de mil elementos cada uno al mando de un militar. Han hablado de que las fuerzas armadas serían unas fuerzas de paz y en otra ocasión que serían una fuerza desarmada, pero también que serían los militares los que tendrán que garantizar la seguridad pública e interior pero al mismo tiempo desde Morena se rechaza la ley de seguridad interior que le da el marco legal a esa participación que obviamente no puede ser desarmada.
El presidente electo anunció que se darán de alta 50 mil elementos más para el ejército, la marina y la policía, sin especificar más detalles, como para qué se usarían. Habló de que cambiará el sentido de las fuerzas armadas porque, dijo, no hay peligro de un conflicto externo en el país. A todo esto no ha habido una sola declaración en firme de cómo se operará el sistema de seguridad, qué se quiere del ejército, la marina y la policía federal (en torno a la cual ha habido una declaración más contradictoria que la otra), cuál será el diseño institucional y quiénes serán sus mandos, porque evidentemente ni Alfonso Durazo, ni Leonel Cota Montaño (el ex gobernador de Baja California Sur) que será aparentemente el subsecretario de seguridad, son hombres expertos en el tema. Quizás no lo necesitan para ser funcionarios del ramo, pero ello sí es imprescindible en los mandos operativos y mucho más en los secretarios de los institutos armados.
Entonces no es un problema de prensa, es un problema de confusión conceptual basada en un alud de declaraciones confusas y contradictorias. En buena medida ello ocurre porque el presidente electo sigue en campaña recorriendo estados y adaptando su lenguaje al auditorio en turno y al mismo tiempo adelanta los tiempos anunciando proyectos y políticas como si ya gobernara.
El tema de aeropuerto es igual. Se trata de una decisión de Estado y de una de las más importantes que deberá asumir su administración. No es menor. Cancelar Texcoco tendrá un alto costo financiero y será castigado por los mercados y las calificadoras. Es una obra de infraestructura de largo alcance sustentada en una ingeniería financiera sofisticada. Acabarlo de un plumazo es por lo menos poco sensato, aunque sea por los miles de millones que se han invertido ya en una obra de la que se ha concluido un 30 por ciento.
Más allá de que no tiene sentido realizar una consulta popular sobre un tema donde las respuestas deben ser eminentemente técnicas y estratégicas, la pregunta de la consulta está claramente sesgada, no gira en torno a lo que se debe hacer hacia el futuro sino sobre qué hace con el actual y anacrónico aeropuerto capitalino (ahora adicionado también el de Toluca) mientras que el proselitismo del secretario Jiménez Espriú y del constructor Rioboó en torno a la alternativa de Santa Lucía es sencillamente vergonzoso.
No es la prensa, fifí o como se la quiera llamar. No es el mensajero, es el mensaje. Navarrete.
La seguridad, fue el tema central en la comparecencia del secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete, que ha realizado un esfuerzo importante por canalizar en las postrimerías de la actual administración los recursos y esfuerzos, concentrado en puntos neurálgicos a través del programa llamado Escudo Titán. Hay áreas donde persiste la violencia pero en otras, como por ejemplo en Baja California Sur, que parecía condenada al desastre, los avances son notables.