La caída de Romero Deschamps
Columna

La caída de Romero Deschamps

16-10-2019 Hoy en la mañana, si no ocurre algo demasiado extraño, Carlos Romero Deschamps presentará su renuncia al cargo de secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, después de 26 años al frente de esa poderosa organización gremial.

Romero Deschamps había logrado reelegirse en diciembre de 2017 al frente del sindicato hasta el 2024, pero la suma de escándalos personales y familiares, las denuncias de corrupción, de negocios injustificables de la cúpula del sindicato con la propia empresa, hacían imposible su permanencia. Cuando el 9 de julio pasado fue detenido su abogado Juan Collado, mientras comían juntos en un restaurante de la ciudad de México, el destino de Romero Deschamps estaba marcado, por lo menos políticamente.

Su salida abrirá una puerta para la renovación de la dirigencia sindical, similar a la que se dio en enero de 1989 cuando cayó Joaquín Hernández Galicia, La Quina. Fue el fin, sólo momentáneo visto lo sucedido luego, de una época de enorme corrupción del sindicato, con personajes impresentables, como quien fuera su mano derecha, principal operador y senador de la república, Salvador Barragán Camacho. Una crónica publicada hace años en Proceso exhibe al senador y al sindicato en la cumbre del poder. “Era un hotel de Las Vegas. Con unos 60 cuates en el casino alrededor de la mesa de juego, Salvador Barragán sudaba. Se negaba a irse sin ganar. Habían jugado unas dos horas. Había perdido millón y medio de dólares. Junto a él, pasándole el dinero y llevando las cuentas estaba su compadre, Héctor García Hernández, El Trampas. Barragán seguía jugando. Otras tres horas. Otro millón y medio. Fue en el bacará. Fue en 1981, un 15 de septiembre”.

El quinazo fue, en efecto, un golpe de poder. Fue, por sobre todas las cosas, una manera de romper con uno de los grupos corporativos más poderosos, que había llegado a amenazar públicamente al presidente De la Madrid si se afectaban sus privilegios. La Quina, en los hechos, se había apropiado de PEMEX e incluso años atrás había quitado de la dirección de la empresa a don Jesús Reyes Heroles, uno de los políticos más prestigiados de la historia del priismo, cuando intentó controlar al sindicato. Al detener a Hernández Galicia, Salinas de Gortari envió muchos mensajes: desde que no aceptaría diluir el poder del Estado frente a poderes fácticos y corporativos, hasta la recuperación del control de la empresa más importante de México, pasando por el desmantelamiento de la fuente de financiamiento ilícito de varios importantes frentes opositores.

Paradójicamente, es casi el mismo mensaje que envía el presidente López Obrador 30 años después con la caída de Romero Deschamps, el hombre que luego de una breve transición, terminó reemplazando a La Quina: demostrar el poder del Estado frente a un poder fáctico y corporativo, buscar la recuperación del pleno control de la empresa y el desmantelamiento de una fuente de financimiento ilícito de sus opositores.

Quién sabe si el destino de Romero Deschamps sea el mismo que el de Hernández Galicia. La Quina estuvo varios años detenido, luego de que el día de su aprehensión apareció un cadaver frente a su casa y en ella un depósito de armas. Romero Deschamps, hace tiempo que vio agotada su resistencia para dejar el control del sindicato. Mañana renunciará e intentará irse a su casa y pasar al olvido. Es lo mejor que le puede pasar. Será el fin de una era, una más de oscuridad en un sindicato rico, poderoso, pero irremediablemente corrupto. Será responsabilidad de la administración López Obrador asegurarse de que, con la salida de Romero Deschamps, no cambie todo para que todo siga igual.

No entiendo

En los prolegómenos de la caída de Romero Deschamps, el presidente Peña se retrata en Barcelona con su nueva pareja, Tania Ruiz, y con su padrino político el ex gobernador Arturo Montiel y su esposa, al mismo tiempo que en la prensa española se publica que a Juan Collado se lo investiga en ese país por lavado de dinero, luego de que se descubrieron transferencias de 10.5 millones de euros a una sucursal del BBVA, días antes de ser detenido, además se reactiva la investigación de sus cuentas en Andorra por 76 millones 500 mil euros que habían sido congeladas por el gobierno español en 2015 y liberadas poco antes de que Peña Nieto dejara el poder a petición del gobierno mexicano. No sé si esos recursos tienen origen lícito o no, lo que resulta increíble es que no visualicen el tsunami que los amenaza y sigan festejando.

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