Los ataques a la GN y el factor Gurría
Columna

Los ataques a la GN y el factor Gurría

06-05-2019 Lo ocurrido en los últimos días en el ámbito de la seguridad demuestran por si aún fuera necesario hacerlo, que no sólo estamos lejos de tener avances sustanciales en ese ámbito, sino que también existe un desafío creciente de los grupos criminales contra las autoridades.

 

En los últimos meses, los grupos criminales han ganado protagonismo en distintos espacios territoriales y sociales. No hubo, como se dijo en campaña, una amnistía, pero resulta evidente que la lucha contra los mismos desde el cambio de administración siguió otras rutas. Los propios grupos criminales se están presentando así mismo como “pacificadores” y no parecen tener sobre sí una persecución intensa del Estado. Si hasta noviembre, El Mencho o el Mayo Zambada eran los narcotraficantes más buscados, hoy parece existir mucha más atención en huachicoleros como El Ojos y sus socios, que sobre los capos del narcotráfico.

Cada vez territorios parecen ser terreno fértil para los cárteles sin autoridades que les planten batalla. El día del niño, el Cártel Jalisco Nueva Generación, el mismo que ejerce la violencia sin miramientos en buena parte del país, hizo un reparto masivo de juguetes en 12 municipios veracruzanos. En un comunicado acompañado de las fotos y videos del reparto, decían que “nuestra labor es cuidar y defender los derechos de la gente trabajadora y no permitir que supuestos grupos sigan causando daño a la sociedad en general, aquí estamos, firmes y a la orden”. ¿Y las autoridades?¿y el estado?¿alguien tiene dudas sobre quien manda en buena parte de Veracruz?.

Ese empoderamiento de los grupos criminales tiene también otros efectos. Ni bien comenzó el despliegue de la Guardia Nacional en el sur de Veracruz y en algunas zonas de Puebla, la reacción de los mismos que proclamaban que “su deber es cuidar y defender los derechos de la gente trabajadora” comenzaron a emboscar a policías militares. Se han sucedido los enfrentamientos y los más duros se dieron precisamente en Minatitlán, con dos policías federales muertos y seis heridos. Antes, en Tuxpan, murió en otra emboscada un elemento de la Marina. En Puebla también ha habido enfrentamientos. Algunos argumentan que los mismos no son con narcotraficantes sino con huachicoleros, sin comprender que el robo de combustible es una actividad más del crimen organizado, cuya principales organizaciones se expanden hacia toda actividad que sea lucrativa, y por ende deben ser combatidos como un todo.

A todo eso se suma la violencia que se vive, en forma creciente, en la ciudad de México. Súmele hechos como la inexplicada muerte de Aydeé la joven que murió del un misterioso disparo que nadie vio ni escuchó en el CCH Oriente, el balazo que recibió otra jovencita en una preparatoria del IPN, y la  consiguiente agitación estudiantil (espontánea o trabajada) y el escenario no es nada halagüeño.

Y es que la estrategia de seguridad, como tal, como estrategia, no existe. Lo que aparece en el Plan Nacional de Desarrollo, en una suerte de expresión de deseos que no atiende la gravedad y peculiaridad de la situación. Es necesaria la Guardia Nacional, pero desplegarla sin apoyos serios del ámbito estatal y municipal, sin un trabajo político que vaya de la mano con las tareas policiales, terminará agotando a sus miembros que serán objeto de la violencia de los criminales.

Es urgente establecer mecanismo de comunicación autónomos, separados de los eminentemente políticos, que permitan dar la lucha en la sociedad civil (“ganar mentes y corazones”), al tiempo que se establece un modelo policial único que incluya a todas las policías, de todos los niveles que operan en el país, con mandos, procedimientos y protocolos unificados. De otra forma la GN se quedará sola y aislada.

Gurría

José Angel Gurría es el mexicano más influyente en el ámbito internacional, no sólo en términos económicos sino también políticos. Es un personaje respetado en todo el mundo, que está ya en su segundo periodo encabezando a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, la OCDE, que integra a las economías más grandes del mundo, y sus opiniones son escuchas y atendidas en todos los países sean o no miembros de esa organización. Más allá de eso, es un hombre que habla seis idiomas, con una capacidad y educación tan singular como su talento, que se suma a la larga experiencia que ha adquirido a lo largo de los años.

Decir que Gurría “no tiene calidad moral” para opinar sobre la economía nacional y las políticas del actual gobierno, o de cualquier otro, descalifica a quien lo afirma.

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